Candy Ángel una joven de 18 años recién cumplidos se encontraba en la sala de emergencias del Hospital H.L.M, su rostro estaba hinchado y los cardenales se comenzaban a formar en el, una vez más. — Candy, ¿otra vez por aquí? — pregunto el enfermero con aparente preocupación.— Estoy en problemas Ben, ahora sí que no sé qué hacer. — la preocupación en su voz era palpable, al igual que la angustia.— ¿Que sucedió? ¿Por qué está la policía en el hospital?— La vecina vio cuando papá me golpeaba y los llamó, si hablan con el medico sabrán sobre las otras veces y lo arrestarán.La joven rubia tenía la mirada perdida. En su mente miles de imágenes se proyectaban, todas con un mismo final, ella muerta en manos de Aarón, su padre.— Tengo una idea, ven conmigo, larguémonos de aquí, yo puedo conseguir la documentación necesaria, tu padre no podrá encontrarte jamás, podemos continuar con nuestras vidas en otro lugar, ¿qué dices?— Pero… ¿por qué dejarías todo lo que tienes? Tu trabajo de enfer
La fecha llegó, Ben ordenó y a ella solo le quedaba por obedecer. — Pero Ben… no entiendo. — ¿Eres idiota Candy? ¿Qué es lo que no entra en esa cabeza tuya? — Ben le daba golpes en la cabeza con su dedo índice, mientras lo decía. Asiéndola sentir menos que nada. — Es tan fácil lo que te pido, debes tener sexo, solo eso, no debes hablar, ni nada, ¿no eras eso lo que querías cuando veíamos las películas?— Pero tú eres mi novio, yo…— Soy tu novio y tú me obedeces, así de fácil. ¡Si no fuera por mí, estarías muerta! ¿Acaso quieres volver con tú padre? ¿Sabes lo que te hará?, escúchame, cariño, esto es muy importante, necesitamos el dinero, solo será esta vez y después los dos viviremos felices, tendremos nuestra familia y lo más importante, por fin podremos hacer el amor. ¿Acaso no quieres ser mi mujer? — Candy, tan ingenua, tan simple, tan manipulable, le creyó. Pero aún se seguía preguntando…— ¿Por qué no puedo hacerlo contigo primero?— Ya te lo expliqué, yo no duermo con niñas i
A pesar de que trato de ser suave y no lastimarla demás, la cavidad de Candy era muy estrecha, él sintió como su pene era envuelto y apretado, trato de ser delicado, en verdad que trato, pero lo que sentía, esa sensación tan exquisita lo hacía perderse en la lujuria pura, cuando por fin la penetró por completo, se quedó inmóvil dentro de ella, para ayudarla de ese modo a adaptarse a su intromisión, mientras la seguía besando, cuando sintió que sus manos se relajaron un poco, liberó su boca para verla, una lágrima caía de sus hermosos ojos, grabó cada gesto, cada temblor, decidió moverse solo un poco y al ver cómo la joven apretaba los labios se dio cuenta que no era por dolor, si no por placer, lo que provocó que sus movimientos aumentaran y que ella los siguiera, en ese vaivén tan delicioso y nuevo para la joven.— Amir… ah… Amir.Escucharla decir su nombre mientras sentía que estaba por llegar al orgasmo, lo lleno de una dicha que no alcanzaba a comprender, pero lo que más le sorpre
El tiempo pasa muy rápido, o muy lento, todo depende de cuan desesperado estás.Amir por fin se había dado por vencido, parecía que aquella joven de ojos verdes y mirada trasparente no quería ser encontrada, o quizás el dinero que él le dio le sirvió para comenzar una nueva vida, solo le quedaba a él que tendría que aprender a vivir con lo que había hecho, pero ¿y Charly? ¿Él podría seguir callando o debería afrontar su culpa, por guardar silencio?— Señor, no lo entiendo, durante estas 6 semanas lo único que ha hecho es buscar a esa mujer, Candy, y ahora. ¿Lo deja así? ¡¿Como si nada pasara?! — el hombre se sorprendió por la molestia en la voz de su asistente, Charly jamás replicaba nada, y mucho menos ponía en cuestionamientos sus decisiones, camino hacia el ventanal de su enorme oficina y mirando la ciudad a sus pies lo increpó. — ¿Qué es lo que te molesta Charly? Solo la buscaba para recompensar mi error, nada más. No entiendo tus reclamos.— Me molesta mi incompetencia, no sus
Cuando las mujeres quedaron solas, María sintió la necesidad de hablar con Candy, estaba segura de que no se había dado cuenta que estaba en cinta.— Candy, ven mi niña, hablemos un poco, debo decirte algo.— De que quiere hablar María, ¿acaso hice algo mal?— No criatura de Dios, tu no podrías hacer nada mal, pero me gustaría saber, ¿hace cuánto te sientes mal?— Mmm hace unos días, cuando me despierto las cosas me dan vuelta luego se me pasa, y cuando como, me da muchas ganas de vomitar, pero casi siempre se me pasa, solo que hoy después del helado no fue así, debe ser que no estoy acostumbrada a comer tantas cosas deliciosas, mira, hasta mi estómago ha crecido. — La ingenua Candy levantó su remera y dejó ver el pequeño, pero notable bulto que crecía en ella. María ya no tuvo dudas, aun as&iac
El tiempo pasaba, y Charly cada vez estaba más contento con su vida, si bien Candy lo seguía mirando como un amigo, el joven se conformaba con eso, él no quería estropear la relación que mantenían, así se lo había recomendado su madre, la joven parecía un animalito, siempre temerosa de la gente extraña, le costaba salir, vivía siempre con miedo de todos, menos de él, quien aprovechaba cada oportunidad cuando salían de la casa para tomarla de la mano, o abrazarla, para enfundarle seguridad y él a cambio conseguía estar aún más cerca de ella. — ¿Lo viste Charly? Mi bebé está creciendo muy bien. 4 meses, ¡ya tiene 4 meses! — Lo vi Candy, pero también escuché lo que dijo el médico, tu cuerpo a sufrido mucho, tienes que cuidarte, tomar tus vitaminas y evitar las escaleras o cualquier tipo de esfuerzo, ya deja de limpiar mi casa por favor, sabes que no debes hacerlo. — No tienes nada de qué preocuparte, no me dejas hacer nada, ni siquiera me dejas lavar tú ropa.
Matt lo vio alterarse y luego recuperar la calma, o por lo menos colocar la máscara que Amir usaba en los negocios. Creyó que todo se debía a lo que veía en la foto, una joven flacucha, con el labio y la nariz rota, además de varios cardenales esparcidos.— Te juro Amir, si todavía no lo he matado es por el hecho de que es mi padre, pero cuando la encuentre, y ella de la orden, los mataré a todos, Aarón, ese tipo que se la llevó, Ben, y a todo aquel que le haya tocado un solo cabello. — Amir sabía que su amigo hablaba en serio, lo conocí muy bien. Él era Matt Ángel, o como lo conocían en el bajo mundo, El Ángel de la muerte.— Yo la encontraré.Y esa promesa era más para él que para Matt, debía encontrarla, y después darle la cara a su amigo, quien sabía bien que no entendería de r
Candy estaba muda, no se atrevió a hablar, el olor que Amir tenía le traía los peores recuerdos y eso la llenaba de miedo, tenía pánico de decir algo y que Amir la golpeara.— ¡¿Qué haces, Amir a donde la llevas?! ¡Bájala ahora! — Amir se giró y le dedicó una sonrisa a su empleado.— Ella vendrá conmigo, yo la cuidaré, tú mejor quédate en silencio, sabes que es lo mejor que puedes hacer.— ¡¿Acaso le preguntaste?! No me importan las consecuencias, si ella no quiere no se irá, ni contigo, ni con nadie.Miro con enfado a Charly estaba a muy poco de arrancar su cabeza y usarla de adorno en su auto, pero se contuvo, luego miro directo a los ojos de Candy, perdiéndose un poco en ellos, ¿que tenía esa joven que lo hacía sentir de esa forma?— Vendr&aac