Nueve meses después de contraer matrimonio, Candy dio a luz a su hija, igual que como sucedió con Eros, esa noche de pasión en aquel hotel tuvo sus consecuencias, Zafiro solo obtuvo su nombre luego de una semana de nacida, los padres de la pequeña no llegaban a un acuerdo con su nombre, Candy quería llamarla Atenea y Amir Ámbar, pero ambos cambiaron de parecer cuando los ojos de su pequeña se dejaron ver con claridad, eran aún más azules que los de su padre y su rostro era el vivo retrato de sus madre. Durante unos años vivieron en calma y tranquilidad, hasta que los pequeños niños comenzaron el colegio, no solo Amir cuidaba de mantener la identidad de sus hijos lejos del foco de los paparazzi, también lo hacía Matt, quien al igual que su hermana tenía una pareja de niños, Hades y Dulce, los empresarios sabían muy bien cuantas personas querían verlos sufrir, y que mejor manera de conseguirlo que a través de sus hijos, pero todo se salió de control cuando los niños comenzaron el coleg
Melody y Matt terminaron de limpiar todo su pasado justo para ver la llegada de sus nuevos sobrinos, Amir gustoso acepto la recomendación que le hizo el doctor y se sometió a la vasectomía, la vida de esta pareja estuvo llena de altos y bajos, como cualquier familia normal, si bien sus sobrinos y sus dos hijos mayores, jamás olvidaron lo que sucedió aquel día en el bosque, lo superaron, aunque a Hades le llevaría años volver a llamar papá a Matt, para él el hecho que su encantadora tía casi pierde la vida aquel día lo lleno de rencor hacia Matt, pero al fin pudo perdonarlo, para cuando Eros y Hades marcharon a la universidad, a Candy y Amir aún les quedaba mucho trabajo por delante, Zafiro y Dulce aún les faltaba un año más para marchar junto a sus hermanos, y es que los hijos de Melody jamás se fueron de la mansión de su tía Candy y Mel lo entendió, Candy tenía una conexión con los niños única, Rosita creció como una hija más del matrimonio y ante los ojos de todos ella era una Zabet
Candy Ángel una joven de 18 años recién cumplidos se encontraba en la sala de emergencias del Hospital H.L.M, su rostro estaba hinchado y los cardenales se comenzaban a formar en el, una vez más. — Candy, ¿otra vez por aquí? — pregunto el enfermero con aparente preocupación.— Estoy en problemas Ben, ahora sí que no sé qué hacer. — la preocupación en su voz era palpable, al igual que la angustia.— ¿Que sucedió? ¿Por qué está la policía en el hospital?— La vecina vio cuando papá me golpeaba y los llamó, si hablan con el medico sabrán sobre las otras veces y lo arrestarán.La joven rubia tenía la mirada perdida. En su mente miles de imágenes se proyectaban, todas con un mismo final, ella muerta en manos de Aarón, su padre.— Tengo una idea, ven conmigo, larguémonos de aquí, yo puedo conseguir la documentación necesaria, tu padre no podrá encontrarte jamás, podemos continuar con nuestras vidas en otro lugar, ¿qué dices?— Pero… ¿por qué dejarías todo lo que tienes? Tu trabajo de enfer
La fecha llegó, Ben ordenó y a ella solo le quedaba por obedecer. — Pero Ben… no entiendo. — ¿Eres idiota Candy? ¿Qué es lo que no entra en esa cabeza tuya? — Ben le daba golpes en la cabeza con su dedo índice, mientras lo decía. Asiéndola sentir menos que nada. — Es tan fácil lo que te pido, debes tener sexo, solo eso, no debes hablar, ni nada, ¿no eras eso lo que querías cuando veíamos las películas?— Pero tú eres mi novio, yo…— Soy tu novio y tú me obedeces, así de fácil. ¡Si no fuera por mí, estarías muerta! ¿Acaso quieres volver con tú padre? ¿Sabes lo que te hará?, escúchame, cariño, esto es muy importante, necesitamos el dinero, solo será esta vez y después los dos viviremos felices, tendremos nuestra familia y lo más importante, por fin podremos hacer el amor. ¿Acaso no quieres ser mi mujer? — Candy, tan ingenua, tan simple, tan manipulable, le creyó. Pero aún se seguía preguntando…— ¿Por qué no puedo hacerlo contigo primero?— Ya te lo expliqué, yo no duermo con niñas i
A pesar de que trato de ser suave y no lastimarla demás, la cavidad de Candy era muy estrecha, él sintió como su pene era envuelto y apretado, trato de ser delicado, en verdad que trato, pero lo que sentía, esa sensación tan exquisita lo hacía perderse en la lujuria pura, cuando por fin la penetró por completo, se quedó inmóvil dentro de ella, para ayudarla de ese modo a adaptarse a su intromisión, mientras la seguía besando, cuando sintió que sus manos se relajaron un poco, liberó su boca para verla, una lágrima caía de sus hermosos ojos, grabó cada gesto, cada temblor, decidió moverse solo un poco y al ver cómo la joven apretaba los labios se dio cuenta que no era por dolor, si no por placer, lo que provocó que sus movimientos aumentaran y que ella los siguiera, en ese vaivén tan delicioso y nuevo para la joven.— Amir… ah… Amir.Escucharla decir su nombre mientras sentía que estaba por llegar al orgasmo, lo lleno de una dicha que no alcanzaba a comprender, pero lo que más le sorpre
El tiempo pasa muy rápido, o muy lento, todo depende de cuan desesperado estás.Amir por fin se había dado por vencido, parecía que aquella joven de ojos verdes y mirada trasparente no quería ser encontrada, o quizás el dinero que él le dio le sirvió para comenzar una nueva vida, solo le quedaba a él que tendría que aprender a vivir con lo que había hecho, pero ¿y Charly? ¿Él podría seguir callando o debería afrontar su culpa, por guardar silencio?— Señor, no lo entiendo, durante estas 6 semanas lo único que ha hecho es buscar a esa mujer, Candy, y ahora. ¿Lo deja así? ¡¿Como si nada pasara?! — el hombre se sorprendió por la molestia en la voz de su asistente, Charly jamás replicaba nada, y mucho menos ponía en cuestionamientos sus decisiones, camino hacia el ventanal de su enorme oficina y mirando la ciudad a sus pies lo increpó. — ¿Qué es lo que te molesta Charly? Solo la buscaba para recompensar mi error, nada más. No entiendo tus reclamos.— Me molesta mi incompetencia, no sus
Cuando las mujeres quedaron solas, María sintió la necesidad de hablar con Candy, estaba segura de que no se había dado cuenta que estaba en cinta.— Candy, ven mi niña, hablemos un poco, debo decirte algo.— De que quiere hablar María, ¿acaso hice algo mal?— No criatura de Dios, tu no podrías hacer nada mal, pero me gustaría saber, ¿hace cuánto te sientes mal?— Mmm hace unos días, cuando me despierto las cosas me dan vuelta luego se me pasa, y cuando como, me da muchas ganas de vomitar, pero casi siempre se me pasa, solo que hoy después del helado no fue así, debe ser que no estoy acostumbrada a comer tantas cosas deliciosas, mira, hasta mi estómago ha crecido. — La ingenua Candy levantó su remera y dejó ver el pequeño, pero notable bulto que crecía en ella. María ya no tuvo dudas, aun as&iac
El tiempo pasaba, y Charly cada vez estaba más contento con su vida, si bien Candy lo seguía mirando como un amigo, el joven se conformaba con eso, él no quería estropear la relación que mantenían, así se lo había recomendado su madre, la joven parecía un animalito, siempre temerosa de la gente extraña, le costaba salir, vivía siempre con miedo de todos, menos de él, quien aprovechaba cada oportunidad cuando salían de la casa para tomarla de la mano, o abrazarla, para enfundarle seguridad y él a cambio conseguía estar aún más cerca de ella. — ¿Lo viste Charly? Mi bebé está creciendo muy bien. 4 meses, ¡ya tiene 4 meses! — Lo vi Candy, pero también escuché lo que dijo el médico, tu cuerpo a sufrido mucho, tienes que cuidarte, tomar tus vitaminas y evitar las escaleras o cualquier tipo de esfuerzo, ya deja de limpiar mi casa por favor, sabes que no debes hacerlo. — No tienes nada de qué preocuparte, no me dejas hacer nada, ni siquiera me dejas lavar tú ropa.