El auto se detuvo frente a mi edificio, Matt se encargó de ayudarnos pero insistí en que no era necesario. Kim tomó las bolsas decidiendo dejarme a solas con el chico. Iba a matarla por eso.
—Gracias por traernos—sonreí un poco. Duke se había quedado en el asiento de copiloto mirando jugando con una pequeña pelota.
—De nada, señorita.
—Puedes llamarme Susan, señorita es algo...incómodo—pedí. Río bajo haciéndome sentir algo de felicidad, sus ojos café brillaron.
—De acuerdo, Susan—caminó hacia su auto. Subí los escalones con el bolso que había llevado al parque, me giré mirándolo.
— ¿Te veré en la cafetería?—alcé un poco la voz. Abrió la puerta del auto pero antes de subir asintió con una sonrisa la cual ya estaba acostumbrada a ver.
Entré al edificio al ver que el auto desaparecía, ¿Qué demonios acaba de ser eso? ¿Acabo de preguntarle si iba a volver a verlo? Que estúpida soy, es obvio que quiso traernos como recompensa por haber conseguido a su perro, subí al departamento en el ascensor, Kim caminaba de un lado a otro en la cocina sacando todo de las bolsas.
— ¿Y Matt?
—Se fue—dejé mi bolso sobre una de las sillas. Quité mi chaqueta notando su mirada— ¿Qué?
— ¿Por qué no lo invitaste a pasar?
—Tenía cosas más importantes por hacer...
—Estás mintiendo—colocó sus brazos en jarra—Ni siquiera le preguntaste, ¿Cierto?
—Kim, es un extraño, no lo invitaré a mi casa—la ayudé a guardar las cosas.
—Pues no parecían tan extraños en el auto, tienen cosas en común, incluso más de lo que tuviste con Max—señaló. Me detuve mirándola con enojo—Lo siento, no quise decir...
—Mejor guarda las cosas, iré a bañarme—tomé mi bolso y la chaqueta encerrándome en mi habitación. Dejé todo sobre la cama parpadeando varias veces, no podía llorar ahora.
Al estar bajo el agua de la ducha cerré mis ojos sintiendo como caía todo sobre mi cuerpo, mi cabeza iba a explotar, recordé como conocí a Max, Teresa necesitaba algunas cosas para la decoración de su casa, la chica recién se había mudado y necesitaba reparar algunos bombillos, cables y enchufes, las primeras miradas, las primeras sonrisas, los primeros sentimientos, todo, todo se lo había llevado él con su estúpida sonrisa.
Con mi espalda contra la pared fría me dejé caer sollozando, el sonido del agua cubría mi llanto y las gotas se confundían con mis lágrimas, abracé mis piernas sintiéndome tan destrozada como hace seis meses. ¿Por qué no pude tener un final feliz? El recuerdo de Teresa en el parque me colocó peor, la chica había seguido con su vida como si nada, ¿Por qué no podía hacer lo mismo?
La televisión estaba encendida con el volumen bajo, había comenzado a llover un poco, me encontraba con la pijama puesta abrazando mi gran almohada, las lágrimas se habían desaparecido, mi mente estaba en blanco o por lo menos eso quería creer.
— ¿Puedo pasar?
—Adelante.
Kimberly entró con una bandeja, me mantuve en mi posición con la vista fija en la pantalla, dejó lo que traía sobre la mesa de noche para luego recostarse a mi lado con un suspiro.
— ¿Está interesante la serie?
—No está mal—contesté sin moverme.
—Susan, lo siento—respiré profundo—No debí decir aquello es sólo que...a veces quisiera verte tan feliz como antes con alguien más.
—Y yo quiero que entiendas que en estos momentos no me siento lista—la interrumpí al instante siendo fría—Todavía estoy recuperándome, quiero estar sola en este instante, amo mi soledad, nadie puede lastimarme en ella.
—Lo sé, lo siento, ¿Me perdonas?—se acercó a mí. La miré incrédula—Prometo no insistir más.
—Está bien—la abracé escuchando su risa.
En el desayuno revisaba mi celular, borraba algunas cosas que sólo ocupaban espacio en el aparato. El cereal se mantenía tibio, me gustaba juntarlo con la leche algo caliente, un nudo en mi garganta apareció cuando nuestra foto salió en pantalla. Max y yo sonriendo juntos, fue el día que cumplimos dos meses de habernos conocido. El chico me había llevado a cenar a un lujoso restaurante, fue tan hermoso y romántico que nunca podré olvidarlo.
Recuerdo haber reído esa noche, nuestros labios se unían a cada minuto, estaba tan confiada de que me amaba, de que ambos sentíamos lo mismo, estaba totalmente ciega. Noté cierto parecido en su rostro con el de Matt, negué con la cabeza desapareciendo esas ideas locas. El chico no me buscó, nunca le di lo que quería, sólo una aventura entre sábanas.
Sí, incluso teniendo veinticuatro años seguía siendo virgen. Ningún hombre me ha tocado aún, en un principio a Max le costó aceptar no tocarme hasta la boda, siempre era tan dulce pero cuando la intensidad lo dominaba podía ser salvaje y aquello no me gustaba.
Suspiré presionando la opción de "Eliminar".
Algunas veces la vida debería tener ese botón, todo sería más sencillo y menos complicado.
¡Lunes! Inicio de la semana, el día que tiene más alboroto y más clientes en la cafetería a mi parecer. Llegué al trabajo como a las 12:50. A la 1:00 comenzaba mi turno, saludé algunos de mis compañeros cambiándome en los vestidores de mujeres. El uniforme de aquí no era la gran cosa. Unos pantalones de vestir negro, camisa de tirantes blanca con un chaleco de pocas mangas color gris, Kimberly lo odiaba pero yo lo amaba. Era mejor que caminar entre los hombres con una falda.Preferí dejar mi cabello suelto notando algunos rulos en las puntas, tomé unos débiles mechones sosteniéndolos con una liga blanca, sonreí un poco frente al pequeño espejo de mi casillero. Un día común y corriente.—Adivina quién me acaba de escribir—escuché decir a una muy contenta Kim.—No lo sé pero estoy segura de que vas a de
La cena había sido demasiado buena para mi gusto, a pesar de las dudas que Matt me dejaba todo había transcurrido bien. Me sorprendí a mí misma al descubrir que quería repetirlo pero no, no volvería a caer. Mientras Matt conducía, la música sonaba en un volumen perfecto para el momento. Algunos autos circulaban por la ciudad mientras las luces nos acompañaban a cualquier lugar que fuéramos.— ¿Qué te pareció la cena? ¿Valió la pena mi invitación?—preguntó sacándome de mis pensamientos.—Creo que sí—sonreí un poco—Gracias por esa exquisita comida.—No hay de qué—sonrió satisfecho por ese cumplido— ¿Mañana debes trabajar?—Así es—suspiré—A la misma hora de siempre.— ¿Sabes? Este viernes hay un
Era jueves finalmente, la semana se había ido con lentitud, Kim terminaba de arreglarse para ir con Carlos a la fiesta, veía una película de acción en la televisión, ya me sabía el final la había visto miles de veces.—¿Qué te parece?—miré a mi amiga que había salido con una falda algo corta que se movía con cada movimiento, blusa negra que brillaba con cualquier tipo de luz y una chaqueta blanca sin ignorar las botas de tobillos con tacones. Su cabello iba suelto completamente liso, sonrió esperando una respuesta.—Todo lo que tienes grita tu nombre.—Gracias—río un poco acercándose a su celular que dejo en la mesa— ¿Te quedarás aquí sola?—Estaré bien.— ¿Segura que no quieres ir?—se sentó a mi lado suplicando—Podrías invitar a Matt.
La fiesta había transcurrido sin problema, creí que el ambiente sería incómodo pero no, Matt realmente hacía que todo estuviera bien. De vez en cuando lo miraba pensativa, ¿Realmente iba a besarlo? ¿Realmente sentía algo lo suficientemente fuerte como para querer besarme o simplemente era un juego? Perfecto, era la chica perfecta para esos estúpidos juegos.Kim había salido a encontrarse con su madre, debían hacer algunas remodelaciones a la cafetería, yo en cambio me encontraba sentada frente a un espejo, estaba en la peluquería, después de tanto pensarlo decidí que era momento de cambiar de apariencia. Quizás el hecho de ver a Matt era de ayuda también.Después de salir de allí quise ir a comprar algo adecuado para esta noche, la tarde en la cafetería fue muy estresante, no supe cuántos clientes había atendido, mant
Era la hora de cenar, mantenía mi vista en mis cubiertos. Sentía las miradas no tan discretas de Max, la tensión en mis hombros comenzaba a doler, miré la mano que se acercaba tomando la mía, Matt me sonreía un poco intentando animarme, quise devolverle el gesto pero no, el muy idiota sabía que seguía furiosa con él. ¿Qué planeaba con todo esto?Aparté mi mano enderezándome en mi lugar pinchando la pasta que estaba en mi plato, los señores Miller hablaban sobre algo que no podía comprender. Aquellos señores iban a ser mis suegros, lo fueron por un tiempo pero su hijo tuvo el descaro de engañarme con mi mejor amiga. Aris, la prima de los gemelos, se encontraba frente a mí, sonrió un poco mirándome.—Matt me dijo que trabajas en la cafetería del centro.—Sí, así es.Max charlaba ahora co
Desperté con un dulce y exquisito olor acompañándome, no me costó identificarlo, sabía de quien era. Estiré mis brazos y piernas intentando despertar cada parte de mi cuerpo, bostecé un poco abriendo mis ojos encontrándome con las ventanas llenas de gotitas, estaba lloviendo y... ¿Dónde estaba? Esta no era mi habitación.Me levanté quedando sentada en la suave cama, mi cabello estaba hecho un desastre, pasé mis manos por mis ojos para despertarme. Cierto, me había quedado despierta hasta tarde charlando con Matt, me sonrojé al caer en cuenta de que estaba durmiendo en su habitación. Sonreí mordiendo mi labio incorporándome, sentía la madera fría bajo mis pies descalzos, salí del cuarto bajando las escaleras a la sala pero el ruido de la cocina llegó hasta mí.— ¡Duke!—sonreí en cuanto e
En un principio no sabía si estaba bien o no decirle a Matt sobre la presencia de su hermano en la cafetería, de no ser por Kimberly, el chico ni se hubiera enterado. Estuvo bastante furioso por unos días, según él, le había dado un buen discurso a Max pero estaba segura de que él ni siquiera lo escucharía.Los días pasaban volando y al parecer no me cansaba de las bromas de Matt, me gustaba el hecho de que cada vez que charláramos me hiciera reír, en algunas ocasiones me recordaba lo mucho que le encantaba, nunca pude controlar esos sonrojos repentinos, así como disfrutaba acomodar mi cabello suelto cuando andaba despeinado, yo tomé una nueva costumbre. Siempre que nos veíamos jugaba con su cabello largo todo el tiempo, a Matt le encantaban esas caricias suaves.Max se apareció un par de veces más intentando conquistarme, le había dicho que perd&iacut
Caminaba junto a mi carrito lleno de cosas por los pasillos del supermercado, Kim se había quedado con Carlos y no quería imaginar lo que estaban haciendo. Tomé algunas cosas salteadas que faltaban en la casa, mi carrito chocó con el de alguien más.—Lo siento—me disculpé pero luego me arrepentí. Frente a mí estaba Teresa.Por lo menos prefería verla a ella que a Max.— ¡Susan! Hola—sonrió con entusiasmo—Vaya, segunda vez que nos encontramos.—Sí, así parece—recordé lo que Matt había dicho. Ella trabajaba con él, ¿Acaso también seducía al hermano del ex prometido de su mejor amiga? ¿Acaso ella recordaba que éramos buenas amigas?— ¿Muchas bocas que alimentar?Su carrito estaba más lleno que el mío, ella nunca comía de más, s