La cena había sido demasiado buena para mi gusto, a pesar de las dudas que Matt me dejaba todo había transcurrido bien. Me sorprendí a mí misma al descubrir que quería repetirlo pero no, no volvería a caer. Mientras Matt conducía, la música sonaba en un volumen perfecto para el momento. Algunos autos circulaban por la ciudad mientras las luces nos acompañaban a cualquier lugar que fuéramos.
— ¿Qué te pareció la cena? ¿Valió la pena mi invitación?—preguntó sacándome de mis pensamientos.
—Creo que sí—sonreí un poco—Gracias por esa exquisita comida.
—No hay de qué—sonrió satisfecho por ese cumplido— ¿Mañana debes trabajar?
—Así es—suspiré—A la misma hora de siempre.
— ¿Sabes? Este viernes hay un
Era jueves finalmente, la semana se había ido con lentitud, Kim terminaba de arreglarse para ir con Carlos a la fiesta, veía una película de acción en la televisión, ya me sabía el final la había visto miles de veces.—¿Qué te parece?—miré a mi amiga que había salido con una falda algo corta que se movía con cada movimiento, blusa negra que brillaba con cualquier tipo de luz y una chaqueta blanca sin ignorar las botas de tobillos con tacones. Su cabello iba suelto completamente liso, sonrió esperando una respuesta.—Todo lo que tienes grita tu nombre.—Gracias—río un poco acercándose a su celular que dejo en la mesa— ¿Te quedarás aquí sola?—Estaré bien.— ¿Segura que no quieres ir?—se sentó a mi lado suplicando—Podrías invitar a Matt.
La fiesta había transcurrido sin problema, creí que el ambiente sería incómodo pero no, Matt realmente hacía que todo estuviera bien. De vez en cuando lo miraba pensativa, ¿Realmente iba a besarlo? ¿Realmente sentía algo lo suficientemente fuerte como para querer besarme o simplemente era un juego? Perfecto, era la chica perfecta para esos estúpidos juegos.Kim había salido a encontrarse con su madre, debían hacer algunas remodelaciones a la cafetería, yo en cambio me encontraba sentada frente a un espejo, estaba en la peluquería, después de tanto pensarlo decidí que era momento de cambiar de apariencia. Quizás el hecho de ver a Matt era de ayuda también.Después de salir de allí quise ir a comprar algo adecuado para esta noche, la tarde en la cafetería fue muy estresante, no supe cuántos clientes había atendido, mant
Era la hora de cenar, mantenía mi vista en mis cubiertos. Sentía las miradas no tan discretas de Max, la tensión en mis hombros comenzaba a doler, miré la mano que se acercaba tomando la mía, Matt me sonreía un poco intentando animarme, quise devolverle el gesto pero no, el muy idiota sabía que seguía furiosa con él. ¿Qué planeaba con todo esto?Aparté mi mano enderezándome en mi lugar pinchando la pasta que estaba en mi plato, los señores Miller hablaban sobre algo que no podía comprender. Aquellos señores iban a ser mis suegros, lo fueron por un tiempo pero su hijo tuvo el descaro de engañarme con mi mejor amiga. Aris, la prima de los gemelos, se encontraba frente a mí, sonrió un poco mirándome.—Matt me dijo que trabajas en la cafetería del centro.—Sí, así es.Max charlaba ahora co
Desperté con un dulce y exquisito olor acompañándome, no me costó identificarlo, sabía de quien era. Estiré mis brazos y piernas intentando despertar cada parte de mi cuerpo, bostecé un poco abriendo mis ojos encontrándome con las ventanas llenas de gotitas, estaba lloviendo y... ¿Dónde estaba? Esta no era mi habitación.Me levanté quedando sentada en la suave cama, mi cabello estaba hecho un desastre, pasé mis manos por mis ojos para despertarme. Cierto, me había quedado despierta hasta tarde charlando con Matt, me sonrojé al caer en cuenta de que estaba durmiendo en su habitación. Sonreí mordiendo mi labio incorporándome, sentía la madera fría bajo mis pies descalzos, salí del cuarto bajando las escaleras a la sala pero el ruido de la cocina llegó hasta mí.— ¡Duke!—sonreí en cuanto e
En un principio no sabía si estaba bien o no decirle a Matt sobre la presencia de su hermano en la cafetería, de no ser por Kimberly, el chico ni se hubiera enterado. Estuvo bastante furioso por unos días, según él, le había dado un buen discurso a Max pero estaba segura de que él ni siquiera lo escucharía.Los días pasaban volando y al parecer no me cansaba de las bromas de Matt, me gustaba el hecho de que cada vez que charláramos me hiciera reír, en algunas ocasiones me recordaba lo mucho que le encantaba, nunca pude controlar esos sonrojos repentinos, así como disfrutaba acomodar mi cabello suelto cuando andaba despeinado, yo tomé una nueva costumbre. Siempre que nos veíamos jugaba con su cabello largo todo el tiempo, a Matt le encantaban esas caricias suaves.Max se apareció un par de veces más intentando conquistarme, le había dicho que perd&iacut
Caminaba junto a mi carrito lleno de cosas por los pasillos del supermercado, Kim se había quedado con Carlos y no quería imaginar lo que estaban haciendo. Tomé algunas cosas salteadas que faltaban en la casa, mi carrito chocó con el de alguien más.—Lo siento—me disculpé pero luego me arrepentí. Frente a mí estaba Teresa.Por lo menos prefería verla a ella que a Max.— ¡Susan! Hola—sonrió con entusiasmo—Vaya, segunda vez que nos encontramos.—Sí, así parece—recordé lo que Matt había dicho. Ella trabajaba con él, ¿Acaso también seducía al hermano del ex prometido de su mejor amiga? ¿Acaso ella recordaba que éramos buenas amigas?— ¿Muchas bocas que alimentar?Su carrito estaba más lleno que el mío, ella nunca comía de más, s
Cuando Kimberly llegó me encontraba durmiendo en mi habitación, al menos eso me dijo, no quería contarle lo que había pasado con Max. Si se enteraba que había estado a solas conmigo por unos minutos se enojaría demasiado, Matt me envió algunos mensajes preocupado de que no le escribiera, en otro momento me habría causado ternura pero ahora sólo quería estar sola.El trabajo en la cafetería era muy agitado ese día, lloviznaba en la ciudad lo cual causaba más alboroto y clientela. Por la tarde, como siempre, el chico de ojos café asistió pero no quería que lo atendiera, quería hablar conmigo.—Estoy trabajando ahora.—Esperaré, no importa.—Matt...—Voy a esperar, Susan—su voz fue segura y su rostro estuvo serio. Sin decir más seguí con lo mío.Cuando el turno hab&iacut
No sabía si la conversación con Matt había sido buena o mala pero después de eso, pasaron más días sin verlo ni saber de él. ¿Por qué me preocupaba? Estaba haciendo lo correcto, el pobre se había enamorado de la persona equivocada. Kimberly no tocó el tema, al contrario, estuvo en silencio lo cual es extraño en ella, mi cabeza iba a explotar. Me despertaba en las madrugadas pensando.Miraba mi celular por horas dispuesta a enviarle un mensaje pero de nuevo me reprochaba, lo guardaba en mi bolsillo y continuaba mi día.El sábado había llegado, terminaba de arreglarme para ir a casa de Teresa. Mi cuerpo hacía cada movimiento automático, mi mente estaba entre los hermanos Miller. ¿Realmente estaba haciendo lo correcto?Esperé un taxi, al subir le di la dirección. Le escribí a Teresa para que supiera que iba en camino, la