Poco a poco fui despertando, escuché algo parecido a voces lejanas. La imagen fue despejándose lentamente permitiéndome ver a Matt junto a Kimberly. El chico acarició mi mano besando mi frente.
—Gracias a Dios que despertaste—susurró con una pequeña sonrisa de alivio.
—Estábamos muy preocupados—añadió Kim— ¿Cómo te sientes?
—Un poco adolorida—admití. Aclaré mi garganta mirando la habitación blanca en la que me encontraba, al recordar lo sucedido me preocupé—El bebé...
—Está bien, no debes preocuparte, es más fuerte de lo que creíamos—calmó Matt sin soltarme. Lo abracé con fuerza temiendo soltarlo, Kim al ver la situación decidió dejarnos solos unos minutos. Comencé a sollozar recordando todo lo sucedido, mi mente estaba echa un l&i
Mi cuerpo estaba cansado y menos adolorido. La nueva habitación a la que me habían trasladado estaba en silencio, podía ver algunos doctores o personas pasar por la ventana que daba al pasillo. Mi vientre había vuelto a la normalidad, como si nunca hubiera crecido, en ese instante una enfermera entró por la puerta con una especie de coche, no pude evitar sonreír al tener una vista mejor de la criatura que estaba dentro.— ¿Cómo se siente la nueva mamá?—preguntó con una sonrisa la joven chica. Tenía un aspecto dulce.—Ansiosa por verla.Tomó a la pequeña en brazos, una manta rosa cubría a la niña. Se acercó a mí dejándola en mis brazos, mi corazón se aceleró por la emoción. Era muy pequeña, tenía miedo de lastimarla o hacer algo mal. Dormía profundamente con una de las prendas que
Era primera vez que visitaría la casa de Aris, la chica cuando supo que el nacimiento de Emilia se había adelantado se molestó tanto de no haber podido estar allí, Kim y ella seguían intentando demostrar quién era mejor madrina para la niña. El auto se detuvo a la hora después por el tráfico, frente a nosotros había una casa de aspecto sencillo. Tomé a la niña en brazos que se había quedado dormida, Matt se encargó del bolso que teníamos preparado para ella con sus cosas.— ¡Llegaron!—nos recibió una alegre Aris. Al ver a la pequeña dormida se disculpó por haber gritado. Entrando a la casa noté que Aris era algo más clásica que su primo. En la sala había cinco personas, tres chicos y dos chicas. Todos saludaron a Matt estando contentos de verlo, Aris se quedó de pie a mi lado, me sentí algo in
Terminando de cepillar mis dientes recogí mi cabello en una coleta despeinada. Hoy sería un largo día, el tiempo cada vez avanzaba más rápido, ahora comprendía cuando escuchaba a mamá decir que los niños crecían en un abrir y cerrar de ojos. Salí del baño encontrando a Emilia en su cuna, estaba de pie mirándome con ese color verdoso. Me acerqué a ella cargándola llenando sus mejillas redondas de dulces besos.—Feliz cumpleaños, cariño—la abracé aferrándola a mí, noté una sonrisita divertida de su parte. Matt se movió un poco en la cama despertando. Duke no dudó en saltarle encima comenzando a lamerlo. Los animales en el edificio ahora estaban permitidos, hubo un problema entre los vecinos y el dueño. Me sentí mucho mejor de que Duke pudiera ladrar con libertad.El primer año de Emilia
Bajé del auto llamando a Matt para que viniera a ayudarme. No podía cargar todas las bolsas y además de eso cargar a Emilia. Mientras subíamos al apartamento pensaba una y otra vez en ese pequeño encuentro con Teresa. Dudaba sobre contarle, no parecía enojado con ella, nunca pareció estarlo al menos desde mi punto de vista. Duke no tardó en correr hacia la niña como siempre, fui con Matt a la cocina sacando todo de las bolsas.—Mi madre llamó.— ¿Todo bien?—lo miré organizar los estantes.—Quería avisar a qué hora llegarían, creo que dijo algo de las dos o tres de la tarde—se mostró inseguro. Asentí deteniendo mi vista en una lata de atún— ¿Te sientes bien, Sussie?Respiré profundo decidiendo decirle.—Teresa estaba en el supermercado—lentamente fue borrando la so
El timbre del apartamento sonó, me apresuré en ir a abrir. Kim sonrió abrazándome, había traído algo para beber. La dejé pasar a la cocina cerrando la puerta luego. Recogí mi cabello en una coleta baja.— ¿Dónde están los demás?—Matt fue con Emilia y Duke a ver unos amigos—contesté. Servía un poco de vino en las copas que sacó del estante—Ayer hablé con papá.— ¿Sobre qué?—recogí mi copa sentándome frente al mesón. Tenía su cabello en una trenza despeinada.—Sobre mis planes—noté que fruncía el ceño—Me iré a París con Matt.— ¿Qué?—dejó de beber— ¿Es enserio?—no supe si estaba molesta o feliz pero cuando chilló de emoción y me abraz&oacu
Desperté un poco sobresaltada. Seguíamos en el avión, Matt estaba junto a mí mientras Emilia dormía en mi pecho sin soltar a su muñeca. Sonreí un poco acariciando su cabello.— ¿Te sientes bien?—Sí, sólo creí que habíamos llegado—recosté mi cabeza en su hombro y él apoyó la suya en la mía tomando una de mis manos entrelazándolas.—Faltan pocos minutos—susurró—Ya verás que les gustará.—Estoy segura que sí.Hubo un largo rato de silencio. Volví a quedarme dormida y cuando desperté era hora de bajarse del avión. Emilia quería seguir durmiendo, tuve que cargarla, abrazó mi cuello con sus pequeños brazos mientras Matt guardaba su muñeca antes de que se perdiera. El ambiente era más frío pero fresco. La m
La lluvia aliviaba la cantidad de clientes en la cafetería, adoraba estos días, limpiaba algunas mesas llevando todo hacia la barra donde Kim organizaba todo. Recogí mi cabello en una coleta baja dejando algunos mechones libres.— ¿Has pensado cuándo buscarás el vestido para tu boda?—recordó encargándose de la bandeja con los platos sucios.—Tenemos tiempo de sobra—sonreí revisando mi celular donde se encontraba de fondo de pantalla una foto donde Max y yo nos besábamos. Suspiré como tonta, era increíble como aquel chico me había enamorado. Negué con la cabeza regresando a la realidad—Además, siempre estamos ocupadas.—Sólo porque te encanta venir a trabajar—se encogió de hombros— ¿Te parece si vamos este sábado?—De acuerdo pero no usaré nada ajustado ni muy corto
6 meses despuésLas hojas de otoño caían una detrás de otra cada segundo, la ciudad se mantenía fresca y algo tranquila lo cual era extraño. Las personas entraban y salían de la cafetería a cada instante, Kim se ocupaba delas mesas junto conmigo y los demás empleados, su madre había venido hoy, manejaba con rapidez la caja registradora. Mientras anotaba los pedidos de los clientes mi mente se mantenía ocupada, así me gustaba, la vida continuaba y yo también debía seguir adelante.— ¿Todo bien, Susan?—la señora White, la madre de Kimberly me sonreía un poco.—Sí, todo bien—repetí colocando las cosas en la bandeja regresando a las mesas.La mayoría de los presentes en el lugar se encontraban metidos en su celular, llamadas importantes, mensajes urgentes, re