Se hace un silencio en que todos están a la espera de lo que pueda responder el doctor a la pregunta que acaba de formular el señor Andrés.—Si no se opera sí, no volverá a ver nunca más. Sin embargo, hay opciones que podrían considerarse: por ejemplo la realización de una queratoprótesis.—¿Qué es eso, doctor? —pregunta intrigada Trinidad.—La queratoprótesis es un procedimiento quirúrgico en el que se reemplaza una córnea enferma o dañada por una córnea artificial. En su caso, la es una posible solución para restaurar parcialmente su visión y aliviar los síntomas que está experimentando sería esta intervención.—¿Cómo funciona exactamente, doctor? —interviene Hugo.—Durante la cirugía, se implantaría una córnea artificial diseñada específicamente para adaptarse a su ojo. Esta prótesis es elaborada con materiales biocompatibles que permitirán mejorar su visión en cierta medida.—Pero, ¿qué tan efectiva sería? ¿Podría recuperar completamente mi visión? —pregunta Trinidad con lágrimas
Ambos hombres al escuchar la pregunta que realizara Trinidad detenida junto a Viviana justo a sus espaldas, se giran despacio intercambiando miradas de preocupación de parte del señor Muñóz y de súplica de Hugo. Trinidad a pesar de que no puede verlos, sí puede sentir que ambos le esconden algo muy serio. Por ello vuelve a preguntar queriendo obtener respuestas claras.—¿Qué es lo que intentas hacer, Hugo? Espero que no sea lo que me estoy imaginando, porque me decepcionaría mucho.Hugo la observa y avanza hasta tomar una de sus manos con delicadeza, al tiempo que el señor Andrés agarra a Viviana, que camina despacio rumbo a donde su madre conversa con una enfermera.El señor Andrés, con rastro de trist
Hugo toma un taxi en compañía de Trinidad que permanece en silencio a su lado mientras le ha dicho la dirección a la que desea ir. No pregunta, tiene la intuición que es un lugar que le traen muy malos recuerdos a su querida esposa, ha visto cómo suspira cada cierto tiempo y se limpia con disimulo una lágrima. —Es aquí señor —le indica el taxista— ¿está seguro que le dieron bien la dirección? Ese lugar hace años que lo destruyó el fuego.—Gracias, es aquí— contesta Trinidad descendiendo en lo que Hugo paga al taxista. Se queda quieta en su espera.—¿Qué quieres que hagamos?—Llévame hasta la entrada de ese lugar. Hugo hace lo que le pide, le indica que es una escalinata, para su sorpresa, al colocar el primer pie en el escalón, ella sube contándolos. Treinta y cinco escalones, diez pasos más para llegar a la puerta. La escucha murmurar y la sigue sin preguntar. Hugo y Trinidad se encuentran frente a la imponente iglesia en ruinas, consumida por las llamas. El panorama desolador les
Después de que el doctor se asegurara de que el tratamiento que le había puesto a Trinidad no le había hecho ningún efecto secundario. Le permite regresar a su país, y volver en un mes. Viviana está recuperándose todavía, por lo que junto a Hugo deciden ir al trabajo. —Trini, hay un mundo de trabajos por aprobar —habla revisando unos documentos—tenemos que estar seguros de que estén listos para la reunión de mañana. Ese viaje a Nueva York realmente nos puso un cúmulo de trabajo inmenso.—Es cierto, definitivamente tenemos mucho por hacer. Ojalá pudiera hacer más para ayudarte, tu también tienes tus cosas —suspira mientras trata de acomodar los expedientes. —No te esfuerces vida mía. Lo haremos entre los dos, solo acomódalos para llevarlos con nosotros. Viví y mi suegro nos ayudarán a leerlos y decidir. Y por mi empresa no te preocupes, es tan mía como de Federico y él es muy bueno en los negocios —se hace un silencio hasta que Hugo se decide y le pregunta. —Trini, ¿cómo te sientes
Marcos Fuentes no es tonto, puede darse cuenta de que Valeria no está concentrada en su conversación, sigue su mirada y al ver a Landon, se imagina que ella todavía está furiosa por la falta de respeto de ese obrero en la obra, por lo que por miedo a perder lo adelantado, y en un arrebato de honestidad, le dice:—Si necesitas tiempo para pensar, lo entenderé. Pero recuerda que esta es una oportunidad única que no podemos dejar pasar, para ambos.—Lo sé, Marcos. Gracias por entender. Hablaremos más tarde Contesta sin dejar de torcer sus labios furiosa al ver como Landon ríe y vuelve a besar la mano de la desconocida. Y se sorprende al sentir como Marcos hace lo mismo con ella.—Es usted demasiado hermosa, señorita Valeria, como para permitir que un obrero insolente la moleste de esa manera. Si lo desea, puedo encargarme de él por usted. Ahora Valeria dirige toda su atención a Marcos. Por un lado, quiere castigar al insolente, atrevido, descarado y prepotente Landon, quien la ignoró
Hugo acompaña a Trinidad a su sitio sin demostrar su invalidez, dentro del despacho reinaba una penumbra tensa. Se notaba que trataba a Trinidad con extremo cuidado, como si fuera una mujer embarazada. Trinidad lo percibió y jugó el juego que había iniciado su esposo, mientras Laura y Mateo los observaban con los ojos entrecerrados. Con sumo cuidado, Trinidad se sentó. Hugo se giró lentamente, pero mantuvo una de sus manos apoyada en el hombro de su esposa.—Muchas gracias, Laura, por venir a vernos —habló despacio, sin apartar la mirada de Mateo, quien lo observaba con curiosidad—. ¿Puedes decirme el nombre de tu hermana en cuestión? Pero, sobre todo, el verdadero motivo por el que te has tomado la molestia de venir aquí con tu sobrino.Laura no era tonta, percibió la desconfianza en la voz de Hugo, y al notar cómo cuidaba a su esposa, se dio cuenta de que Trinidad deb&ia
Viviana levantó la cabeza para ver cómo el señor Andrés llegaba con una enorme caja en sus manos, justo cuando ella y Trinidad se disponían ir a encontrar a Federico. Éste lo había visto, al entrar en la sala caminando nerviosamente de un lugar a otro y muy a su pesar, sintió los celos adueñarse de su pecho. No obstante lo saludó cordialmente y se disculpó.—¡Papá! —lo saludó Trinidad entusiasmada. —Vamos a hablar con Federico que quiero preguntarle algo de leyes, pero ahora que llegaste no es necesario. Viví, ve tú a ver que quiere, yo me quedaré aquí. El señor Muñóz tuvo que hacer un gran esfuerzo para no maldecir, pues no quería dejar que Viviana fuera sola a encontrarse con su enamorado, pero no podía hacer nada al respecto. La vio alejarse sujeta del brazo de su mamá, en lo que Trinidad se prendía del suyo intrigada al sentir la caja que traía aquel.—¿Qué es eso papá?—Es un regalo para ti.—¿Un regalo?—Sí, ven vamos a tu habitación. ¿Dónde dejaste a tu esposo?—Está con Lando
Trinidad camina sola por el pasillo que conduce a su habitación. Luego de dejar a Viviana en su habitación donde se asombró al escuchar a su amiga feliz por como Federico prácticamente le había embutido como a una bebé con mucho cariño todas las galletas de crema que les sirvió su mamá y que para su sorpresa, no le habían caído mal.—¿Estás enamorada de Federico? —le había preguntado.—No lo sé Trini, me agrada la compañía de Federico, pero ahora soy la prometida de tu papá, tengo que mantener las apariencias, no voy a dejar que se burlen de él que es lo que sucedería si rompo el compromiso ahora.—Pobre papá, esa Leviña hasta lo hizo mentir de una manera así para poder salir de ella. Ojalá en verdad fueras su prometida y lo hicieras feliz, mi papá se merece toda la felici