Sin Desire
Sin Desire
Por: Kleo M. Soto
Prólogo

El sonido de los árboles al moverse a causa del viento lo relajaban, su única acompañante esa noche era una botella de vino que había robado de la cava de vinos de su padre, Chuck estaba confundido como nunca, jamás le había interesado nadie en el mundo, las chicas iban y venían para él, todas terminaban haciendo lo que quisiera, ¿entonces para qué quedarse con una sola si se puede divertir con las que sea? Cerró los ojos tratando de aclarar su mente y de esa forma poder encontrar la respuesta que estaba deseando.

Sabía que en cuanto Crys se enterara de todo lo que le ha estado ocultando, jamás lo perdonaría, no quería perder su amistad, era la única persona que lo aceptaba tal cual y aunque en el fondo estuviera sintiendo cosas por ella, no pensaba hacer nada, ya que su corazón pertenecía a Bastian. Estaba en la tranquilidad de la noche, cerca de la Universidad, cuando de pronto escuchó el crujir de una rama, entonces se puso en alerta pero cuando se quiso poner de pie, ella ya estaba encima de él.

—Pensé que estarías aquí.

—Me has pegado un buen susto, es mejor que te bajes.

—Vale, no tienes por qué ser tan cretino.

—Mejor explícame que haces aquí a esta hora de la noche, puedes ser peligroso para una chica como tú —Chuck suspira y después le da un último trago a su bebida— Serena.

—Lo mismo te pregunto, ¿no te da miedo que ella venga y te haga algo?

—Yo no le tengo miedo a nadie, y esa zorra me tiene sin cuidado.

— ¿Dejarás que mate a Crys?

—Haces muchas preguntas, mejor vete a casa, ella suele andar por estos alrededores a esta hora y…

Chuck guardó silencio al ver que ella se acercaba poco a poco, poniendo en alerta a Serena con la mirada. Aquella chica caminaba como si nada pasara, moviendo las caderas de un lado a otro, con una sonrisa fingida y con dos sobres en las manos.

— ¿Acaso traman algo en mi contra? —pregunta la chica rubia con voz gélida.

—Claro que no, seríamos incapaces de hacer algo como eso —Serena comienza a tartamudear.

—Pues eso espero, o de lo contrario les podría pasar algo como lo que le pasó a Reachel, y dudo que ustedes quieran terminar así.

— ¿Qué es lo que quieres? —pregunta Chuck con molestia, odiaba a aquella chica, y odiaba aún más haberse metido en ese problema por culpa de Reachel y de su estúpido ex amigo.

—Vine personalmente a traerles lo que les prometí, pensé que estarían aquí —la chica rubia le entrega un sobre a cada uno— esto es lo que acordamos, aquí está un cheque con una fuerte cantidad de dinero, a cambio de su silencio.

Serena tomó el sobre rápidamente, como si temiera que ella cambiara de opinión, mientras que Chuck tomó el sobre, lo rompió en mil pedazos y se lo escupió en la cara, odiaba que alguien pensara que sería fácil de manipular, no era un idiota, y lo más importante, no le tenía miedo.

— ¿Pero qué crees que haces? —aquella chica rubia se molesta y comienza a ver a Chuck con fascinación.

—No necesito tu dinero —responde Chuck.

La chica rubia se le quedó viendo muy detenidamente, sabía que no lo podía manejar a su antojo como a los demás, ella conocía las debilidades de cada uno, pero las de Chuck le costó un poco más de trabajo encontrarlas, buscó si le afectaría su familia pero estaba claro que no, intentó con su prima Reachel pero al verla en ese estado y que no le preocupara, eso no funcionaría, hasta que se dio cuenta de algo, nunca pensó que eso fuera su debilidad, tarde pero muy certero fue su pensamiento, la única debilidad que tenía Chuck Herboll era la misma que tenía Bastian Woodwryn; Crystalle Bellowk, la responsable de que esos dos idiotas estuvieran ciegos, enfermos de amor.

—Serena, vete, necesito hablar con Chuck a solas.

—Pero es muy noche, creo que lo mejor va a ser que…

— ¡Largo! —Gritó la chica rubia con desesperación— si no quieres que te mate o te deje como Reachel, hecha un vegetal.

Serena le aventó una mirada fugaz a Chuck, quien le hizo un movimiento con la cabeza que significaba que todo estaría bien y que se marchara.

—Bien, nos vemos luego —se despide Serena a toda prisa hasta que se pierde en la penumbra de la noche y entre los árboles.

— ¿Qué es lo que quieres? —Chuck se mete las manos a sus bolsillos y la ve con odio.

—Acompáñame.

Y diciendo esto último, la chica rubia caminó adentrándose al bosque, Chuck odiaba la idea de ir tras ella como su perro, pero no tenía otra opción, sabía de lo que era capaz, así que la siguió.

Llegaron a una pequeña cabaña en medio del bosque, de hecho, era el lugar en el que la chica rubia vivía, casi nadie iba ahí, aquella propiedad estaba abandonada, o al menos eso era lo que todos creían, cuando entraron ella prendió unas velas y se quitó el abrigo.

— ¿Para qué me trajiste aquí? —Chuck trataba de observar cada detalle y de guardarlo en su memoria por si más adelante lo requería.

—Voy a ir directo al grano, sé que me odias, y sé que no te puedo manejar a mi antojo como lo hago con los otros.

—Me alegra que lo sepas —Chuck suelta una pequeña risa y se sienta en una de las sillas vacías que estaban en aquella estancia— ¿qué planeas hacer exactamente?

—Mañana te enterarás, mandaré a una de mis mejores armas.

—Pues si eso es lo que quieres decirme, ya lo sé, ahora si me disculpas tengo cosas más importantes que hacer que estar encerrado en una cabaña, en medio de la nada y con una loca como tú —Chuck se pone de pie y se dirige hacia la puerta cuando aquella chica rubia lo detiene rápidamente.

—Quiero que me hagas el amor.

Chuck se sorprende y voltea a verla como resorte, ¿a qué se refería con eso? Ella era guapa, pero nadie se comparaba en belleza como…

— ¿Te has vuelto más loca de lo que ya estás? —Chuck pone los ojos en blanco— jamás me acostaré contigo, me das asco.

—Lo harás.

— ¿Por qué? —Chuck comenzaba a exasperarse— se supone que estás coladita por Woodwryn.

—Sí, lo amo, pero también me quiero divertir con alguien en lo que él se enamora de…

—Olvídalo —Chuck se da la media vuelta para marcharse.

—Bien, entonces supongo que tendré que matar a Crystalle, no quería hacerlo pero…

Chuck se paró en seco y acercándose a ella a gran velocidad la lleva hasta una de las paredes arrinconándola e impidiendo que se escabullera como siempre lo hacía.

— ¿Qué es lo que planeas hacer?

—Así que tenía razón, tu debilidad es Crystalle, vaya, en eso te pareces a tu mejor amigo de la infancia, Bastian, puedes estar tranquilo, ya no planeo matarla, pero todo depende de ti —aquella chica rubia comienza a reírse mientras toca su mejilla con cariño.

—Explícate —Chuck se aleja un poco de ella.

—Pues que si no haces todo lo que yo te pida, mato a Crystalle, y sabes que lo puedo hacer, tengo en mente millones de ideas para su muerte.

—Eres una…

—Cuidado con tus palabras, deberías estar agradecido y unirte a mí.

— ¿Y por qué haría eso aparte de la amenaza que acabas de lanzar?

—Porque si Crystalle termina con Bastian, estará libre para ti, la puedes enamorar y al final se quedará contigo, ¿eso es lo que quieres no?, que ella sea tu novia.

La oferta que tenía frente a él era muy tentadora, y puede que en tiempos atrás lo hubiera aceptado, pero no con Crys, ella era especial para él, y había aprendido con el paso de los años que el amor no es a la fuerza, y solo quería que ella fuera feliz.

—Creo que tu yo tenemos una definición distinta de lo que es amar a otra persona, si de verdad amaras tanto como dices amar a Woodwryn, lo dejarías ser feliz al lado de Crys, esos dos han pasado por mucho, su amor es muy sólido, tanto que dudo que los separes algún día, y aunque así fuera, Bastian sería infeliz por no tener a su lado a Crys.

—Puede que tengas razón, pero en cuanto vea Bastian mi arma secreta, caerá rendido a mis pies, así que si no te acuestas conmigo o haces lo que yo te diga, mato a tu hermosa Crystalle —aquella chica rubia le aventó una mirada amenazadora y después sonrió enseñando sus filosos y blancos dientes.

Chuck se lo pensó, sabía de lo que era capaz, no tenía otra opción si quería salvar a Crys de sus garras.

—Bien, tú ganas, te cogeré.

—Buena decisión Chuck.

Aquella chica comenzó a quitarse la blusa delicadamente intentando excitar a Chuck pero le fue imposible, él tenía asco de lo que estaba a punto de hacer, y cuando por fin se quedó desnuda ante él, ella mostró su enfado al no ver que él hiciera algo.

—Debes cooperar, si no me haces sentir un orgasmo, la mato.

Entonces Chuck cerró los ojos mientras ella le quitaba la ropa con lujuria, solo podía pensar en Crys, en que la mantendría a salvo, entonces al abrir los ojos la vio, era Crystalle, desnuda, y con esos ojos enormes que le gustaban a él. Ya no podía contener sus impulsos, la deseaba, así que rápidamente se abalanzó sobre ella y sin previo aviso le metió la lengua, Crys sabía a cigarrillo y a fresa, su piel era suave y su cuerpo era delicado.

—Te deseo tanto…

—Entonces hazme tuya.

Chuck la recostó sobre la mesa que estaba en aquella estancia y comenzó a regalarle besos apasionados en el cuello hasta llegar a su pecho, eran perfectos, como dos duraznos bien formados, que con dulzura comenzó a succionar y a lamer sus pezones endurecidos, para después darles pequeñas mordidas. Ya no podía más, necesitaba sentirla, necesitaba estar dentro de ella.

—Crys… —susurró Chuck.

— ¡¿Qué?! —resopla la chica rubia.

Pero Chuck no le prestó atención, solo cerraba los ojos e imaginaba que estaba con Crys, ya no aguantaba las ganas, se colocó un condón que traía siempre consigo en la bolsa de sus pantalones, con un movimiento algo brusco le abrió las piernas y la penetró sin aviso, estar dentro de Crys era lo mejor que le estaba pasando. Comenzó a embestirla primero lento hasta que iba subiendo el ritmo y la profundidad.

— ¡Idiota, me lastimas, para! —se quejaba la rubia.

Pero Chuck solo escuchaba su voz lejanamente, él estaba con Crys, su dulce Crys, ella siempre lo vio, lo acepta y confía en él, nadie lo había hecho. El sudor y las ganas se derramaban sobre aquella oscura cabaña hasta que llegó a su clímax, soltando su líquido dentro de ella pero sin tocarla. Mientras escuchaba los gemidos y pequeños gritos de placer de… ¿de quién?, Chuck abrió los ojos volviendo a la realidad.

— ¡Mierda! —se baja de la chica rubia y comienza a vestirse.

—No sabía que escondías tanta pasión para Crystalle, pero debo admitir que a pesar de que fuiste un bruto, hiciste que me viniera como nunca.

— ¿Qué? —Chuck frunció el ceño.

—No soy idiota, sé que cogiste conmigo pensando que era Crystalle, pero te lo pasaré por esta vez —comienza a reírse sin parar— no sé cómo lo hace Bastian, pero Crystalle no sabe de lo que se está perdiendo contigo, tal vez algún día que me acueste con él los compare y te diré quién lo hace mejor.

—Estás loca, pero he cumplido, no tienes por qué hacerle nada a Crys —Chuck aprieta los puños.

—No, por ahora, mañana comenzaré, solo te aviso, y te doy un consejo; no te separes de ella, te va a necesitar de ahora en adelante —aquella chica le guiñó un ojo y después le mandó un beso mientras permanecía desnuda.

Chuck no dijo nada y salió de la cabaña a toda prisa, y una vez alejado comenzó a vomitar, estaba asqueado de haber tenido sexo con esa víbora, pero no permitiría que ella le hiciera daño, solo esperaba que Bastian fuera lo suficientemente listo como para no caer en sus redes, pero tomaría en cuenta el consejo que le dio, no se alejaría de Crys a partir de mañana.

Decirle a Bastian implicaría un gran problema, el único que sabía la verdad de todo era Erick, el amigo de Bas, sabía que para él no había salvación. Saca su celular y le manda un mensaje a Erick para verse y planear algo, también necesitarían la ayuda de Caleb.

MENSAJE DE TEXTO;

La loca ha vuelto, nos vemos en el mismo lugar de siempre, trae contigo a Caleb mañana a las 6:00 am, es URGENTE.

Chuck se apresuró a llegar a casa, aún tenía la sensación de asco y repulsión hacia la chica rubia, se dio un buen baño caliente y se metió a la cama, cerrando los ojos y todavía viendo aquellas imágenes de Crys desnuda, al menos como se la imaginaba. A la mañana siguiente se levantó muy temprano y se dirigió a la Universidad, en los laboratorios de último año, nadie iba ahí ya que corría el rumor de que años atrás una pareja se había suicidado y espantaban, los alumnos al no querer ir los profesores terminaron por pedir a la dirección que les cambiaran de aula, así que nadie se asomaba ni de chiste, pasado el tiempo aquella zona fue olvidada, pero claro, eso solo fue un rumor que alguien inventó, ya que nadie se había muerto en ese laboratorio.

De pronto se escuchó un ruido, se puso en alerta hasta que se dio cuenta de que se trataba de Erick y de Caleb, quienes ya estaban con el uniforme puesto.

— ¿Se puede saber por qué es la urgencia de venir tan temprano a este lugar? —pregunta Erick desganado.

—Y lo más importante, ¿qué hago yo aquí? —Caleb bosteza y se sienta encima de la mesa de experimentos, estaba vacía y fría.

—Ella aparecerá hoy —dice por fin.

— ¿No hablarás en serio, o sí? —Caleb frunce ligeramente el ceño.

—Me temo que sí, anoche estuve con ella y tiene planeado separar a Bastian y a Crys, no piensa matarla pero me temo que si no ayudamos de alguna manera, lo logrará —les explica Chuck mientras enciende un cigarrillo para calmar sus nervios.

—Tu no sabías nada, ¿cómo fue que te metiste en este lío? —pregunta Caleb con extrañez.

—Fue por Reachel, cuando ella me contó realmente lo que pasó, prácticamente me involucró, después la vi por primera vez en su casa, y fue cuando poco a poco con tal de salvarla me fui metiendo hasta que me encontré con esta situación, el único que sabe todo sin que ella esté enterada, es Erick —Chuck suelta el humo del cigarrillo y después clava su mirada fría y calculadora en Erick.

—Cierto, creo que si se entera que soy el único que grabó lo que sucedió esa noche, mi vida estaría en peligro.

— ¿Y qué no es mejor contarle a Bas todo, y que las autoridades se hagan responsables? —propone Caleb.

—No, porque de hacerlo Crys estaría en peligro, ella es rápida, tiene ojos por todos lados y amantes en la policía, se enteraría antes de que pasara algo contra ella —dice Erick de forma pensativa dirigiéndose a Caleb— por lo pronto tu y yo tenemos que disimular no conocerla ni saber nada, sino Chuck correrá peligro junto con Crys, con la marcha veremos opciones y sabremos qué hacer, primero tenemos que averiguar con exactitud lo que trama.

—Estoy seguro de que aparecerá como la nueva alumna de intercambio —les informa Chuck seriamente mientras apaga su cigarrillo— eso quiere decir que querrá acercarse a Bastian y provocar que ambos terminen, esto es de locos realmente, pero tendremos que ayudar para impedírselo.

—O sea que si quiere salir con Bas a solas… —Caleb suspira.

—Alguien va con él, si quiere seducirlo, hay que recordarle que Crys es más sexy —Erick recoge su mochila y se la cuelga en el hombro— pero sinceramente no creo que Bastian tenga ojos para alguien más, está muy enamorado de Crys.

—Sí, pero ella es más lista que todos nosotros, siempre está diez pasos adelante, y me duele admitirlo pero Crys no tiene tanta malicia como ella, solo hay que tener cuidado y actuar lo más natural posible —Chuck toma sus cosas y se dirige a la salida— ya les avisé, ahora me tengo que ir, ella tiene ojos y oídos por toda la Universidad, no tiene que vernos juntos fuera de lo que pueda parecer una simple charla estudiantil.

Chuck salió y se apresuró a ir al baño, necesitaba un momento a solas y remojarse la cara, todo lo que estaba por venir era peligroso, y temía que Bastian no fuera capaz de defender a Crys, después de unas dos horas y cuando se dio cuenta de que los alumnos llegaban a la Universidad poco a poco, al cabo de diez minutos escuchó la voz de la secretaria de su padre, avisándoles que era necesario que todos los del consejo estudiantil se presentaran en su oficina lo más rápido posible, entonces lo supo, ella ya estaba ahí.

Él fue el primero en llegar, y después poco a poco llegaron los demás, incluso Bastian, y al final Crys y Milan, al verla sintió vergüenza por haberle hecho el amor en sueños, pero al ver como Bastian corría a su encuentro apartó la mirada. Después llegó su padre y al poco rato de soltar unos cuantos comentarios, entró por la puerta ella. Traía puesto el uniforme de la Universidad, se había pintado el cabello color negro, pero había un cambio, y se maldijo al pensar que se veía realmente sexy y muy guapa, tierna e inocente.

—He vuelto —dice con una sonrisa de oreja a oreja.

—Angie… —susurra Bastian y poco a poco se desvanece.

Todos acuden a su ayuda y él solo puede ver la sonrisa triunfal de ella mientras escucha de lejos el grito de Crys.

El enemigo había llegado a casa.

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