Cuando era niña, lo único que me importaba eran mis muñecas, o crear mundos en donde un peligroso dragón me tenía capturada en un castillo, y esperaba siglos hasta que viniera a rescatarme mi príncipe azul, aunque claro, siempre era Milan quien me salvaba de mi cruel destino, pero conforme fui creciendo me fui dando cuenta de lo cruel e injusto que puede llegar a ser el amor.
—Crys, despierta —la voz de Milan me saca de mi ensoñación.
— ¿Ya pensaste que vas a pedirle a tus padres de cumpleaños?
—No, creo que no voy a pedir nada en especial.
—Pero se trata de tu cumpleaños, siempre será algo especial, no todos los días cumples ocho.
No supe que decir, solo encogí los hombros, la razón por la que no quise pedirles fiesta de cumpleaños o un regalo a mis padres, era porque últimamente se la pasaban peleando y discutiendo, incluso llegué a ver como mi padre golpeaba a mi madre haciendo que ella perdiera el equilibrio y cayera golpeándose la frente con la orilla de nuestra mesa de estar, no quería ocasionar más problemas, y mucho menos que siguieran discutiendo por cosas que no entendía.
—Creo que no quiero nada —hice puchero y dejé de jugar.
Me puse de pie y me crucé de brazos, estaba enfadada con todo a mi alrededor, pero en ese momento Milan me abrazó torpemente y me dio un beso en los labios, fue tierno, fugaz y lleno de saliva, en efecto, yo no lo recordaría años más adelante cuando ambos creciéramos, pero si, Milan fue mi primer beso, ese fue el primero que me dio.
— ¡Qué asco! —me zafé de él.
—Quiero que sepas que siempre cuidaré de ti, siempre estaré a tu lado y cuando seamos grandes me voy a casar contigo y tendremos un hijo, que se llamará Cody.
—No seas bobo, nadie piensa en eso a los ocho años y mucho menos en hijos, somos apenas unos niños.
—Pero yo pienso a futuro, tú y yo tendremos un hijo cuando seamos grandes como nuestros padres.
Yo no pude evitar reírme ante aquella confesión, era increíble la imaginación que tenía mi mejor amigo, pero entonces Milan comenzó a hacer pucheros y se puso en cuclillas tapándose la cara con sus dos manitas.
—Milan, ¿qué tienes?
— ¡Déjame, tu no me quieres!
—Si te quiero.
—Mientes.
—Yo nunca miento, no quiero que llores —me acerqué a él y lo abracé.
Milan se puso de pie al sentir mi abrazo y con sus pequeños ojos llorosos me tomó de las manos.
—Promete que cuando seamos grandes te casarás conmigo y tendremos un bebé que se llamará Cody.
—Está bien, lo prometo.
—Entonces sellemos esa promesa con un beso.
—Sí.
Milan y yo nos dimos un segundo beso de pico y ambos sonreímos sellando nuestro pequeño pacto de amor, en ese momento estaba segura que estaríamos juntos para toda la vida.
—Siempre cuidaré de ti Crys, si tu mueres, yo muero —me sonríe de oreja a oreja mostrando el chocolate que traía embarrado en uno de sus dientes, se veía tan tierno.
—Si tú mueres yo muero Milan.
En ese momento mi madre vino corriendo con una enorme sonrisa.
—Niños, les tengo una sorpresa, por la noche tendremos una pequeña reunión, así que iremos de compras —dijo mi madre con un brillo en los ojos.
— ¡Sí! —Milan y yo gritamos al unísono.
Mi madre nos llevó a la tienda de regalos que estaba cerca de mi casa, me pidió que escogiera alguno pero yo no estaba segura, en el fondo tenía miedo de que si lo escogía mis padres seguirían peleando, ya que tenía planeado escoger como deseo de cumpleaños que ellos volvieran a sonreír. Al poco rato me decidí por una muñeca de porcelana de la época medieval, era una guerrera, pero cuando salimos fuimos directo al súper para comprar algunos dulces y cosas que necesitaba mi madre para la cena, ahí la mayoría nos conocía, pero en ese tiempo Milan y yo éramos muy traviesos, como la mayoría de los niños de nuestra edad.
Así que en lo que mi madre se entretenía platicando con una de nuestras vecinas, mi mejor amigo y yo nos escabullimos por uno de los pasillos en donde estaba la sección de la dulcería.
—No te apartes de mí —me dijo Milan con su voz tierna tomándome de la mano.
—Si —respondí apretando fuertemente su mano.
—Vayamos a ver las paletas con relleno de chocolate, tu mamá te las comprará por ser tu cumpleaños —me dice con una enorme sonrisa de travesura.
Milan y yo caminamos en dirección de las paletas que mencionaba, eran mis favoritas, cuando de pronto a una señora se le rompió la bolsa de limones que llevaba en las manos, Milan y yo acudimos a su ayuda, pero en ese momento un limón rodó hasta la esquina del pasillo, lo seguí hasta que choqué contra alguien, y cuando alcé la vista me di cuenta de que se trataba de un niño de la misma edad que yo tenía, o tal vez uno o dos años mayor que yo, sus ojos negros se cruzaron con los míos, soltó una media sonrisa, se agachó y tomó el limón para después echarse a correr, yo no lo iba a dejar escapar, así que lo perseguí por los pasillos pero lo perdí rápidamente.
Estaba a punto de llorar cuando alguien me tapó los ojos, por unos breves segundos pensé que se trataría de Milan, pero en cuanto escuché su risa, supe que no era él.
— ¿Vas a llorar?
— ¿Quién eres tú? —le pregunto a aquel niño mientras me daba el limón que había tomado.
—Soy quien quieras que sea —encoge los hombros.
—Gracias —me doy la media vuelta para regresar con Milan.
— ¡Espera! —Me grita— ¿cómo te llamas, niña?
Yo guardo silencio unos segundos, tenía miedo y no había visto a ese niño nunca, ni siquiera por el colegio.
— ¿Acaso te mordieron la lengua los ratones?
—Milan dice que no hable con extraños.
— ¿Así se llama tu papá?
—No, así se llama mi mejor amigo.
Entonces escuché como mi madre me llamaba, me di la vuelta y ya no volví a hablar ni a ver nunca más a aquel niño de ojos oscuros y sonrisa encantadora. Hasta que pasaron los años y lo volví a ver en un súper del pueblo al que habíamos llegado a vivir para una vida mejor. Ese recuerdo estaba oculto entre los mares de mi memoria, y seguiría sepultado hasta que ambos pasáramos la prueba que nos tenía preparada el destino.
Si tan solo hubiera luchado más, él aún estaría a mi lado, extraño sus besos, sus abrazos, pero tengo que seguir adelante, tengo que…
Hace frío, tanto, que siento como si millones de pequeñas agujas se clavan en mi piel, me siento sola, pero entonces me doy cuenta de que aquellos ojos me observan de forma acusatoria.
—Crys…
—Bastian, te amo…
Observo con ansias la hora en mi reloj que brillaba en la oscuridad, desde que nos mudamos tenía muchas ganas de ver a Tony, uno de mis mejores amigos, le había preguntado a mi madre si podíamos traer a mi nuevo mejor amigo, Chuck, pero no quiso, dijo que su padre era alguien muy importante y que nunca lo dejaría venir, pero prometí llegar a casa con nuevas aventuras, eso era un hecho.Llevaba poco tiempo en preguntar acerca de la distancia cuando mi madre me dijo por milésima vez que faltaba poco, realmente muy poco para llegar, y yo le creí, ya que esta vez estábamos llegando a la casa de Tony, y en cuanto bajé del auto corrí hacia él, quien ya estaba fuera esperándome.—Tardaste demasiado —me dice Tony sonriendo— tengo unos nuevos ju
Los nervios me invadían con cada segundo que pasaba, estaba en la enfermería de la Universidad observando a Bastian, quien se había desmayado en cuanto llegó la chica de intercambio, me había llevado un buen susto pero Chuck y Erick actuaron rápidamente y lo trajeron enseguida, y ahora estábamos él y yo solos, esperaba con ansias a que despertara, lo habían revisado pero dijeron que solo se trataba de cansancio.— ¿Estás bien? —Me pregunta Milan al tiempo que toma asiento a mi lado— los chicos están en clases pero en cuanto salgan prometieron venir.—Tú también deberías asistir a clases —susurro sin apartar la mirada de Bastian.—Sabes bien que nu
Me dirijo a la cafetería para buscar a mis amigos y con alegría me doy cuenta de que están en nuestra mesa de siempre, Thara le está contando algo a Annethe y ella ríe, estaba a punto de acercarme a mis amigos cuando Bastian me toma del brazo.—Crys, ¿podemos hablar?— ¿Prometes que no te comportarás como un idiota?—Sí.Bastian me tomó de la mano y caminamos hacía el estacionamiento, en donde estaba su carro.— ¿Adónde vamos?—Confía en mí, necesito alejarme de todos un rato.
Charlotte estaba frente a mí y atrás se encontraba Chuck, Caleb, y Bastian, quienes sin pedir permiso pasaron a mi lado y entraron, no sabía lo que estaba pasando pero el correrlos no sería una buena idea, cuando volteo a ver a todos mi habitación se convierte de pronto en algo pequeño con el mínimo espacio, y no puedo evitar ver que Bastian y Chuck ven con desagrado a Annethe quien al mismo tiempo no hace nada más que sonreír y mostrarse apenada, aunque incomoda sería la palabra correcta para describirla mejor.—Creo que ahora si estamos completos —habla Charlotte— siento no haberte avisado que venía pero me enteré por Warren qué harías una pijamada y vengo en su representación, de paso me encontré a esos tres, así que hemos llegado juntos.
Estando en el hospital pude darme cuenta de cómo Bastian estaba más preocupado de lo que debería, supongo que eso se debe por la culpa que sentía por Angie, pero hasta no estar seguros no podía ayudarlo. Los doctores le habían dicho a Brandon y a mi madre que se trató de una convulsión, pero que estaría bien, la tenían en observación y estarían al pendiente de lo que fuera a pasar, mi madre se regresó junto con Brandon mientras que mis amigos y yo nos quedamos en el hospital un poco más, y al cabo de un buen rato se fueron Chuck, Caleb y Charlotte argumentando que no era nada importante pero que si pasaba algo más no dudara en mantenerlos informados, mientras Tony y Milan iban por un café, yo me quedé al lado de Bastian.—Qué bueno que no pasó nada m&
Estaba celosa sin ningún motivo, ¿Por qué quería hablar con él? Lo que le pasó si fue preocupante y era hermana de Angie, pero…—Dile a esa acosadora que no moleste —le digo al tiempo que cuelgo.—Se trataba de Annethe, ¿cierto? —Bastian me mira fijamente mientras se sienta en mi cama.—Sí, Tony dijo que quería verte con urgencia y no veo porque —encojo los hombros.—Tienes razón, mejor durmamos —dice cambiando de tema rápidamente.—Pensé que estábamos a punto de…—Otro
Chuck parecía molesto cuando le gritó a Bastian y a paso veloz se acercó a él, por un momento pensé que tal vez lo golpearía o algo por el estilo pero contrario a lo que todos pensábamos solo llegó y lo abrazó de una forma amigable que suelen hacer los hombres, como una especie de saludo, quitando en medio a Annethe, cosa que le agradecí profundamente.—Woodwryn, permíteme llevar personalmente a nuestra nueva compañera a su primera clase —dice en voz alta— creo que tienes a una novia que atender, si no la cuidas me temo que muchos te la robarán, ¿cierto chicos?Todos los chicos que estaban alrededor comienzan a reírse y otros a gritar mientras los amigos de Bastian se acercaban para ver qué era lo que suced&i
Bastian se dirige a la puerta principal y la cierra con pasador, ya que en enfermería a esa hora estaban en la comida, después se abalanza sobre mí e introduce su lengua en mi boca, sabía a menta fresca, entonces me da la vuelta y me desabrocha con sumo cuidado los botones de la blusa dejando mi corbata caer en medio de mis pechos al descubierto.—Te deseo tanto Crys —me susurra al oído.Yo me muerdo el labio inferior al sentir como sus manos tocan mis nalgas y les da un ligero apretón para después bajarme las bragas, puedo escuchar como saca un condón y se lo coloca, acto seguido me inclina sobre la cama haciendo que subiera una sola pierna.—Eres solo mía.
Último capítulo