Capítulo 4

Estando en el hospital pude darme cuenta de cómo Bastian estaba más preocupado de lo que debería, supongo que eso se debe por la culpa que sentía por Angie, pero hasta no estar seguros no podía ayudarlo. Los doctores le habían dicho a Brandon y a mi madre que se trató de una convulsión, pero que estaría bien, la tenían en observación y estarían al pendiente de lo que fuera a pasar, mi madre se regresó junto con Brandon mientras que mis amigos y yo nos quedamos en el hospital un poco más, y al cabo de un buen rato se fueron Chuck, Caleb y Charlotte argumentando que no era nada importante pero que si pasaba algo más no dudara en mantenerlos informados, mientras Tony y Milan iban por un café, yo me quedé al lado de Bastian.

—Qué bueno que no pasó nada más —le digo para romper la barrera de hielo que él había puesto entre los dos.

—Sí.

— ¿Qué te sucede? —le pregunto molesta por la actitud que estaba teniendo conmigo, fría y distante.

—Nada —me responde tajante.

—Bastian, sabes que puedes confiar en mí —hablo mientras le pongo una de mis manos en la pierna como siempre lo hacía pero él rápido se pone de pie rechazando mi tacto.

—Quiero estar solo —me dice por fin.

—Claro, vayamos a tu casa, ahí estarás mejor —comienzo a decir.

—No, es mejor que tú te vayas a casa con Tony y con Milan, yo me quedaré aquí para ver si pasa algo con Annethe —Bastian me ve de una manera que no me gustaba, y por supuesto podía notarse a kilómetros de distancia que no me quería a su lado.

—No veo porque te tengas que quedar tu solo aquí —mi comentario era algo inmaduro pero recordé lo que me había dicho Charlotte.

—Crys, por favor, vete a casa.

—No, me quedaré contigo.

— ¡Carajo, que te vayas! —me grita llamando la atención de las personas que pasaban a nuestro alrededor.

—Idiota —le suelto y me doy la media vuelta sin decir nada más.

Apagué mi celular y comencé a caminar hacía la salida cuando Milan me toma del brazo.

—Vámonos a casa Crys —me susurra y no puedo evitar abrazarlo— tranquila, necesita su espacio.

—Lo odio —digo llena de coraje.

—Eso es mentira, tú y yo sabemos que lo amas con toda tu alma, solo dale tiempo, necesita pensar, se siente culpable por lo que pasó con Angie y supongo que al ver a su hermana en ese estado entró en una especie de shock, estoy seguro de que solo quiere asegurarse que está todo en orden —me explica con su típica voz dulce.

—Pero si se siente así era normal que quisiera que yo estuviera a su lado —murmuro sin dar mi brazo a torcer.

—Crys, mañana hablarás con él, por lo pronto hay que ir a casa, no comiences a imaginarte cosas que no son.

—Vale —contesto de mala gana, ganarle a Milan era imposible.

Milan y yo nos marchamos a casa, estaba confundida y en cierto modo un poco celosa, cuando por fin llegamos y bajamos del auto Milan se acercó a mí, me tomó de la mano y me llevó hasta el lago.

—Antes de entrar dime que pasó realmente aquí en el lago —me mira fijamente— te conozco de toda la vida y sé que no te resbalaste.

—Annethe gritó argumentando que había visto un bicho o algo por el estilo, empujándome al agua —le confieso.

—Y sabes que eso no es cierto ¿verdad?, estoy seguro de que lo hizo a propósito.

—No estoy muy segura.

—No estás siendo muy honesta Crys, te recuerdo que tú y yo hemos caminado juntos desde que usábamos pañal, sé que piensas y estas segura de que esa chica te aventó porque le gusta Bastian —me dice por fin— creo que todos nos hemos dado cuenta de cómo lo ha mirado desde que llegó.

—Lo mismo me dijo Charlotte —digo sorprendida.

—Todos nos dimos cuenta, menos tu —Milan suelta un largo suspiro— por qué crees que Chuck y Caleb se comportaban así con ella… ellos se dieron cuenta desde el principio.

—Pues tú parecías muy contento con su presencia —le digo frunciendo los ojos.

—Si algo he aprendido en toda mi vida es que debes mostrar una cara a tus enemigos, una falsa, yo me di cuenta de que te veía de una manera muy extraña, es como si en sus ojos se viera reflejado un odio inmenso, soy tu mejor amigo, lo que significa que siempre te defenderé de todos —Milan me toma de la mano y me da un beso en la frente— yo siempre te creeré a ti, pase lo que pase.

—Milan —lo abrazo— te quiero, sabes que tú eres mi alma gemela.

—Y tú la mía Crys, hay que tener cuidado con ella, no me fio de su dulce sonrisa.

—Para ser honesta yo tampoco, quiero decir que al principio pensé que solo era mi imaginación y sentí lastima por ella, pero después de lo que pasó en el lago… no me creo lo que ella dice o hace.

Milan estaba a punto de decir algo cuando escuchamos un carro estacionarse frente a nosotros, se trataba de Bastian, quien corriendo a nosotros llegó y me besó alejándome de mi mejor amigo.

—Lo siento tanto Crys, perdóname, fue un verdadero imbécil —me dice rápidamente— estaba tratando de lavar mi culpa, pero cuando me di cuenta de que no estabas a mi lado me sentí vacío y…

—Creo que los dejaré solos, ahora sí, todo está en orden —se despide Milan— compórtate Bas, si no tendré que molerte a golpes.

—Gracias —responde Bastian.

— ¿Qué pasó con Annethe? —le preguntó con un poco de celos.

—Tony se quedó en el hospital.

—Te hubieras quedado en el hospital como dijiste —me cruzo de brazos— la verdad no entiendo porque estás tú aquí.

Bastian frunce el ceño y acto seguido me estrecha contra su cuerpo y me besa como no lo había hecho hoy.

—Porque tú eres y siempre serás más importante que el resto del mundo —me dice con sus hermosos ojos observando cada uno de mis movimientos— ¿te parece poco?

—Esa fue una buena respuesta —sonrío de oreja a oreja.

—Ahora que estamos bien, vayamos a tu cuarto —me susurra— tengo muchas ideas para hacerte mía esta noche.

—Si esa es mi recompensa espero pelear más seguido contigo.

Bastian y yo nos dirigimos a mi habitación, al parecer Brandon y mi mamá ya estaban durmiendo, por un momento pensé que él solo hablaba pero estaba equivocada, en cuanto entramos cerró con pasador y se abalanzó sobre mí.

—Siempre serás mía —me susurra al oído mientras sus manos recorren mi cuerpo.

—Y tú siempre me pertenecerás —le digo dejándome llevar.

Bastian y yo estábamos a punto de entregarnos a nuestra pasión cuando de pronto sonó su celular, él no le prestó atención y yo no dije nada, ya era muy tarde, pero cuando sonó el mío supimos que era demasiada coincidencia y contesté.

— ¿Hola?

—Hola Crys —se trataba de Tony— Annethe ya ha despertado y quiere hablar con Bastian.

—No entiendo porque —frunzo el ceño.

—Ni yo, pero es muy insistente, me pidió su número pero yo me negué a dárselo, es por eso que les estoy marcando.

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