Santiago la tomó de las manos inclinó su rostro para quedar muy cerca del de ella, entonces Alba, sintió un temblor recorrerle la piel.
—Tú me ocultaste que estabas embarazada. Yo no soy un brujo para haber adivinado. No me puedes juzgar por eso. No es justo —reclamó Santiago, mirándola directo a los ojos, volviendo a tenerla tan cerca, pudiendo escuchar su respiración agitada. Observó los delicados y temblorosos labios de Alba, su mirada triste, ansió tanto poder abrazarla, besarla, suplicar por su perdón, pero ella como una fiera se soltó con todas sus fuerzas del agarre de él, se alejó de su lado porque a pesar de los años, y del odio que ella decía sentir la presencia de él la perturbaba.
—Claro, la justicia solo sirve para los millonarios como tú — bufó. —¿Y lo que yo he vivido? —cuestionó—. Es obvio que a ti no te interesa, ahora que el chamo es grande, si te llenas la boca diciendo que es tu hijo...
Alba sen
El encuentro fue intenso y Alba no pudo con todo lo sucedido, pero será que tiene alguna enfermedad. ¿Qué opinan ustedes? ¿Qué les parecieron estos dos capítulos?.
Varios minutos pasaron luego de que Alba, fue ingresada a emergencia, Santiago tenía a Alex sentado en sus piernas, el niño se estaba quedando dormido, por lo que llamó a Angélica, pero la muchacha no respondió. Enseguida uno de los médicos encargados de atender a Alba, salió a informar sobre su estado de salud. —La señora llegó con taquicardia, está muy alterada, le estamos realizando los exámenes correspondientes para determinar la causa del desmayo. Debe quedarse internada. —Ya puede recibir visitas. ¿Recobró el conocimiento? —Si está muy preocupada por su hijo, no hace más que nombrarlo. Le recuerdo que el niño no puede pasar a las habitaciones, son normas de seguridad —Lo sé —contestó Santiago, entonces sin tener que hacer llamó a sus padres, eran los únicos que le podían ayudar en ese momento, necesitaba m****r a Alex, a descansar y él quedarse con Alba, a cuidarla.
El pequeño Alex ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor descansaba en brazos de su abuela, mientras Rodrigo conducía a casa.—Esto es increíble, tenemos otro nieto —comentó Diana, con algo de melancolía, acariciando con su mano el rubio cabello del pequeño. —¡Qué hermoso es! —Suspiró—. Se parece tanto a Santiago cuando tenía su edad —afirmó, con una emoción inmensa al sostener a aquel niño en sus brazos. Su esposo pasó la mano por la cabeza del pequeño.—Es una fiel copia del original —dijo él orgulloso, con una amplia sonrisa en los labios.—Así sucede, uno los tiene nueve meses en el vientre, sufre con los síntomas del embarazo y ellos nacen idénticos a sus padres. —Se quejó y sonrió Diana.—Los genes Vidal predominan en nuestra familia, mi amor —contestó él con una gran sonrisa. A pesar de eso la señora no estaba del todo contenta. Cuando ingresó a la habitación de Alba, la muchacha se veía
Las Vegas-NevadaAl día siguiente:En la suite emperador María Paz, descansaba a plenitud. Su esposo se levantó minutos antes, para pedir el desayuno con todas las cosas que a ella le gustaban: frutas, yogurt, cereales, pan integral. Luego se acercó a su mujer, y le dio varios besos en el rostro.—Mi reina hermosa, ya es hora de despertarse. — La joven sonrió, se desperezó estirando sus brazos, parpadeó varias veces, abrió sus ojos—. Mi bella durmiente, te traje el desayuno.La mirada verdosa de la joven brilló con alegría, como cada vez que estaba cerca de él. Luego observó el anillo que llevaba en su dedo anular de su mano, sonrió mordiendo sus labios, aún no daba crédito a la locura cometida, luego su corazón palpitó con fuerza al darse cuenta de que tenían que dar la noticia a sus padres.Joaquín acercó la bandeja del desayuno, se sentó al lado de su ahora esposa, llevand
Mientras Diana, le explicaba a su nieto sobre la familia, el timbre de la casa sonó. —Buenos días, necesito hablar con el Ingeniero Rodrigo Vidal —expuso una voz masculina por el intercomunicador. —¿Quién lo busca? —preguntó una de las jóvenes. —El doctor Carlos Mario Duque —indicó. La empleada fue al comedor, donde Rodrigo leía el periódico, esperando que su esposa, hija y nieto bajarán a desayunar. —Ingeniero, lo busca un señor que dice llamarse Carlos Duque. Rodrigo, arrugó el entrecejo, conocía al hombre, por la amistad que tenía con su hija menor, pero no entendía por qué motivo lo buscaba a él. —Que pase a la sala, ya lo atiendo —ordenó Rodrigo, enseguida dejó su taza de café en la mesa y se dirigió al salón. —Ingeniero Vidal, buenos días —saludó Carlos, extendiendo su mano—. Disculpe haber
Santiago cerró sus ojos al sentir de nuevo los cálidos labios de Alba que tanto había extrañado. Ella se quedó inmóvil. Su corazón se detuvo por cuestión de segundos, estuvo a punto de sucumbir, deseó volver a sentir los besos de Santiago, aquellos que muchas veces la atormentaban en sus noches de soledad, entonces recordó sus crueles palabras reaccionando: —¡Suéltame! —exclamó Alba, empujando a Santiago. —¡En tu vida, se te vuelva ocurrir besarme! —advirtió y se dirigió al baño con las piernas temblorosas. Santiago entristeció, por un instante llegó a pensar que aún podía existir una esperanza entre ellos, pero el rechazo de Alba le hizo creer que ella ya no sentía por él el mismo amor de antes, es más, estaba casi seguro que la joven ya no lo amaba. Alba recargó su cuerpo en la puerta del baño, llevó sus manos a su pecho tratando de calmar a su acelerado corazón, se miró al espejo limpiando
En las oficinas del café Alma mía. Joaquín sostenía una videollamada con su padre que se encontraba de vacaciones en Los Cabos- México. —Vos me podés explicar, ¿cómo está eso que te casaste, hombre? —inquirió Miguel Ángel a su hijo menor. —No tengo nada que explicar, vos sabés que yo estoy enamorado de María Paz, la amo y decidimos casarnos. —¡No jodás Joaquín! —El señor Duque se rascó la cabeza, era un gesto que hacía siempre, cuando algo que no le gustaba tenía en mente—. No me digas que embarazaste a la muchacha, porque ahí sí te las vas a ver conmigo. Joaquin carcajeó al escucharlo. —No papá, nada de eso, solo estamos enamorados, no pensamos tener hijos por el momento —afirmó él, observando por la pantalla de su computadora a su padre. —¿Y entonces vos por qué no avisaste?, se van como un par de delincuentes a casarse a escondidas. —Miguel Áng
Alba, Angie, y Alex, se despidieron de la señora Vidal, quien no quiso intervenir, hasta no hablar con su hijo antes. Cuando Santiago, se quedó solo con su madre. Ella se acercó a él, lo abrazó. Como si fuera un niño el joven se puso a llorar en brazos de su progenitora. —Mi niño, desahógate, aquí estoy a tu lado. Diana cobijaba a su hijo con su calor ella también lloraba de tristeza, se le partía el alma verlo sufrir de esa manera. **** Aquella tarde. Alba tuvo que contarle la verdad a su hijo, él no hacía otra cosa más que preguntar por su padre. —¿Por qué me dijiste que mi papá estaba muerto? —cuestionó el niño. —¿Mentiste mamá? Alba no tenía valor para mirar al pequeño, ella siempre le enseñó que las mentiras no eran buenas y sin embargo le había dicho uno de gran magnitud. —Mi amor hay ve
Al contrario de Santiago; Alba no contaba con los consejos de su familia, se encerró entre sus miedos, sus dudas, su soledad y tomó una decisión muy drástica. Al día siguiente aprovechó que Angélica salió por unas medicinas entonces se puso a preparar su maleta con su ropa y la de su hijo. Alex despertó y observó a su mamá guardando sus cosas. —¿Nos vamos a vivir con mi papá? —inquirió emocionado el pequeño. —No Alex, ya te expliqué que eso no será posible. Empieza a cambiarte de ropa, que saldremos. —¿A dónde vamos? —preguntó con temor el niño. —Nos cambiamos de casa hijo, así que obedece —ordenó Alba, mientras seguía guardando las cosas a prisa. —¿Entonces no voy a ver a mi papá? —averiguó Alex con lágrimas en los ojos. Alba sintió remordimiento por su pequeño, se acercó a él y le quiso abrazar, el niño s