Trato de poner mi mente en blanco, siguiendo a la perfección el ritmo de mis respiraciones pero luego de cinco intentos, no lo consigo y eso me pone mucho más histérica.— ¡Voy a matarla, lo juro! —siseo entre dientes, sintiendo un fuego reverberar en la boca de mi estómago.Misma sensación que no me deja desde hace dos días cuando Úrsula me dijo con su mejor cara que tendría que pedirle excusas públicas al imbécil de mi ex.—Mantén la calma, Gigi —me pidió Nina por milésima vez. Que estuviera conmigo en estos momentos eran lo único que me daba consuelo—. Sé que lo que vas a hacer es muy difícil y humillante, lo entiendo perfecto pero mira el lado positivo —la mire ceñuda a través de su reflejo en el espejo que tenía frente a mí.— ¿Y según tú cual es el lado positivo? —Cuestione, sardónica—. Porque yo no le veo lo positivo por ningún lado.Me hizo girar sobre la silla del tocador y me cogí el rostro con las manos, mirando mis ojos fijamente.El azul en los ojos de Nina me recordaba
Recuesto mi cabeza contra el volante del auto y trato de controlar mis aceleradas respiraciones, estoy casi hiperventilando, incluso sudo a pesar de que el aire acondicionado está casi al máximo; creo que estoy sufriendo una baja de tensión.Levanto un poco la cabeza y me tapo los ojos con ambas manos un segundo, luego las arrastro por mi cabello y las dejo otro segundo ahí. Cuando comienzo a sentir que vuelvo a tener el control de mi cuerpo, me encargo de verme en el espejo retrovisor para quitar con cuidado las horquillas que mantenían sujeto mi pelo.Gimo de placer cuando siento mi cuero cabelludo liberar toda la tensión que tenía a causa de la tirantez del peinado que me hizo Scarlett.Veo a mi alrededor y recuerdo que nadie me sigue, estoy sola, gracias a que escape de inmediato de la casa luego de dejarlos a todos con la boca abierta. A pesar de que Nina y Jared quisieron acompañarme, yo insistí en marcharme sola, por eso agradecí que mi amiga me prestara su auto deportivo. Y ah
Vuelvo a casa cuando el auto comienza a quedarse sin combustible. Después de hablar con el senador, me mantuve dando vueltas por la ciudad mientras las canciones en la radio cambiaban una tras otras; incluso, estuve tentada a viajar hasta Black rock en busca de Kenneth, pero rápido me deshice de la idea. ¿Qué se suponía que iba a decirle cuando lo encontrara? Ni siquiera había tenido el tiempo para pensar en eso; en mi mundo no existía el tiempo para malgastarlo en ilusiones y mucho menos en romances; en el mundo de la fama conseguir el amor era muy complicado. Quizás por eso me deje embaucar por la charla barata que Jair me vendió durante dos años. Me sorprende no ver a ningún periodista a las afueras de la mansión si cuando hui muchos otros hacían su aparición en el lugar. No quiero cantar victoria pero, tal parece que rendir declaraciones a la prensa al fin tuvo su parte buena. Abro la puerta principal con mucho cuidado, todas las luces de la planta baja están apagadas, me quit
Mi madre se mantiene de pie viéndome con mucha fijeza, el gato en mi regazo como si presintiera la tensión del momento alzo sus ojos grises hacia mí y maúlla; paso saliva, nerviosa.—Puedo explicarlo —digo rápidamente.—Estoy esperando por eso —responde con voz plana.Y como si ya la situación no fuera complicada, el minino salta con mucha agilidad hasta el piso de mi habitación y camina hasta encontrarse con los elegantes zapatos de tacón alto de mi madre, peor que eso, comienza a frotar su blanca y peluda cola contra su pierna cubierta por unas medias de nylon beige.— ¡Shu, shu, gato! ¡Fuera de aquí! —me levanto con torpeza y corro hasta ella intenta echar al gato.No quiero que lo patee.— ¡Ya basta, Gigi! —Me sorprende con un grito y para agrandar mi asombro, se agacha y toma al felino en sus brazos—. Tú no eres un simple gato callejero.Me quedo callada viendo como mi madre examina al animal, e incluso lo acaricia.¿En qué luna estamos? Esto no es para nada normal en Úrsula.—Ja
— ¡¿Cómo que firmaste un nuevo contrato!?El grito histérico de Nina me obliga a taparme los oídos, miro alrededor y varias personas nos miran; hemos venido a tomar un café a pocas cuadras de la casa de modas. Gracias a Dios que la mañana paso en un parpadeo mientras la prueba de colores y tela se llevaba a cabo. Después de varios gritos y algunas maldiciones por parte de mi madre, logro encontrar las combinaciones perfectas para su obra maestra; para Úrsula todas sus colecciones eran arte y sin duda lo eran, los críticos no mentían.—Por favor, no pierdas los papeles. Los periodistas nos están observando —en efecto, al estar sentadas en una de las terrazas que hay en el lugar en plena calle Chapel—. No quiero salir de nuevo en primera plana.Tomo mi taza de café y bebo un poco.—Pero en qué demonios estabas pensando Gigi, ¿Por qué firmaste un nuevo contrato? —se inclina hacia sobre la mesa y se quita sus gafas de sol—. Se supone que después de lo hecho, quedarías libre del yugo de Úr
— ¡Oh, demonios! ¿En serio estas aquí? —Suelto los zapatos que sostenía en mi otra mano y me tapo la boca—. ¡Eres tú! —Sonrió y luego muestro gesto de confusión—. Pero, ¿de dónde saliste?Kenneth sonríe travieso y mira donde nuestras manos continúan unidas.—Te dije que cualquier cosa que quisieras yo podía cumplirlo —me guiña y ojo, lo que provoca que me sonroje furiosamente—. Querías verme y aquí estoy, muñeca —tira de mi mano y me pega contra su pecho; me observa fijamente, sus ojos grises lucen hipnóticos bajo el reflejo de los últimos rayos del sol—. Pero, no pareces muy emocionada.Mi mano abierta ahora está contra su pecho, muy cerca de su corazón y casi puedo jurar que palpita acelerado. Lleva puesta una gorra negra sobre su cabeza pero algunos mechones oscuros escapan de ella, lo miro de igual forma que él a mí, con mucha fijeza e intensidad, gracias a mi estatura estamos casi al mismo nivel.Le sonrió.—Aunque debo admitir que me parece demasiado extraño encontrarte aquí —em
—No termino de creerlo, ¿en serio eres una modelo famosa?Me rio de su reacción pero asiento por décima vez desde que lo dije.—Sí, lo soy —respondo nuevamente y lo observo—. ¿Saberlo cambia en algo las cosas entre nosotros?Eleva ambas cejas y abre la boca, todavía no supera la sorpresa.—Pero por supuesto que sí, que seas famosa cambian abismalmente las cosas entre nosotros —mi gesto se descompone al instante, mi boca se frunce; él lo nota y se tensa—. Oye no, no de la forma en que piensas. No me mal entiendas.Se quita la gorra y posa sus manos en su cabeza, exhalando ruidosamente.—Explícamelo entonces porque justo ahora estoy pensando lo peor —le digo viendo a nuestro alrededor; hay menos personas que hace diez minutos atrás y ya comienza a oscurecer.—Guao, yo… es que jamás pensé que algún día conocería a alguien famoso. ¿Si entiendes? —Niego y tuerzo una de las comisuras de mi boca.—No, la verdad es que no entiendo —me pongo de pie y cojo mis zapatos. Ni siquiera me molesto en
Desde que llegue a casa, traigo una sonrisa un poco idiota pintada en el rostro que ni siquiera el humor sarcástico de Úrsula pudo borrar durante la cena; tanto así, que quiso saber cuál era la causa de tal estado de felicidad, pero obviamente no me moleste en contarle nada.¿Para qué?Hacía mucho tiempo que a ella no le importaba lo que pasaba con mi vida.Mientras me bañaba, me vi varias veces en el espejo que había en una de las paredes de mi ducha y me di cuenta que me sentaba de maravilla sonreír así, lucia radiante, vivaz; incluso más joven… y llegue a la conclusión de que si estar cerca de Kenneth me causaba tal estado de euforia, entonces procuraría tenerlo lo más cerca posible de mí.— ¡Vaya, vaya, hermanita! —la voz de Jared se escucha dentro de mi habitación, estoy recostada sobre mi cama con mi cabello húmedo colgando del borde mientras espero que desaparezca el exceso de humedad—. ¿Por qué tan sonriente?Abro mis ojos y su rostro aparece en mi campo de visión, inclinado s