— ¡Ojitos de luna!
Exclamó mi abuelo volteando hacia atrás al escuchar mi voz.
— ¡¿Pero qué demonios haces ahí parado?! —Le reñí mientras lo ayudaba a volver a su silla de ruedas—. Podrías caerte, ya no tienes la misma fuerza de antes.
Patrick llevaba años postrado en una silla de ruedas pero se las apañaba muy bien solo.
—Quería tomar un poco de aire fresco antes de leer —explico con tranquilidad mientras tomaba el libro que había dejado olvidado en la mesilla de vidrio.
Desde aquí la brisa se sentía fresca y eso que apenas eran las tres; el sol irradiaba una gran calidez. La vista era preciosa y de mis favoritas gracias al jardín conformado de árboles que rodeaban toda la propiedad. Que nuestra casa estuviera ubicada en
Me quedo de pie a las afueras del estudio de Úrsula y me limito a observarla durante unos segundos que se vuelven eternos.Sigue con la misma ropa de antes, solo que ya no lleva puesto su cárdigan blanco, una sencilla camiseta de tirantes y un pantalón recto hasta sus pies que cubre por completo su calzado. Está de pie, inclinada levemente sobre el largo mesón de madera pulida donde suele llevar a cabo sus proyectos privados, hay varios rollos de tela en distintas tonalidades, papeles dispersos por todos lados y una pieza de tela de color burdeos reposa extendida con una especie de patrón encima, a medio cortar. Su frente esta surcada de algunas líneas de expresión que el botox no ha logrado disimular del todo, lo que me indica que está bastante concentrada en lo que hace; ni siquiera se molesta en apartar los mechones de cabello que se han salido de su moño y ahora enmarcan su rostro.
— ¿Puedo dormir contigo esta noche?Pregunte medio dormida por las caricias que Patrick dejaba sobre mi cabeza; ambos estábamos acostados en la cama, escuchando a los Beatles, ya habíamos cenado y mi abuelo se había comido feliz de la vida unos cuantos pastelillos que había logrado robar de la cocina.—Eso no tienes ni que preguntarlo, Agy —me respondió dejando un beso sonoro sobre mi cabello suelto.—Gracias, abuelo —sonreí con mi rostro pegado a su pecho y uno de mis brazos rodeando su cintura.Nos quedamos en silencio mientras en la habitación se escuchaba a volumen bajo With a Little help from my friends.—Desde que cenamos estas muy callada ojitos de luna —murmuro de pronto, Patrick—. ¿Tan mala fue la reunión con tu madre?Una op
Han pasado cinco días en los cuales me he mantenido en el exilio; no he querido hablar con nadie desde el martes cuando mi abuelo quiso regresar a la casa de reposo. — ¿Por qué te vas? —estaba sentada viendo como mi abuelo dentro de su necedad, doblaba una a una sus camisas para guardarlas en su anticuada maleta. Insistía en hacer las cosas por sus propios medios; odiaba sentirse inútil y para doblar su ropa no necesitaba usar las piernas. —Un hombre nunca debe faltar a su palabra, ojitos de luna —explico con voz solemne—. Mi partido de Black Jack con Bruno no se puede aplazar, he apostado cien dólares y los pastelillos de su merienda por un mes. — ¡Abuelo! —Me queje—. ¿Hablas en serio? Me levante del sillón que había en la habitación y me acerque a la cama donde él estaba concentrado en preparar sus cosas. —Pero por supuesto que sí, Agy —no me miro cuando me senté junto a su maleta abierta. —Yo puedo darte ese dinero si quieres —insinué buscando su mirada, pero me ignoro—. Inc
— ¿Cuándo llegaste a la ciudad?Pregunte cuando ya había pasado un poco la emoción del encuentro.Ahora estábamos sentados en la misma mesa donde había tomado mi desayuno; Scarlett estaba tan apenada con mi hermano que insistió en prepararle algo de comer y él sin dudarlo se aprovechó de la situación.—Llegue esta mañana —contesto comiendo un poco de tocino—. Mamá estaba enterada de que vendría. Se lo confirme hace dos días.Resople.—Mi relación con Úrsula en estos momentos no es la mejor del mundo —le explique sin ánimos de tocar ese tema; tome mi copa con jugo de naranja y bebí un poco—No sabes lo feliz que me hace verte. ¡Estas guapísimo!Él sonrió de oreja a oreja.La última vez que nos vimos fue en navidad; cuando casualmente, en el último desfile de la colección pasada, él se encontraba de viaje por Milán haciendo un video para su vlog de influencer. Solo estuvimos juntos un par de días por navidad y luego misteriosamente, él y Nina tuvieron que irse casi al mismo tiempo.Demas
— ¿Crees que Úrsula se enoje por lo que paso hace un rato?Me encogí de hombros, indiferente; me daba igual lo que ella pensara o no.—Me tiene sin cuidado lo que ella piense —espete con desgana, tendida sobre su cama—. ¿No te parece demasiado lindo?Mi gesto se volvió dulce al ver al pequeño gato de color blanco retozar sobre la alfombra de la habitación de Jared.—Sí, es bastante adorable pero dudo mucho que a nuestra madre le agrade tener un gato en la casa —le saque la lengua y me recosté boca abajo, apoyando mi mentón sobre mis manos entrelazada.—Eres un aguafiestas —lo acuse—. ¿Cómo habrá llegado hasta nuestro jardín?—Seguramente salto de algún otro patio cercano.—No lo creo, aquí las casas no colindan con ninguna —explique—. Por privacidad y seguridad. Aquí en Canterbury viven muchos famosos y gente de dinero.—Que aburrido es vivir así —enarque una ceja—. ¡¿Qué?! —inquirió al percatarse de mi mirada.—Como si te importara mucho como vivimos, hace años que te fuiste sin mira
Hacía mucho que no tenía una comida medianamente normal en casa y eso solo fue posible gracias a la presencia de Jared.Aunque muy poco participe de la conversación que se desarrolló entre ellos, no me sentí incomoda ni fuera de lugar; al contrario, con los años de conocer la nueva cara de mi madre, aprendí cual era mi lugar y deje de luchar por encajar en sus perspectivas del mundo.Ya no buscaba agradarle y menos llamar su atención, me daba lo mismo la opinión que ella pudiera tener de mí porque hiciera lo que hiciera, jamás obtendría un poco de su aprobación.No voy a negar que si sentí un poco de envidia al ver lo bien que Jared manejaba a Úrsula y lo fácil que era para él emplear las palabras correctas que la hicieran sentirse importante.Podría asegurar haber visto un atisbo muy efímero de la vieja Úrsula Krantz, cuando reía por alguna anécdota que contaba Jared para llenar los silencios de la comida; incluso en sus ojos verdes llegue a notar una pizca de anhelo y alegría, pues
Trato de poner mi mente en blanco, siguiendo a la perfección el ritmo de mis respiraciones pero luego de cinco intentos, no lo consigo y eso me pone mucho más histérica.— ¡Voy a matarla, lo juro! —siseo entre dientes, sintiendo un fuego reverberar en la boca de mi estómago.Misma sensación que no me deja desde hace dos días cuando Úrsula me dijo con su mejor cara que tendría que pedirle excusas públicas al imbécil de mi ex.—Mantén la calma, Gigi —me pidió Nina por milésima vez. Que estuviera conmigo en estos momentos eran lo único que me daba consuelo—. Sé que lo que vas a hacer es muy difícil y humillante, lo entiendo perfecto pero mira el lado positivo —la mire ceñuda a través de su reflejo en el espejo que tenía frente a mí.— ¿Y según tú cual es el lado positivo? —Cuestione, sardónica—. Porque yo no le veo lo positivo por ningún lado.Me hizo girar sobre la silla del tocador y me cogí el rostro con las manos, mirando mis ojos fijamente.El azul en los ojos de Nina me recordaba
Recuesto mi cabeza contra el volante del auto y trato de controlar mis aceleradas respiraciones, estoy casi hiperventilando, incluso sudo a pesar de que el aire acondicionado está casi al máximo; creo que estoy sufriendo una baja de tensión.Levanto un poco la cabeza y me tapo los ojos con ambas manos un segundo, luego las arrastro por mi cabello y las dejo otro segundo ahí. Cuando comienzo a sentir que vuelvo a tener el control de mi cuerpo, me encargo de verme en el espejo retrovisor para quitar con cuidado las horquillas que mantenían sujeto mi pelo.Gimo de placer cuando siento mi cuero cabelludo liberar toda la tensión que tenía a causa de la tirantez del peinado que me hizo Scarlett.Veo a mi alrededor y recuerdo que nadie me sigue, estoy sola, gracias a que escape de inmediato de la casa luego de dejarlos a todos con la boca abierta. A pesar de que Nina y Jared quisieron acompañarme, yo insistí en marcharme sola, por eso agradecí que mi amiga me prestara su auto deportivo. Y ah