— ¿Puedo dormir contigo esta noche?
Pregunte medio dormida por las caricias que Patrick dejaba sobre mi cabeza; ambos estábamos acostados en la cama, escuchando a los Beatles, ya habíamos cenado y mi abuelo se había comido feliz de la vida unos cuantos pastelillos que había logrado robar de la cocina.
—Eso no tienes ni que preguntarlo, Agy —me respondió dejando un beso sonoro sobre mi cabello suelto.
—Gracias, abuelo —sonreí con mi rostro pegado a su pecho y uno de mis brazos rodeando su cintura.
Nos quedamos en silencio mientras en la habitación se escuchaba a volumen bajo With a Little help from my friends.
—Desde que cenamos estas muy callada ojitos de luna —murmuro de pronto, Patrick—. ¿Tan mala fue la reunión con tu madre?
Una op
Han pasado cinco días en los cuales me he mantenido en el exilio; no he querido hablar con nadie desde el martes cuando mi abuelo quiso regresar a la casa de reposo. — ¿Por qué te vas? —estaba sentada viendo como mi abuelo dentro de su necedad, doblaba una a una sus camisas para guardarlas en su anticuada maleta. Insistía en hacer las cosas por sus propios medios; odiaba sentirse inútil y para doblar su ropa no necesitaba usar las piernas. —Un hombre nunca debe faltar a su palabra, ojitos de luna —explico con voz solemne—. Mi partido de Black Jack con Bruno no se puede aplazar, he apostado cien dólares y los pastelillos de su merienda por un mes. — ¡Abuelo! —Me queje—. ¿Hablas en serio? Me levante del sillón que había en la habitación y me acerque a la cama donde él estaba concentrado en preparar sus cosas. —Pero por supuesto que sí, Agy —no me miro cuando me senté junto a su maleta abierta. —Yo puedo darte ese dinero si quieres —insinué buscando su mirada, pero me ignoro—. Inc
— ¿Cuándo llegaste a la ciudad?Pregunte cuando ya había pasado un poco la emoción del encuentro.Ahora estábamos sentados en la misma mesa donde había tomado mi desayuno; Scarlett estaba tan apenada con mi hermano que insistió en prepararle algo de comer y él sin dudarlo se aprovechó de la situación.—Llegue esta mañana —contesto comiendo un poco de tocino—. Mamá estaba enterada de que vendría. Se lo confirme hace dos días.Resople.—Mi relación con Úrsula en estos momentos no es la mejor del mundo —le explique sin ánimos de tocar ese tema; tome mi copa con jugo de naranja y bebí un poco—No sabes lo feliz que me hace verte. ¡Estas guapísimo!Él sonrió de oreja a oreja.La última vez que nos vimos fue en navidad; cuando casualmente, en el último desfile de la colección pasada, él se encontraba de viaje por Milán haciendo un video para su vlog de influencer. Solo estuvimos juntos un par de días por navidad y luego misteriosamente, él y Nina tuvieron que irse casi al mismo tiempo.Demas
— ¿Crees que Úrsula se enoje por lo que paso hace un rato?Me encogí de hombros, indiferente; me daba igual lo que ella pensara o no.—Me tiene sin cuidado lo que ella piense —espete con desgana, tendida sobre su cama—. ¿No te parece demasiado lindo?Mi gesto se volvió dulce al ver al pequeño gato de color blanco retozar sobre la alfombra de la habitación de Jared.—Sí, es bastante adorable pero dudo mucho que a nuestra madre le agrade tener un gato en la casa —le saque la lengua y me recosté boca abajo, apoyando mi mentón sobre mis manos entrelazada.—Eres un aguafiestas —lo acuse—. ¿Cómo habrá llegado hasta nuestro jardín?—Seguramente salto de algún otro patio cercano.—No lo creo, aquí las casas no colindan con ninguna —explique—. Por privacidad y seguridad. Aquí en Canterbury viven muchos famosos y gente de dinero.—Que aburrido es vivir así —enarque una ceja—. ¡¿Qué?! —inquirió al percatarse de mi mirada.—Como si te importara mucho como vivimos, hace años que te fuiste sin mira
Hacía mucho que no tenía una comida medianamente normal en casa y eso solo fue posible gracias a la presencia de Jared.Aunque muy poco participe de la conversación que se desarrolló entre ellos, no me sentí incomoda ni fuera de lugar; al contrario, con los años de conocer la nueva cara de mi madre, aprendí cual era mi lugar y deje de luchar por encajar en sus perspectivas del mundo.Ya no buscaba agradarle y menos llamar su atención, me daba lo mismo la opinión que ella pudiera tener de mí porque hiciera lo que hiciera, jamás obtendría un poco de su aprobación.No voy a negar que si sentí un poco de envidia al ver lo bien que Jared manejaba a Úrsula y lo fácil que era para él emplear las palabras correctas que la hicieran sentirse importante.Podría asegurar haber visto un atisbo muy efímero de la vieja Úrsula Krantz, cuando reía por alguna anécdota que contaba Jared para llenar los silencios de la comida; incluso en sus ojos verdes llegue a notar una pizca de anhelo y alegría, pues
Trato de poner mi mente en blanco, siguiendo a la perfección el ritmo de mis respiraciones pero luego de cinco intentos, no lo consigo y eso me pone mucho más histérica.— ¡Voy a matarla, lo juro! —siseo entre dientes, sintiendo un fuego reverberar en la boca de mi estómago.Misma sensación que no me deja desde hace dos días cuando Úrsula me dijo con su mejor cara que tendría que pedirle excusas públicas al imbécil de mi ex.—Mantén la calma, Gigi —me pidió Nina por milésima vez. Que estuviera conmigo en estos momentos eran lo único que me daba consuelo—. Sé que lo que vas a hacer es muy difícil y humillante, lo entiendo perfecto pero mira el lado positivo —la mire ceñuda a través de su reflejo en el espejo que tenía frente a mí.— ¿Y según tú cual es el lado positivo? —Cuestione, sardónica—. Porque yo no le veo lo positivo por ningún lado.Me hizo girar sobre la silla del tocador y me cogí el rostro con las manos, mirando mis ojos fijamente.El azul en los ojos de Nina me recordaba
Recuesto mi cabeza contra el volante del auto y trato de controlar mis aceleradas respiraciones, estoy casi hiperventilando, incluso sudo a pesar de que el aire acondicionado está casi al máximo; creo que estoy sufriendo una baja de tensión.Levanto un poco la cabeza y me tapo los ojos con ambas manos un segundo, luego las arrastro por mi cabello y las dejo otro segundo ahí. Cuando comienzo a sentir que vuelvo a tener el control de mi cuerpo, me encargo de verme en el espejo retrovisor para quitar con cuidado las horquillas que mantenían sujeto mi pelo.Gimo de placer cuando siento mi cuero cabelludo liberar toda la tensión que tenía a causa de la tirantez del peinado que me hizo Scarlett.Veo a mi alrededor y recuerdo que nadie me sigue, estoy sola, gracias a que escape de inmediato de la casa luego de dejarlos a todos con la boca abierta. A pesar de que Nina y Jared quisieron acompañarme, yo insistí en marcharme sola, por eso agradecí que mi amiga me prestara su auto deportivo. Y ah
Vuelvo a casa cuando el auto comienza a quedarse sin combustible. Después de hablar con el senador, me mantuve dando vueltas por la ciudad mientras las canciones en la radio cambiaban una tras otras; incluso, estuve tentada a viajar hasta Black rock en busca de Kenneth, pero rápido me deshice de la idea. ¿Qué se suponía que iba a decirle cuando lo encontrara? Ni siquiera había tenido el tiempo para pensar en eso; en mi mundo no existía el tiempo para malgastarlo en ilusiones y mucho menos en romances; en el mundo de la fama conseguir el amor era muy complicado. Quizás por eso me deje embaucar por la charla barata que Jair me vendió durante dos años. Me sorprende no ver a ningún periodista a las afueras de la mansión si cuando hui muchos otros hacían su aparición en el lugar. No quiero cantar victoria pero, tal parece que rendir declaraciones a la prensa al fin tuvo su parte buena. Abro la puerta principal con mucho cuidado, todas las luces de la planta baja están apagadas, me quit
Mi madre se mantiene de pie viéndome con mucha fijeza, el gato en mi regazo como si presintiera la tensión del momento alzo sus ojos grises hacia mí y maúlla; paso saliva, nerviosa.—Puedo explicarlo —digo rápidamente.—Estoy esperando por eso —responde con voz plana.Y como si ya la situación no fuera complicada, el minino salta con mucha agilidad hasta el piso de mi habitación y camina hasta encontrarse con los elegantes zapatos de tacón alto de mi madre, peor que eso, comienza a frotar su blanca y peluda cola contra su pierna cubierta por unas medias de nylon beige.— ¡Shu, shu, gato! ¡Fuera de aquí! —me levanto con torpeza y corro hasta ella intenta echar al gato.No quiero que lo patee.— ¡Ya basta, Gigi! —Me sorprende con un grito y para agrandar mi asombro, se agacha y toma al felino en sus brazos—. Tú no eres un simple gato callejero.Me quedo callada viendo como mi madre examina al animal, e incluso lo acaricia.¿En qué luna estamos? Esto no es para nada normal en Úrsula.—Ja