Capítulo60
Isabela, con Matías a su lado, finalmente encontró la casa de Luciana. Al tocar la puerta, pronto apareció la cara cansada de Luciana.

—Isabela, ¡qué sorpresa! —dijo Luciana, primero con alegría y luego con preocupación al ver las heridas en el rostro de Isabela—. ¿Qué te pasó en la cara?

Isabela se limitó a sonreír y a decir que se había caído de la bicicleta. Aunque Luciana tenía dudas, no insistió en el tema. Abrió la puerta para dejar entrar a Isabela y, justo cuando estaba por cerrar, notó que había otra persona en la entrada.

—¿Y él? —preguntó Luciana, mirando a Matías.

Isabela se sintió un poco incómoda y se sonó la nariz—. Es... un amigo.

—¿Ah?

Isabela parpadeó y le hizo un gesto a Luciana para que no siguiera preguntando. Luciana, con una sonrisa, invitó a Matías a entrar.

Una vez dentro, Isabela y Luciana se abrazaron como viejas amigas que se reencuentran después de mucho tiempo. Ambas estaban llenas de cosas que decir, pero no sabían cómo empezar.

En ese momento, el celular
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