Capítulo59
Al principio, Catalina intentó resistirse, consciente de que ya no estaba en el extranjero y que cada uno de sus movimientos debía ser extremadamente cauteloso. Sin embargo, bajo la intensa manipulación de Felipe, su deseo reprimido comenzó a despertar. Catalina, para su sorpresa, empezó a responder con fervor a los movimientos de Felipe.

Cuando él la azotaba a correazos, un inesperado placer masoquista la invadía, al punto de desear que lo hiciera con más fuerza. A medida que su repugnancia por su propia lujuria crecía, también lo hacía su entrega al placer que le ofrecía Felipe. No fue hasta que él se desplomó exhausto sobre ella que la intensa sesión finalmente llegó a su fin.

Cuando sus pensamientos volvieron a la realidad, Catalina se dio cuenta de que se encontraba en un estado de completa sumisión, como una muñeca rota en manos de Felipe. En algún momento, él había sacado el cinturón de su pantalón, y con un chasquido en el aire, hizo sonar un estruendoso golpe. El corazón de C
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