Felipe le respondió:—La última vez te gusto mucho, ¿verdad? Esta vez probemos algo diferente. Te prometo que te haré sentir volar por los cielos de puro placer.---Después de varias horas de desenfreno, Catalina yacía en los brazos de Felipe, exhausta.Con voz débil, dijo:—Hazme un favor.Felipe apartó el cabello desordenado de su frente y respondió:—Dime que necesitas.—Quiero que me ayudes a matar a alguien —los ojos de Catalina reflejaban frialdad y determinación.—Matar a alguien es ilegal y algo bastante serio —dijo Felipe en tono neutro.Catalina maldijo en su interior y, luego, besó a Felipe en la cara.—Dentro de dos días cumpliré con tu petición.Pronto, la cama se siguió sacudió con el crujido del vaivén de los resortes.Al día siguiente, Felipe le dijo a Catalina que había perdido a la persona que debía seguir. Catalina, furiosa, lo insultó al celular. Dado que la situación se estaba complicando, Catalina tuvo que buscar otra solución. Poco después, recibió una llamada d
—¿Cuánto necesito? ¡Ajajajjaa! Realmente te tienes en muy alta estima.Catalina, temiendo que Camilo dijera algo más, alzó la voz de inmediato:—Solo suéltala y accederé a tus demandas.—¿Crees que voy a creer tus mentiras? — La mirada de Camilo estaba llena de ferocidad.Nunca se hubiera imaginado que su propia hija enviaría a alguien para matarlo, para matar a su padre biológico.Si no fuera porque Camilo había tenido problemas estomacales y había ido al baño, probablemente ya habría sido eliminado por la gente que Catalina envió. Por eso, sin siquiera hacer una prueba de paternidad, corrió a Marfil en medio de la noche para capturar a Catalina, sin imaginar que Valentina tendría la mala suerte de ser capturada junto con ella.El tiempo pasaba segundo a segundo, y Catalina no pudo evitar sentirse ansiosa.—¿Qué es lo que realmente quieres hacer?—¿No sabes lo que quiero?Camilo le escupió, le dio una palmada en la cara y luego la arrastró afuera agarrándola del cabello.—¡Perra! ¿Cóm
—¡No se acerquen más! — Gritó Camilo usando a Catalina como amenaza. — ¡Si se acercan, la mato en serio!Catalina le gritó "papá" a Rafael.—¡Yo soy tu padre! — rugió Camilo hacia ella. — ¡Te dije que solo quería dinero, y tú enviaste a alguien para matarme, perra! ¡Morirás conmigo!Apenas terminó de hablar, Camilo recibió un tiro en la cabeza de un francotirador oculto en las cercanías.Catalina gritó y se desmayó. Cuando despertó, habían pasado dos días desde el secuestro.Al abrir los ojos, vio a Fernanda llorando desconsoladamente, repitiendo que el país no era seguro y que deberían irse al extranjero.Catalina habló suavemente:—Mamá...Al verla despertar, Fernanda la abrazó de inmediato.—Catalina, por fin despertaste. Me tenías muerta de miedo.Catalina disfrutó ávidamente del cálido abrazo de Fernanda.—Mamá, estoy bien. Lo siento, te he preocupado de nuevo.—Catalina, vámonos al extranjero, este país es demasiado peligroso —Fernanda no podía dejar de pensar en que Catalina hab
Al enterarse de que Catalina era quien había protegido a Valentina, los Guzmán le prepararon un generoso regalo como agradecimiento. Benjamín también anunció públicamente que Catalina sería la esposa del nieto mayor de los Guzmán, expresando indirectamente la importancia que le daban. Así, Catalina logró sacar provecho de esta desgracia.Unos días después, Catalina ya podía ser dada de alta del hospital.Benjamín insistió firmemente en que Matías fuera a recogerla. Sin embargo, alguien filtró la información y una gran cantidad de periodistas fisgones se reunió fuera del hospital, compitiendo por obtener material exclusivo.Isabela también estaba en el hospital ese día, originalmente acompañando a Luciana para un chequeo de Mateo.Mateo se había desmayado repentinamente mientras jugaba en casa, y Renata llamó de inmediato a Isabela y Luciana.Ambas, al recibir la llamada, se apresuraron a llegar a casa y luego llevaron rápidamente a Mateo al hospital.Inesperadamente, se encontraron con
Isabela abrió la boca fingiendo dar un mordisco, masticando solo aire:—Vaya, pero ¡qué dulce está!Luego alzó a Mateo en brazos y se marchó.No se dio cuenta de que Matías estaba parado detrás de ella desde hacía un rato, y al oír a Mateo llamarla "mamá", su mirada se ensombreció rápidamente. Solo cuando Catalina lo llamó, él se volteó.Catalina, tomada de su brazo, notó que miraba fijamente hacia un punto y, curiosa, también miró, pero al no ver nada inusual, dijo:—Max ya llegó, vámonos.Ambos caminaron del brazo, como una pareja de enamorados.Isabela llevó a Mateo donde Luciana, encontrándola sentada en una silla, absorta en sus pensamientos.Isabela la sacudió suavemente:—¿Qué es lo que pasa? ¿Ya salieron los resultados de Mateito?Luciana la miró, luego a Mateo, y de repente comenzó a llorar.Isabela, comprendiendo la gravedad de la situación, tomó el informe de las manos de Luciana y leyó "leucemia".—No puede ser... esto de veras debe ser un sueño...Luciana la abrazó, lloran
Isabela estaba a punto de hablar cuando escuchó la voz de Catalina por teléfono:—¿Señorita Mendoza? ¿Qué ocurre para que llame a Matías tan tarde?Isabela contuvo la respiración. ¿Acaso vivían juntos?Al no obtener respuesta, Catalina insistió:—¿Señorita Mendoza?Isabela respiró profundamente antes de responder:—Mañana hay una rueda de prensa de último momento. Quería confirmar los detalles finales con el señor Guzmán.Catalina hizo un sonido de comprensión y luego gritó:—¡Matías, es la señorita Mendoza! Devuélvele la llamada cuando termines de ducharte.Isabela creyó oír a Matías asentir, pero no tuvo el valor de seguir escuchando. Colgó antes de que Catalina pudiera decir algo más.Catalina miró el teléfono con una expresión feroz.—Isabela, ¿cómo puedes ser tan descarada y molestar a Matías tan tarde? — murmuró, sin apartar la vista del teléfono.Cuando Matías salió del baño, Catalina desvió su mirada hacia él, sonrojándose instantáneamente. En ese momento, Matías era como un ve
—¿Qué gano acaso yo al ayudarte? — La voz de Matías cayo fría tal tempano de hielo del otro lado del auricular:—Sabes muy bien que yo nunca hago nada sin recibir algo a cambio.—Yo... —Isabela no sabía ya de veras qué podría ofrecerle más a Matías.—Cuando lo tengas claro, ven a donde vivo y dímelo tú misma en persona.Después, Matías colgó. Isabela preocupada miró su celular. Al final le dijo a Catalina que tenía algo que hacer y se marchó. Catalina, ya un poco recompuesta de su tristeza, estaba preciso a punto de llevarse a Mateo a casa, así que dejó mejor que Isabela se marchara. Isabela tomó un taxi hasta la mansión donde vivía Matías. Cuando vio el imponente portón abriéndose lentamente ante ella, sintió como si se estuviese metiendo en las fauces de un lobo.El conductor, al verla parada durante un rato, la instó impacientemente:— Señorita, baje que ya llegamos.Isabela volvió en sí, pagó el taxi y con pasos firmes se dirigió a la mansión.Matías estaba de pie en el segundo pis
Al verse descubierta, una expresión de incomodidad apareció en el rostro de Isabela. Sin embargo, se mantuvo en su punto y miró a Matías a los ojos. —¡Incluso si hay solo una posibilidad entre diez mil, no me rendiré!Después de decir esto, se dio la vuelta y se fue. Matías observó con una expresión sombría en su rostro la espalda de Isabela mientras se alejaba. —¡Isabela, vendrás pronto a pedirme ayuda!Al salir de la mansión, Isabela se sintió completamente agotada. Deambulaba por la calle como un alma en pena cuando de repente comenzó a llover fuertemente. La lluvia golpeaba sin piedad su cara, como si intentara burlarse de ella. Eso de veras había enfurecido completamente a Matías. El favor que Isabela le había pedido hace un momento tenía muy pocas probabilidades de éxito. Pensó para sí misma, —¿si hubiera sido más indulgente antes, el resultado habría sido entonces quizás diferente?A pesar de todo, Isabela decidió buscar a Diego para ver si podía obtener alguna buena opción d