Brianna
Se trataba de esos momentos donde es ahora o nunca. Luego de ver todo el despliegue que se había ejecutado en mi honor, no me cabía la menor duda de que iban a matarme, y me habían tenido con los ojos vendados todo el rato, pero ahora podía ver la luz. Ver todas aquellas identificaciones falsas, el armamento, y la hoja donde se veía claramente que me habían estado vigilando me hizo ver muy a mi pesar que Apolo formaba parte de ese ecosistema subterráneo, y yo no quería ser parte de esa cadena alimenticia donde era una presa fácil.
Me temblaban los dedos cuando encendí el móvil que me había dado Ludovico y me temblaron aún más cuando vi que solo le quedaba el veinte porciento de batería. Presioné el icono verde y acerqué
BriannaMe sostuvo la mirada durante unos segundos que me parecieron una eternidad. Ninguno de los dos se atrevía a mover un músculo, calculando cada movimiento de su oponente, buscando el momento adecuado para actuar.—Si supieras lo jodidamente irónicas que son tus palabras… Todo lo que eres, eso tiene mucho sentido. Todo lo que eres es mucho más de lo que apostaría un jugador veterano. —Desvío su mirada hacia mi mano, donde por fin había presionado el icono de la llamada, dispuesta a hacer algo, pero se quedó quieto. Ni siquiera se molestó en intentar quitarme el móvil.La línea del teléfono sonó, aparecieron unos ruidos de estática, y luego estableció conexión.P
BriannaTodo fue muy rápido, una bala silbó en el aire y apenas si le dio tiempo a Apolo a abrazarme y lanzarme sobre los arbustos antes que la bala pasase sobre nosotros en cámara lenta, mientras yo era disparada hacia adelante y me estrellaba contra el piso con un ruido seco. Cuando tomé noción de lo que ocurría entendí que la distancia que había volado no había sido tanta, aunque el impacto si muy fuerte y dolía como la put@ madre. Solo podía escuchar el grito sordo que se había escapado de mis labios cuando entendí que Ludovico había tirado a matar. Mi esposo ni siquiera se molestó en gritar o realizar algún sonido con la eficiencia característica de él, se levantó de un salto y sacó una pistola por debajo de la chaqueta, justo cuando la bala impacto
BriannaAhora lo entendía, era este tipo de peligro que había llevado a mamá a escondernos, estar lo más lejos de este horrible mundo.Mi corazón dio un vuelco y se inundó de miedo y desesperación por el hombre que se levantaba en aquel momento a los tumbos.―Ah, Apolo, despertaste justo a tiempo para ver el espectáculo. Estoy seguro de que no lo viste venir, es toda una Bellomo después de todo. Me acaba de dar las buenas nuevas, robo los archivos de las rutas del armamento. ¿Qué dices de eso?―Déjala ir Carlo, yo soy al que quieres.―En realidad no es a ti a quien quiero justo ahora… No te ofendas, pero tu e
BriannaPietro intentó convencerme de que fuese a dormir a un lugar seguro, cercano que habían dispuesto para mí, pero me negué de redondo, deseaba estar allí por si llegaba a despertar, por lo que después de mucho insistir decidió darse por vencido y dejarme quedarme allí. Finalmente, me acosté en la cama en una habitación vacía que me ofrecieron amablemente, pero me era casi imposible conciliar el sueño con dos hombres en la habitación conmigo y uno fuera. No me permitían ni siquiera ir al baño sola y no se alejaban más de un metro. Por lo que gran parte de la noche me la pasé mirando por la ventana. Pensando en todo lo ocurrido, en Ludovico, y la forma en que lo sacrificó todo por mí al final. Le disparó a Carlo. Arriesgando su propia vida, salvando la mía. Todos los recuerdos de ese
BriannaApolo salió ocho días después, y lo llevamos a una casa alejada en las afuera de Daimon con un pequeño ejército privado rodeando la casa y los alrededores, ya dentro de la casa siempre encontrabas una sombra silenciosa observando en cada rincón. De no ser por la falta de privacidad, podía decir que era una casa preciosa, por las mañanas lo primero que veíamos al despertar era la vista de un lago cercano y por las noches no se escuchaba otra cosa que el canto de los grillos.Sentía una extraña mezcla de sensaciones, por un lado, no podía parar de pensar en por qué las noticias no decían nada de Ludovico, me sentía terriblemente culpable a pesar de lo que Apolo dijese. Por otro, estaba radiante por estar por fin en casa con Apolo, aunque aún estaba de cierto modo conval
BriannaBriannaEra nuestra primera discusión desde que había sido dado de alta y odiaba que me arrastrase fuera como a una niña berrinchuda que necesitaba ser calmada. Después de desayunar me comunico que al día siguiente volvería a Daimon para atender los negocios. Y claro que yo me había puesto más que furiosa, corría, peligro, real. Probablemente, después de negarse a cumplir con su promesa de asesinarme y destruir finalmente a Vito en cada esquina había un Cavalli furioso y un Bellomo deseando cobrar venganza por lo de Carlo.Salimos al jardín por la puerta que daba a la parte trasera. Pietro habían dejado el patio delantero en su estado original de abandono con el fin de no levantar sospechas, evitando así la mirada de los curiosos,
BriannaMe acerqué a la ventana abrigándome con los brazos para protegerme del frío, a esa hora de la noche en la casa la temperatura era bastante baja, por lo que me arrepentí de no haber sacado una manta. Los campos estaban tan tranquilos como los árboles, las aguas del lago a lo lejos parecía una pátina inmóvil bajo la luz de la luna. Todo era tan tranquilo y silencioso a esa hora de la noche. Aun sabiendo que ahí estaban los guardias de Apolo vigilando, actuaban como verdaderas sombras silenciosas, perdiéndose en la oscuridad.Nunca antes había tenido problemas para dormir, incluso mamá bromeaba diciendo que podía dormirme donde sea y era verdad, así era, pero últimamente no podía pegar un ojo sin importar lo cómoda que era la cama. BriannaSolo llevaba puestos unos calzoncillos y un colgante de oro con sus iniciales, y estaba sudando bajo el aire frío que entraba por la ventana, juraba que la había cerrado, aunque era posible que él la hubiese abierto dormido. Trataba de respirar correctamente, sacudiéndose y girando como si estuviera sufriendo un ataque mortal. Nunca lo había visto tener ese tipo de episodio, aunque era verdad que tampoco estaba segura de haberlo visto dormir demasiado, cuando yo despertaba entre sus brazos, él ya estaba con los ojos abiertos, mirándome o contemplando un punto fijo.Cuando no dormiamos juntos, el aparecia en ocaciones en mi cama, entonces era posible que fuese sonambulo.Por fin, forcé a mis pies a moverse, me incliné sobre él, para tomarlo por los hombros y sacudirlo con fuerza.La Rana y el Escorpión (Parte dos)