Díganme si no son hermosos ese par 😍, primero se odian y al rato ya están abrazados 🙈 y después… Mejor sigan leyendo 🙊.
Su alma hecha boronas… Eso sintió Jimmy cuando la vio tan destruida, recostada en su cama, abrazando una almohada como si fuera su chaleco salvavidas en medio del mar. «¿Qué sucedió?» quería preguntárselo, pero únicamente lo pensó al no encontrar las palabras adecuadas. Se fue acercando a ella poco a poco hasta llegar a la cama y sentarse despacio, ni tan cerca para asustarla, ni tan lejos para que no se diera cuenta de su preocupación. La miró por largos segundos que se convirtieron en minutos, mientras ella miraba al frente y le escurrían las lágrimas por las mejillas. Quería acercar su mano y limpiarlas con la yema de sus dedos o tal vez absorberlas con su boca para sentir su sabor salado y ver si así ella le transmitía su dolor y podía sentirse mejor. Su corazón se destrozó al verla tan frágil, tan dolida, tan abandonada… Se moría de ganas por hacerle sentir que él estaba ahí para ella y quería pedirle perdón por lo que había hecho; tal vez esa era la razón de su tristeza y su pe
Los labios de Jimmy temblaban, mientras sus ojos clavados en los de ella se deleitaban observando su forma perfecta y húmeda. Lo dudó por un segundo, pero no se resistió y absorbió ese labio superior color rosa, delineándolo con su lengua al mismo tiempo y sintió de inmediato la mano de ella apretar el cabello de su nuca, mientras la otra se presionaba contra su pecho por encima de la bata de seda. La sintió aferrarse a su labio inferior, mordiéndolo y chupándolo mientras él no se saciaba de ella. El beso se volvió tan intenso que sus lenguas no tardaron en encontrarse en un baile de placer erótico, mientras se devoraban la boca hasta sentir que sus labios ardían tanto que parecía que estaban a punto de prenderse en fuego. La agarró de la cintura con las dos manos y la acercó a él, pegando su cuerpo al suyo hasta sentir el par de pequeños bultos endurecidos, rozando sus pectorales. Las manos de ella se aferraban a su cabello con desesperación y sus piernas se abrieron clavando las ro
Jimmy no se resistió y arremetió con fuerza, clavándose en su interior, haciéndola soltar un gemido sexi que lo paralizó por un momento, para poder contemplar ese labio inferior que ella se estaba mordiendo con placer… Sus ojos cerrados temblaban esperando la anticipación de lo que él pretendía hacer y no quiso hacerla esperar más… Empezó a moverse dentro y fuera de ella con efusividad, llevando el ritmo de las embestidas de manera perfecta, escuchando los gemidos de esa mujer que lo volvía completamente loco de pasión por ella… Viendo sus pequeñas manos, arrugar la tela de la sábana blanca para luego posarse alrededor de su cuello, con los ojos abiertos, atrayéndolo hacia ella para besarlo y morderle los labios con una agresividad sensual y atrevida. Se le escaparon varios gruñidos mientras la penetraba una y otra vez, y ella le apretaba el trasero con sus pantorrillas, pidiendo más profundidad. No quería lastimarla y estaba evitando llegar muy profundo, pero el anhelo de ella le di
El niño bonito se había salido de nuevo con la suya y Salomé no podía soportarlo, aunque sus ganas también se hubieran satisfecho, no consentía la idea de que ella pudiera ser un juego para él…, nada más…; sin embargo, eso era lo que él había creído que era para ella y eso la confundía. ¿Qué quería Jimmy de ella?, ¿acaso buscaba la forma de enamorarla? Tal vez ya lo había conseguido, porque no pudo dormir durante toda la noche por estar pensando en lo que había ocurrido y de tanto pensar y pensar, se decidió… Iba a alejarse de él… por lo menos en el ámbito sexual, ya que el matrimonio seguía impidiendo que se fuera de esa casa, pero su fuerza de voluntad era grande y no le iba a abrir las puertas de su corazón a alguien que se había burlado tantas veces de ella en tan poco tiempo. Al día siguiente llamo a sus amigas a primera hora para pedirles que salieran a correr juntas; sin embargo, las gemelas tenían que trabajar en el zoológico ese día y no podían acompañarla, así que se decidi
La pulga rabiosa, es decir, Salomé, se alejó de la mansión tan rápido como pudo. Su plan de salir a trotar se había convertido en uno de correr una maratón, huyendo de Jimmy que tal vez la mataría por lo que le hizo, pero cuando se encontró a más de cinco cuadras de la casa y miró hacia atrás, percatándose de que él no la seguía, se tranquilizó y descansó con las palmas sobre las rodillas, antes de seguir su camino, dando pasos lentos mientras recuperaba fuerzas, pero se arrepintió de inmediato cuando vio… Un chico apuesto, de aspecto conocido, caminaba hacia ella con una sonrisa en el rostro, mientras ella, como si tuviera miopía, trataba de distinguirlo desde lejos, hasta que estuvo lo suficientemente cerca y pudo reconocerlo, pero ya no había tiempo para huir y si lo hacía, él pensaría que estaba loca, uniéndose al club de Jimmy para tal vez terminar internándola en un psiquiátrico como el niño bonito quería. —Hola, bella —la saludó estampándole un beso en la mejilla, haciendo que
Salomé quería que Jimmy supiera lo que ella había sentido ese par de veces que lo vio en compañía de esa rubia, y no pensaba perder la oportunidad de utilizar a su ex amante para llevar a cabo su juego maquiavélico; aunque no pudo evitar mirar esos ojos color miel, trató de que fuera por el tiempo más leve posible, para luego incitar a su compañero a seguir caminando por el parque, adentrándose en él. Se sintió orgullosa cuando escuchó la voz de Jimmy pronunciar su nombre llamándola, pero no le hizo caso. Quería hacerle pagar todas y cada una de las jugadas sucias que él le había hecho, y como ya había perdido la cuenta de cuantos puntos a favor tenía cada uno, simplemente se decidió a seguir atormentando la vida de ese “niño bonito”, hasta que él confesara qué era lo que quería realmente de ella. Sus sentidos se agudizaron, y de alguna forma sus superpoderes se activaron para poder sentir la presencia del muñeco de porcelana a sus espaldas, caminando detrás de ellos en silencio, per
Salomé disfrutaba de su almuerzo cuando de pronto el pimpollo celoso entró y la ignoró, pasando frente a ella como si ni siquiera se hubiera percatado de su presencia. Fingió tan bien que ella se lo creyó, o más bien, no quería pensar que él la estaba ignorando porque le costaba, cuando no hace mucho tiempo atrás la había estado persiguiendo; aunque, ¿qué carajos le pasaba? Había querido producirle celos precisamente para verlo enojado con ella, pero ahora se sentía mal por no poder contemplar sus ojos miel enfocándola. Lo vio pasar directamente hacia la cocina y entrar saludando a Ana, para entregarle lo que parecía una caja de pastillas. Ya casi iba a acabar su almuerzo, pero empezó a comer como una hormiga simplemente para darle tiempo a Jimmy de sentarse a almorzar junto a ella y; sin embargo, lo que sucedió a continuación la dejó atónita: El chico de ojos claros que la volvía loca, le pidió a Ana que le llevara el almuerzo a su recámara. —Pero, ¡ni siquiera desayunaste! —Le rep
Jimmy subió a su habitación luego de haber ignorado por segunda vez la presencia de su esposa y cerró la puerta con seguro. Esperaría a que Ana le llevara el almuerzo y luego se dedicaría a pensar y atormentarse con el recuerdo de lo que había visto en el parque. Esa escena que había acabado con su corazón; ese que desde hace poco tiempo se había vuelto de algodón, después de haber sido de piedra toda la vida, pero una mujer… esa mujer… había conseguido reblandecerlo. «¿Para qué lo hizo?, ¿para tener el placer de destruirlo después?» Tenía rabia… mucha rabia lo invadía por haber pensado en algún momento que tal vez ella sentía algo por él. Por haberse dejado atrapar de una mujer que sabía que no era para él. Ella era demasiado libre, demasiado independiente, demasiado soberana… y él era un hombre de posesiones… La mujer que quería para él, la había tenido siempre. Todas rendidas a sus pies y dispuestas a cumplir cada uno de sus deseos; si él les pedía que no vieran a otro hombre nunca