Like si les gustó la primera vez entre ese par de enemigos enamorados 🙈🙊. Nos vemos mañana con más capítulos 😘.
Los minutos transcurrían y ellos seguían abrazados sin la intención de separarse, pero nada dura para siempre y cuando cayeron en cuenta de lo que estaban haciendo y de lo que habían hecho, ambos se miraron sonrojados y tímidos, como si una venda se les hubiera caído de los ojos, haciendo que se separaran de inmediato agachando las miradas. Salomé se bajó de sus caderas y se sentó en el asiento del copiloto intentando recuperar su ropa, pero cuando levantó su vestido abierto como si fuera un pedazo de tela, una mueca de terror apareció en su rostro y la molestia hacia Jimmy se hizo evidente: —Rompiste mi vestido… —Le dijo mirándolo a la cara con condena y el chico parecía confundido, ya que, no recordaba haberlo hecho…, la pasión lo había cegado. —Yo… yo no pensé que… balbuceó mirándola con culpa—. Lo siento. —¿Lo sientes? —Cuestionó mientras Hulk empezaba a apoderarse de su cuerpo una vez más—. ¿Crees que con un “lo siento” arreglarás este desastre? Él la miró a los ojos con su r
Jimmy llegó a la empresa con una sonrisa marcada en el rostro; si alguien a su alrededor supiera leer sonrisas, se daría cuenta de lo que la suya significaba con tan solo mirarlo por unos segundos, y no, no era por haberse burlado de la pulga rabiosa, sino por lo que había sucedido justo antes de la discusión… El encuentro sexual tan candente y placentero que habían tenido. Sí, parecía un hombre recién follado… pero no le importaba porque había cumplido una de sus fantasías con ella y se sentía el amo del universo. Su secretaria, esa que sonreía tímida en su presencia y le hacía miraditas pecaminosas, también se percató del cambio en su rostro y pareció decepcionada, «parece que esta si sabe leer las sonrisas y el brillo de los ojos». —Señor, ¿necesita algo?, tal vez una taza de café —le preguntó con una seriedad que nunca antes había visto en esa chica sonriente. —No, Dana, no te preocupes… —Le respondió regalándole una de sus hermosas sonrisas para ver si el rostro de la chica se
Salomé lo había estado esperando ansiosa mirando a través de su ventana y ahora estaba espiando la grabación en tiempo real de la cámara que apuntaba a la puerta, viendo cómo Jimmy trataba inútilmente de encajar dos de sus dedos en el sensor y este lo rechazaba. Lo vio y lo escuchó maldecir apretando los puños cuando la luz roja parpadeó y enseguida enfocó su mirada en la cámara, habiendo adivinado que ella lo estaba observando. Se llevó una mano a los labios para contener la risa como si él pudiera escucharla y se sonrojó al notar la mirada furiosa de Jimmy por unos largos cinco segundos, antes de que volviera a mirar el sensor y lo cubriera con sus manos por ambos lados para acercar su boca a él y conseguir que se abriera en el último intento. El renacuajo paseador no volvió a mirar hacia la cámara y en cuanto la luz verde se encendió y la puerta se abrió, entró disparado, consiguiendo que a Salomé se le subiera el corazón a la garganta sospechando que él correría directamente a su
Y ahí estaba él, alimentando a la fiera indomable que estaba a punto de vomitar sobre la mesa, pero se resistía, y ya se había tragado seis cucharadas de ahuyama conteniendo las náuseas, mientras él jugaba con la cuchara en el aire como si fuera un avioncito. —Una más por tu tía —le decía viendo como ella lo fulminaba con la mirada—, entonces por las gemelas diabólicas de tus amigas —la vio poner los ojos en blanco, enfadada—, bueno, hazlo por mí. Volvió a mirarlo profundizando en sus iris caramelo, hipnotizándolo con esa mirada que no sabía descifrar aún, si era porque estaba de acuerdo o porque creía que él era muy iluso para haber dicho eso. —Lo haré por ti —contestó recibiendo la cucharada que él le ofrecía, dejándolo pasmado—, porque eres como lo que me estoy comiendo, insípido y repugnante. Su sonrisa se esfumó y apretó la mandíbula, sintiendo el fuego arder en su cara, viendo las muecas de asco que ella hacía hasta que no pudo resistirlo más y se rindió. —¡Basta! —Voceó lev
Salomé estaba en su cuarto, con el estómago medio vacío, recostada en la cama sin poder quedarse dormida, y lo único que podía hacer era pensar, y pensar, y pensar… Lo primero que se le vino a la mente, fue que ese día era viernes y no había salido con sus amigas a ese club al que siempre iban las tres. Repasó lo que había hecho en todo el día y se encontró con que lo había desperdiciado casi por completo, salvando el momento mágico que vivió junto a Jimmy. En la mañana, cuando tuvo que quedarse dentro de su auto, completamente desnuda y enfurecida, después la tarde, que la pasó sentada en el jardín viendo como instalaban la puerta y el sistema de seguridad para fastidiar a su esposo, y ahora, en la noche, estaba acostada en su cama con una media cena horrible en el estómago, sin haber siquiera almorzado. Antes su vida era muy rutinaria, desde que murieron sus padres, decidió que disfrutaría de cada momento, pero su tía siempre quería tener el control sobre ella y no la dejaba trabaj
Su alma hecha boronas… Eso sintió Jimmy cuando la vio tan destruida, recostada en su cama, abrazando una almohada como si fuera su chaleco salvavidas en medio del mar. «¿Qué sucedió?» quería preguntárselo, pero únicamente lo pensó al no encontrar las palabras adecuadas. Se fue acercando a ella poco a poco hasta llegar a la cama y sentarse despacio, ni tan cerca para asustarla, ni tan lejos para que no se diera cuenta de su preocupación. La miró por largos segundos que se convirtieron en minutos, mientras ella miraba al frente y le escurrían las lágrimas por las mejillas. Quería acercar su mano y limpiarlas con la yema de sus dedos o tal vez absorberlas con su boca para sentir su sabor salado y ver si así ella le transmitía su dolor y podía sentirse mejor. Su corazón se destrozó al verla tan frágil, tan dolida, tan abandonada… Se moría de ganas por hacerle sentir que él estaba ahí para ella y quería pedirle perdón por lo que había hecho; tal vez esa era la razón de su tristeza y su pe
Los labios de Jimmy temblaban, mientras sus ojos clavados en los de ella se deleitaban observando su forma perfecta y húmeda. Lo dudó por un segundo, pero no se resistió y absorbió ese labio superior color rosa, delineándolo con su lengua al mismo tiempo y sintió de inmediato la mano de ella apretar el cabello de su nuca, mientras la otra se presionaba contra su pecho por encima de la bata de seda. La sintió aferrarse a su labio inferior, mordiéndolo y chupándolo mientras él no se saciaba de ella. El beso se volvió tan intenso que sus lenguas no tardaron en encontrarse en un baile de placer erótico, mientras se devoraban la boca hasta sentir que sus labios ardían tanto que parecía que estaban a punto de prenderse en fuego. La agarró de la cintura con las dos manos y la acercó a él, pegando su cuerpo al suyo hasta sentir el par de pequeños bultos endurecidos, rozando sus pectorales. Las manos de ella se aferraban a su cabello con desesperación y sus piernas se abrieron clavando las ro
Jimmy no se resistió y arremetió con fuerza, clavándose en su interior, haciéndola soltar un gemido sexi que lo paralizó por un momento, para poder contemplar ese labio inferior que ella se estaba mordiendo con placer… Sus ojos cerrados temblaban esperando la anticipación de lo que él pretendía hacer y no quiso hacerla esperar más… Empezó a moverse dentro y fuera de ella con efusividad, llevando el ritmo de las embestidas de manera perfecta, escuchando los gemidos de esa mujer que lo volvía completamente loco de pasión por ella… Viendo sus pequeñas manos, arrugar la tela de la sábana blanca para luego posarse alrededor de su cuello, con los ojos abiertos, atrayéndolo hacia ella para besarlo y morderle los labios con una agresividad sensual y atrevida. Se le escaparon varios gruñidos mientras la penetraba una y otra vez, y ella le apretaba el trasero con sus pantorrillas, pidiendo más profundidad. No quería lastimarla y estaba evitando llegar muy profundo, pero el anhelo de ella le di