- Buenos días - saludo mirando a la pareja que acaba de entrar a mi despacho. - Buenos días - responden al unísono. Los detallo con un poco de curiosidad. Son jóvenes ambos, morenos y al parecer tienen gustos similares. Sus ropas se asemejan en cuanto a estilo y color. Puedo apreciar a simple vista que son extrovertidos, inteligentes y además se aman. Tomo en mis manos el documento que mi asistente ha dejado encima del escritorio, donde ha escrito los datos personales de los pacientes. Jacqueline y Adán Durán, 32 y 33 años respectivamente, 12 de relación y se encuentran en proceso de adopción. Los invito a sentarse y comienzo mi discurso. - Soy la Doctora Nicole Jonson, psicóloga, sexóloga y terapista de pareja. Quiero agradecerles por escoger mi consultorio para resolver los problemas que están afectando su relación. Asumo que si están aquí es porque quieren salvar el matrimonio, por lo que, necesito que sean sinceros y me digan Por qué necesitan terapia para salvar la rela
Culmino mi jornada de trabajo con una sensación de zozobra desalentadora. El día ha estado agotador. Las parejas que he consultado durante mi jornada laboral se dejaron absorber por problemas remediables, que con comunicación desaparecían. Los primeros, tan diferentes entre sí, no aceptaban las diferencias, produciéndose, en la unión, una lucha entre la naturalidad y la arrogancia, que le planteó un desafío que solo los días se encargaría de revelar. El segundo matrimonio estaba consumido por la rutina, afectando hasta la intimidad de ambos. ¿Por qué las parejas se niegan a compartir vivencias que propician la comunicación entre los miembros del matrimonio? Recojo mis objetos de uso personal y salgo del consultorio con urgencias. Estoy exasperada, por lo que me dirijo hacia la casa a descansar, sin embargo, al llegar, la soledad nuevamente me golpea. Siento el tono de llamada de mi teléfono celular, desbloqueo la pantalla y...número desconocido. - Diga - respondo en tono bajo.
- Buenos días - saludo viendo a los primeros pacientes de la mañana. He llegado tarde, pues, por el cansancio, no he escuchado el sonido de la alarma del teléfono y apenas he tenido tiempo para acomodarme y revisar las anotaciones que, mi secretaria, ha puesto encima del escritorio. - Buenos días - responden con una sonrisa en los labios. Con una seña les indico las sillas que se encuentran frente a mi escritorio. Leo sus datos personales, con cierta curiosidad, Magda y Kieran Grey, 20 y 26 años respectivamente, apenas 5 meses de casados y dos meses de embarazo. Me siento, me acomodo en la silla y me preparo para iniciar mi discurso. - Soy la Doctora Nicole Jonson, psicóloga, sexóloga y especialista en terapia de parejas. Quiero agradecerles que escogieran este consultorio para resolver los problemas que atentan contra su relación, si están aquí, es porque desean salvar la unión de la pareja, por lo que, necesito que, con sinceridad me expongan por qué ustedes creen que ne
- Buenos días - saludo a la pareja que ha entrado a mi consultorio y, que sin pensarlo dos veces, ha ocupado las sillas que se encuentran en la estancia. - Buenos días - responden al unísono. Esa extraño sincronía al hablar me deja totalmente impactada. Parece fluir la comunicación entre ambos y, durante algunos minutos, me encuentro preguntándome las causas de su visita a mi local de trabajo. Sonriendo, los detallo con la mirada, son jóvenes pero ambos han pasado la barrera de las dos décadas, por lo que poseen experiencia acumulada. - Soy la Doctora Nicole Jonson - comienzo mi discurso - psicóloga, sexóloga y especialista en terapias de pareja. Si están aquí es porque quieren salvar su matrimonio y les agradezco que escogieran mi consultorio para exponer los problemas que aquejan a su relación. Necesito que con sinceridad me digan las causas por la que creen necesitar ayuda especializada para lidiar con estas situaciones que afectan el sano desarrollo de la unión. Observo
Miro el reloj un poco desconcertada, son las 8:30 de la noche y Max no ha llegado aún al momento íntimo, a nuestro escape romántico. Las dudas comienzan a invadirme. ¿Vendrá? Me pregunto, mientras aliso mi cabello. Quizás se dio cuenta que no podía estar con una mujer como yo, tan cansada, pero a la vez tan predispuesta a las segundas oportunidades, a pesar de que, mi vida profesional se basa precisamente en ello, en restaurar matrimonios que necesitan nuevas oportunidades. Recuerdo que, en la mañana, precisamente fui yo quien lo llamó, desafiando las tradiciones. ¿He estado presionando las cosas? De repente siento el timbre de la puerta principal y respiro aliviada. Corro a abrirla para descubrir al atractivo joven con un ramo de rosas. - Pensé que no vendrías - digo un poco recelosa. - Es que... - No importa - digo risueña interrumpiéndolo - estás aquí. Tomo el regalo, lo llevo al interior de la vivienda y me incorporo a su lado. - ¿Cómo estuvo tu día? - pregunto. - Te
Miro al matrimonio que se ha sentado frente al escritorio y, que vestidos con un estilo gótico, se preparan para exponer las razones por la que requieren terapia de pareja. Debido al silencio incómodo que se ha extendido por el recinto, decido romper el hielo y preguntar a la joven. - ¿Por qué consideras que necesitan de ayuda especializada para salvar su matrimonio? - Doctora nosotros teníamos una relación abierta y... Todo era consensuado, hasta que... Nos enteramos del embarazo Los miro asombrada, por el poco tiempo que tienen de relación nunca hubiera considerado la posibilidad de que necesitaran brindarle motivación a la misma, normalmente las relaciones abiertas son propuestas de matrimonio que tienen años de convivencia y la rutina los ha golpeado, pero en el lugar de ellos, están en pleno proceso de limar asperezas. - A ver, vamos por parte - digo - yo necesito entender qué los llevó a tomar la decisión de una relación abierta. Verana me mira un poco inquieta, se acl
- Buenos días - digo saludando al matrimonio que se encuentra en el umbral de la puerta de la oficina. - Buenos días - responde el joven moreno que me mira sonriente y con expresión esperanzadora. Ella apenas se mueve, solo sigue a su esposo y, ante una señal, se sientan ambos en las sillas que se encuentran frente a mi escritorio. Reviso el registro que Isabel ha dejado en mi mesa, Emilia y Ransés Hamilton, 27 y 29 años respectivamente, 20 meses de casados, sin hijos. Los miro y comienzo mi discurso. - Yo soy la doctora Nicole Jonson, psicóloga, sexóloga, especialista en terapias de pareja. Agradezco que escogieran mi consultorio para lidiar con los problemas que afectan su relación. Asumo que si están aquí es porque quieren salvar el matrimonio, por lo que necesito que sean sinceros y me expliquen por qué requieren de ayuda especializada para ello. Ransés me mira un poco incómodo. Observa a su esposa, quien se ha mantenido sería desde la llegada, aclara su garganta y com
Me levanto asustada de la cama. Al contemplar el panorama del clima por la ventana de la habitación decido observar el reloj. Llegaré tarde, otra vez. Recuerdo vagamente haber apagado la alarma de mi teléfono celular pero, al parecer, de forma inconsciente volví a acurrucarme entre las sábanas, quedándome completamente dormida. Descalza me dirijo hacia el baño y dejo acariciar mi cuerpo con esa lluvia artificial que tanto me relaja. Hoy no puedo mimarme. Mi tiempo es limitado, por lo que termino el aseo a una velocidad asombrosa. Tardo quince minutos en vestirme y aplicar un ligero maquillaje que, al menos, disimula mis ojeras. Sin despedirme del hombre que duerme en la cama decido subirme al auto para adentrarme en las calles de la ciudad que nunca duerme. Atravieso las enormes puertas del consultorio pasadas las 8:00 de la mañana, algo tarde si tenemos en cuenta que los primeros pacientes ya están en el recibidor. No los conozco, es su primer consulta y debo causar buena impresión