—Vamos, hermano, solo se cumple años una vez al año — expresa Isaac, mi mejor amigo de toda la vida —. Axel solo será una noche. Nada más.
—No me gusta frecuentar ese tipo de lugares y lo sabes — gruño —. Esas mujeres...
—Bailan como las mismísimas diosas del olimpo — frunzo el ceño, tratando de imaginar a las diosas bailando semidesnudas y seductoramente ante un grupo de jóvenes universitarios de último año —. Me entiendes a lo que me refiero, ¿no?.
—No, no entiendo lo que estás diciendo — sonríe ladeado —. La única diosa que mueve cada uno de mis huesos de su lugar es Némesis.
—Nos estamos yendo por donde no es, Axel. Deja esa maldita fijación por la venganza, me haces estremecer — pasa una mano por su cabello, tirándolo hacia atrás, dándole el toque de chico malo y a la vez arrogante —. Lo importante aquí, es que vas a venir con los chicos y conmigo. Punto final de la discusión.
—¿Tengo de otra? — niega con una sonrisa victoriosa —. A fin de cuentas ustedes son los que van a pagar por todo, ¿no?.
—¿Y por qué nosotros? Si tu eres el del dinero aquí — sonreí malicioso.
—Porque tu es el que me está invitando, Isaac.
—Eres un...
—¡¿Están listos, princesitas?! — entra Oliver a mi habitación igual de sonriente que siempre —. No sé ustedes, pero yo estoy muriendo por ver a mi bailarina favorita.
Frunzo el ceño.
—¿Ya han ido a ese lugar? — asiente con una sonrisa —. A decir verdad, no me sorprende.
—Tu nunca te apuntas, eres más de ir a casinos, clubes, pero no entiendo por qué no ir a una barra — suspira —. Allí las mujeres si saben como volver loco a un hombre.
—Para mí no son más que mujeres que venden su cuerpo, y entre más rápido vayamos, más rápido volvemos.
—Este no es Axel, el tipo mujeriego que no le importa bajarle las bragas a cualquier mujer que se cruce en su camino.
—Las mujeres las selecciono muy bien antes de llevarlas a la cama, para aclararte — Oliver se encoje de hombros —. ¿Nos vamos?.
—Lo sabemos de sobra — Mikel deja una leve opinión, habla muy pocas veces. Para mí es el más inteligente de nosotros, claro está, después de mí
No me gusta cumplir años, este es un día común y corriente como el resto; un simple e insignificante día más que rellena los 365 días del año. Mas nada. No entiendo por qué Isaac y Oliver están tan emocionados, como si ellos fuesen a recibir una torta, felicitaciones y muchos regalos. Es ridículo, pero por lo menos me hacen la compañía que necesito. Isaac lo sabe y aunque me infle las pelotas con este tema de la bailarina exótica, dueña de todas sus fantasías sexuales; agradezco que mis tres amigos estén siempre a mi lado. Todo esto es más fácil de llevar teniéndolos cerca y escuchando las estupideces que salen de sus bocas.
Partimos en el auto de Isaac, él nos llevará a la barra el cual se me hace un nombre muy común y para nada llamativo en donde las mujeres bailan por dinero y quien sabe que cosas más harán por conseguirlo. El viaje en el auto viene acompañado de una charla muy común entre hombres, donde nuestro principal tema son las chicas de la universidad. Las cuales, son muy pocas las que son sexys y bonitas, y creo que ya he agotado esa lista de las únicas que logran encenderme en la cama.
—Pareciese que hubieran pasado muchos años desde la ultima vez que vinimos — cruzo mirada con Mikel sin entender a lo que se refiere Oliver.
—Una eternidad, amigo — concuerda Isaac.
—Los únicos que suelen venir a estos lugares son ustedes. No generalices — Mikel refuta.
Isaac detiene el auto frente a un lugar que a simple vista parece un club nocturno común, pero sin letrero, ni nada que exponga de que se trata el lugar. En la puerta roja hay luces negras en flechas para diferentes lados y más nada. No se ve tan mal como llegué a pensar que era. Bajamos del auto y entramos a la barra, me sorprende la oscuridad y la tenue luz roja que cae justamente en la enorme barra donde hay un total de seis chicas bailando sensualmente al unísono rodeando a una mujer en el centro, la cual no pasa desapercibida para nadie. Es el centro de atracción y más por cómo va vestida con poca ropa y diferente a las demás.
—Nosotros estaremos en la parte Vip — canturrea Isaac sin apartar los ojos del escenario —. Y se me va a cumplir mi fantasía, esta noche sí.
Isaac y Oliver ríen y dicen cosas que no entiendo y tampoco me importa comprender, mientras Mikel y yo los seguimos a la planta de arriba en completo silencio.
Según estamos en el salón de arriba, dos chicas nos traen una botella de Whiskey y cuatro copas. Seguro Isaac ya tenia todo preparado, lo conozco bien.
—Sé que no te gusta celebrar este día, hermano, pero no puedo dejar de lado el hecho que hoy hace veintitrés años llegaste a este mundo, a intoxicar de placer a toda chica con solo la mirada — sirvió las copas y cada uno tomó el trago —. Feliz cumpleaños. No sé que seria de mi vida sin ti.
—Feliz cumpleaños, te amamos, Axel — estos tres parecen una grabadora, siempre sincronizados.
—Sí, gracias — sonrieron y chocamos las copas para luego beberlas de golpe.
El trago amargo y caliente bajó por mi garganta, quemándome hasta las entrañas por el calor del mismo. Charlamos un poco y una risa muy contagiosa nos hizo callar de inmediato. Una de las bailarinas aun con la máscara cubriendo su rostro, traía su teléfono en mano y reía de algo que le decían al otro lado de la línea. Al vernos se quedó en silencio y colgó para darnos una sonrisa ladeada y coqueta.
—Buenas noches — su voz es un fino hilo de sensualidad —. No sabía que el salón estaba reservado esta noche. Una disculpa.
—No te preocupes, preciosa — Oliver sonrió coqueto y serví otro trago, viendo a la chica de pies a cabeza. No está mal —. ¿Eres tu la que nos va a bailar esta noche? No eres Casandra.
La chica negó con una sonrisa en sus labios.
—No...
—Lamento la tardanza — se apresuró a decir una agitada y sexy voz llegando hasta su compañera. Bebí del whiskey lentamente viendo a la mujer hermosa que acaba de llegar —. Buenas noches, ¿son ustedes los que reservaron un baile para un cumpleañero? — inquirió, rotando la mirada entre todos.
Esa mascara no me deja contemplar su rostro, me gustaría verla y saber si es igual de bonito a su cuerpo. Su piel tiene un ligero bronceado, sus piernas y caderas son anchas, su vientre está descubierto y en el hay una fina capa de sudor, para nada asqueroso. Sus senos son de un buen tamaño. Además, usa un traje negro, demasiado pequeño. Cada tiranta estruja su carne y la hace ver sumamente sensual. Este mismo cubre las partes íntimas de su cuerpo muy sutilmente, sin llegar a mostrar absolutamente nada. Su cabello negro está recogido en una coleta alta que cae al centro de su estómago. Es muy sexy, no lo voy negar.
—Sí, esos mismos... somos nosotros — enarco una ceja viendo a Isaac tartamudear, debe ser la fantasía de la que tanto habló en el camino —. Y él es el cumpleañero — me señala.
—Muy bien — sonríe alternando la vista entre ambos. La otra chica se va, luego de lanzarle un guiño y una sonrisa maliciosa a su compañera —. Soy Casandra, es un gusto y placer tenerlos esta noche tan especial con nosotras — deja una silla en el centro del salón y camina hacia mí, de manera seductora, sin apartar sus ojos grises de los míos y sonriendo ladeado. Me gusta la sonrisa pícara que tiene —. Cumpleañero, pásala rico.
Se inclina hacia mí, dejando una distancia prudente y retadora entre los dos. Apresa su labio inferior sensual y fugazmente. Chasquea los dedos y como magia el salón queda a oscuras a excepción de una luz roja que enfoca su cuerpo.—Antes que todo quiero dejar en claro que esto no es más que un baile — vuelve a la silla y se sienta en ella de piernas abiertas y con un bastón entre el medio de ellas —. En este bar no se ofrece sexo, así que no intenten nada según terminé mi pieza de baile, ¿estamos?.—Sí... — estos tres y sus sistemáticas respuestas.—Perfecto.Una canción muy suave y sensual empezó a sonar de
RachelLe cuento a mi mejor amiga y hermana de sangre, Mara, lo que ha pasado en la barra con la ternurita sexy del cumpleañero, y no ha parado de reírse de mí. Es común, ya no le parece extraño sobre las propuestas que recibimos todas las bailarinas por parte de los clientes. Pero jamás había dejado que la rabia me dominara de esa manera y terminara golpeando en sus preciadas partes al cumpleañero más atractivo que he tenido el placer de bailarle. Estaba tan centrada en que cada movimiento fuera preciso y seductor, que, aun y con mi aviso unos minutos antes de empezar con mi baile, se atreviera a pedirme una noche a cambio de la cantidad de dinero que yo quisiera. De otra, con miles de cuentas que pagar, con una responsabilidad a cuestas y muchos problemas para conseguir un trabajo que se base en lo que estudió, no lo
Veo la hora en el teléfono y miles de maldiciones dejan mi boca una detrás de la otra sin parar. Se supone que ya debería de estar en la universidad y aun ando a medio trafico y con los minutos contados. No me falta mucho por llegar, ¡¿pero por qué demonios me tiene que pasar esto en el primer día de trabajo?! Eso no es todo, yo venia con el tiempo exactamente contado, pero cinco cuadras después el carro falló y tuve que pedirle ayuda a un grupo de hombres para que me ayudaran a encenderlo empujándolo por atrás. Ahora me encuentro en el atascamiento faltándome muy poco por llegar. Mañana saldré más temprano de casa, esto no me pasará de nuevo.El teléfono suena en mis manos y decido contestarlo si fijarme de quien se trataba.—¿Sí?.—¿Tan temprano y de mal humor? — ruedo los ojos —. &
¡Corre!¡Huye!¡Escapa!¡Vete!¡Lárgate!¡¿Qué mierda estas esperando para irte, Rachel Christine Blum?!Eso es algo que me gritaría Diane si estuviera acá conmigo, viéndome casi morir ante este inesperado encuentro con estos chicos, que son mis estudiantes y anoche fueron mis clientes. Hasta puedo escuchar su vocecita diciéndome todo fatídicamente, mientras su risa ahoga cada una de sus palabras. ¿Por qué a mí? Yo no te he hecho nada de malo, Jesús de Nazaret, ¿entonces por qué me pasan estas cosas a mí? ¿eh?.Las miradas de todos están sobre mí, pero la que más me inquieta es la de huevos sexys quebrados, que desde que atravesó la puerta no ha dejado de observarme. Es como si me estuviera diciendo; sé quien eres
AxelEs ella; claro que debe ser ella. Su silencio me confirma que sabe a lo que me refiero. Sus ojos grises y ese tonito y acento en su voz es el mismo que usó la bailarina anoche. Ahora bien, su cabello es del mismo color, la misma altura, la misma sonrisa ladina y atractiva, la misma forma de caminar, las mismas ricas proporciones de sus curvas. Solo me faltaba su rostro, y no se puede negar que es mucho más hermosa de lo que en la noche llegué a pensar. Los nervios la delataron solita; y solita cayó.Casandra o Rachel, ¿Cómo le gustará que la llame cuando me la esté follando bien duro contra la pared? Quiero ver esas expresiones sensuales y eróticas que hace, pero esta vez para mí, y que más tentación y adrenalina de saber que es Miss Blum; la profesora de lenguas. A pesar de todo, no me fue tan difícil dar con el paradero de la bailarina exótica. Ella soli
La veo marcharse y no sé por qué tengo una estúpida sonrisa en los labios. La bailarina con profesión de profesora caerá, solo es cuestión de tiempo para que esa mujer esté en mi cama; gritando y pidiendo para que la tome una y otra vez hasta que se quede sin voz.Sé que quieres Miss. Blum, no te hagas del rogar.Regreso al interior de la universidad y tengo mi ultima clase sin ningún contratiempo alguno. Bueno, por lo menos no en cuanto a las clases u exámenes. Mi cabeza no deja de pensar en mi sexy profesora. Me ha herido el ego dos veces la misma mujer, y sin necesidad de haberle rozado ni la piel.—¿Qué hacemos en este lugar, Axel? No es que no querías volver nunca más por aquí. Quien te entiende.—No hace falta que me entiendas, Yo sé lo que hago.—¿Te vas a disculpar? — pr
RachelMe lleva varios minutos recapacitar y darme cuenta que estoy en medio de la calle, actuando como una hormonal adolescente por el beso tan húmedo, suave y muy corto que me han dado en toda mi vida. No puedo negarlo, he quedado muy picada, antojada de sentir más de esa suavidad y sabor que tienen sus labios.Maldita sea.Maldita la hora en que me he dejado llevar por la calentura del momento y no pensar con la cabeza. ¿Pero cómo le digo que no a alguien tan jodidamente sexy como lo es él?.Diane y Mara siguen burlándose de mi tan mala suerte, mientras veo su auto de último modelo perderse en el tráfico de la tarde.Me la vas a pagar, ternurita. Esto no se va a quedar así.—¡No puedo más, me duele la barriga de tanto reírme! — exclama Diane, doblándose y tocándose el vientre —. Eso ha sido
AxelBebo el trago de golpe y me apresuro a sacar las llaves de mi auto. No puedo estar más en este lugar, no se supone que deban de ser de esta manera las cosas. Se suponía que ella estaría a mis pies al otro día, pidiéndome por más, pero su frialdad me hizo dar gigantes pasos hacia atrás. Ahora bien, venir a verla bailar solo hace que el deseo aumente y persista con fuerza. Ella no tiene idea de lo mucho que me abstengo en decir lo que realmente pienso. Ella no se imagina que este deseo me está quemando como nunca.Miss Blum es una tentación muy grande, una la cual me está cobrando factura y muy caro. Han sido semanas tratando de negar lo evidente; me gusta y mucho, y a la vez me asusta que me guste de esta manera tan grande. Ella se ve una mujer ajena al compromiso, liberal, abierta, ¿y entonces por qué no pasar una noche a mi lado?.Quiero verla bailar as&ia