¡Corre!
¡Huye!¡Escapa!¡Vete!¡Lárgate!¡¿Qué m****a estas esperando para irte, Rachel Christine Blum?!Eso es algo que me gritaría Diane si estuviera acá conmigo, viéndome casi morir ante este inesperado encuentro con estos chicos, que son mis estudiantes y anoche fueron mis clientes. Hasta puedo escuchar su vocecita diciéndome todo fatídicamente, mientras su risa ahoga cada una de sus palabras. ¿Por qué a mí? Yo no te he hecho nada de malo, Jesús de Nazaret, ¿entonces por qué me pasan estas cosas a mí? ¿eh?.Las miradas de todos están sobre mí, pero la que más me inquieta es la de huevos sexys quebrados, que desde que atravesó la puerta no ha dejado de observarme. Es como si me estuviera diciendo; sé quien eres, no hagas nada estúpido, bailarina.¿Bailarina? ¿En serio me dijo bailarina la noche anterior? Sí, así me llamó.¿Y si se dan dé cuenta de que soy yo la bailarina?.Rachel, basta, estás pensando puras incoherencias. Levanta tu sexy trasero y rómpela dando la mejor de tus clases; tu primera clase. No dejes que cuatro chicos te arruinen lo que tanto soñaste por años.He estado durante toda la clase en un horrible nerviosismo. Dudo que me reconozcan gracias a la máscara que siempre usamos para los bailes, pero algo debo tener de parecido o qué sé yo para que me vean de esa manera y murmuren entre ellos a lo que trato de actuar de lo más normal dictando la clase.Se me escapa un suspiro seguido de una ligera mordida en el labio inferior, acomodándome las gafas dejando que el francés me fluya, mientras leo una corta historieta a tiempo que la escribo en el pizarrón. Recuerdo que mi profesora nos hacia esta técnica para aprender no solo a leer sino también a escribir el francés de manera correcta. Es una práctica sencilla, útil y rápida.—No estamos en preparatoria, profesora — escuchar su voz me tensa de inmediato —. Aquí la mayoría lo aprendió mucho antes de salir de ella. Es un poco de francés y no tiene gran ciencia aprenderlo.Me giro, realmente ofendida por sus palabras. Viendo algunos de los exámenes, no todos lo escriben correctamente, como para que este imbécil salga con esto. Es mi estudiante, pero en serio que cae mal con todo ese egocentrismo que se manda el condenado.Su sonrisa socarrona solo me da más dolor en los ovarios. Que chico más ególatra he tenido el infortunio de conocer.—Si le parece que solo es un poco de francés y ya lo sabe hablar, entonces no le veo el sentido de que esté en mi clase, ¿Sr.?.—Monroe — murmura, sin despegar sus ojos avellanos de los míos —, Srta. Blum.—Sr. Monroe — sonrío ladeado —. Yo estoy para enseñarle a todos a un mismo nivel, porque no todos lo saben hablar y escribir correctamente. Respete mi método de aprendizaje y si tiene alguna queja de mi persona bien puede decírsela al director. Pero no voy a permitir que se burle o haga comentarios fuera de lugar. Esta es una clase para aprender lo que no se sabe.—Era solo un comentario, profesora — lo veo por encima de las gafas y sonríe —. No se lo tome tan personal. Tampoco me estoy burlando.—Perfecto — cierro la cartilla y vuelvo a mi silla —. Haremos una evaluación oral. Quiero ver que tan bueno es cada uno hablándolo.Varios protestaron y otros accedieron sin problema alguno. Uno por uno pasó al frente y fueron leyendo los párrafos que les pedí que leyeran, y así lo hicieron. Algunos, no todos tiene pequeños errores que estoy segura que al practicarlo más seguido y con dedicación, se pueden arreglar. Axel Monroe no se equivocó, su francés es perfecto, sin errores, muy fluido. Como si su lengua materna fuera el francés y no el inglés.Enfócate, Rachel, que un chico de estos no me haga perder la cordura. Ahora soy una profesora y debo escuchar, así como también debo de ser escuchada. La clase finalizó sin otro tipo de comentarios de Axel, que, junto a sus amigos, no dejaron de verme algo curiosos. Espero por las santas vírgenes de las papayas, que no sepan quien soy.—Le ofrezco una disculpa por Axel, profe — dice Isaac llegando a mi escritorio —. Es un imbécil que no puede mantener la boca cerrada, además de que tuvo una noche un tanto difícil.Ríe, como recordando lo sucedido y no miento, también pensé en la sutil caricia que le ofrecí y que al parecer no le sirvió para bajarle esos humos que se manda.Le doy una sonrisa de boca cerrada y tomo el aire del valor para hablarles. Están muy cerca y no me agrada para nada que ellos sean mis estudiantes, Nada de esto saldrá bien. Isaac y el otro chico a su lado han ido varias veces a la barra, saben como luzco casi desnuda y para rematar ahora soy su "profe".Debí huir cuando pude y no ahora que ya no hay marcha atrás.—No te preocupes, Isaac, entiendo que no es fácil un cambio tan brusco como el que han tenido. Y obviamente que su anterior profesor ya les debió enseñar lo de hoy, pero es mi deber conocer como hablan mis estudiantes.Mi teléfono suena y se quedan haciéndome entrega de un trabajo escrito que el profesor anterior les había dejado antes de que sufriera del accidente, y que lastimosamente falleciera en el mismo.—Dame un momento — pido.—Adelante.—¿Sí? — contesto la llamada.—Rachel... — gimotea, suelto una gran bocanada de aire y cierro los ojos con fuerza —. No me cuelgues.—¿Qué quieres? — murmuro, para que mis estudiantes no escuchen mi tono brusco y tosco —. Te he dicho que no me sigas buscando más.—Estoy en problemas.—Ve y dile eso a tu madre, pendejo, pero a mí déjame en paz — suelto, sin medir el tono de mi voz —. Bájale dos a tu insistencia, Benjamín.—Por favor, ayúdame. Prometo que será la ultima vez que te busco.—No puedo — no voy a negar, Benjamín siempre ha sido mi punto de quiebre, quizás por todos esos buenos años que pasamos juntos —. Lo siento, no tengo dinero y lo sabes.—Me van a matar si no les pago.—Deberías conseguirte un trabajo y empezar a hacerte cargo de tus problemas, Ben.—¿Podemos vernos esta tarde? Solo deja que me permitan la entrada a la barra — suplica —. No te causaré más problemas, solo quiero verte una ultima vez.Me lo pienso por unos segundos y accedo, de nuevo cayendo a lo más bajo y me digo que mi fortaleza no es más que una pantalla para los demás. Pero no puedo ser mala persona y dejarlo, así como así. Benjamín fue el amor de mi vida y él nunca me falló, simplemente me cansé de sus constantes excusas sobre el juego y el poco interés de pasar tiempo a mi lado. No lo sé, me hice muchas ilusiones con él y ahora que estoy que me estrello en el tercer piso, todo empieza a pesarme.—Seguimos aquí, profesora — levanto la mirada y los cuatro chicos me ven con una ceja enarcada, parecen uno solo. Parecen cuatro modelitos teens para degustar.—Nos vemos en el café, Ben no en la... — me callo de golpe, sonriendo como tonta y negando con la cabeza —. Ya sabes dónde, ¿sí?.—Te amo, nena, y lo sabes — quisiera que fuese cierto, pero ni modo.—Bye.—En la barra — susurra, Axel, echándome un balde de agua fría ante la mención del establecimiento donde trabajo. Los otros chicos lo ven confundido, y como me he quedado como una estúpida sin palabras, aprovecha para decir con esa sonrisa de imponencia y maliciosa —: Será una interesante clase, Srta. Blum. Como siempre haciendo un buen trabajo.Se va, y junto a él se va la poca paz y tranquilidad que me quedaba. Lo supo todo el tiempo, supo que era yo la de anoche; la bailarina, lo que lo golpeó donde más le duele, ¿pero cómo demonios se dio cuenta?.AxelEs ella; claro que debe ser ella. Su silencio me confirma que sabe a lo que me refiero. Sus ojos grises y ese tonito y acento en su voz es el mismo que usó la bailarina anoche. Ahora bien, su cabello es del mismo color, la misma altura, la misma sonrisa ladina y atractiva, la misma forma de caminar, las mismas ricas proporciones de sus curvas. Solo me faltaba su rostro, y no se puede negar que es mucho más hermosa de lo que en la noche llegué a pensar. Los nervios la delataron solita; y solita cayó.Casandra o Rachel, ¿Cómo le gustará que la llame cuando me la esté follando bien duro contra la pared? Quiero ver esas expresiones sensuales y eróticas que hace, pero esta vez para mí, y que más tentación y adrenalina de saber que es Miss Blum; la profesora de lenguas. A pesar de todo, no me fue tan difícil dar con el paradero de la bailarina exótica. Ella soli
La veo marcharse y no sé por qué tengo una estúpida sonrisa en los labios. La bailarina con profesión de profesora caerá, solo es cuestión de tiempo para que esa mujer esté en mi cama; gritando y pidiendo para que la tome una y otra vez hasta que se quede sin voz.Sé que quieres Miss. Blum, no te hagas del rogar.Regreso al interior de la universidad y tengo mi ultima clase sin ningún contratiempo alguno. Bueno, por lo menos no en cuanto a las clases u exámenes. Mi cabeza no deja de pensar en mi sexy profesora. Me ha herido el ego dos veces la misma mujer, y sin necesidad de haberle rozado ni la piel.—¿Qué hacemos en este lugar, Axel? No es que no querías volver nunca más por aquí. Quien te entiende.—No hace falta que me entiendas, Yo sé lo que hago.—¿Te vas a disculpar? — pr
RachelMe lleva varios minutos recapacitar y darme cuenta que estoy en medio de la calle, actuando como una hormonal adolescente por el beso tan húmedo, suave y muy corto que me han dado en toda mi vida. No puedo negarlo, he quedado muy picada, antojada de sentir más de esa suavidad y sabor que tienen sus labios.Maldita sea.Maldita la hora en que me he dejado llevar por la calentura del momento y no pensar con la cabeza. ¿Pero cómo le digo que no a alguien tan jodidamente sexy como lo es él?.Diane y Mara siguen burlándose de mi tan mala suerte, mientras veo su auto de último modelo perderse en el tráfico de la tarde.Me la vas a pagar, ternurita. Esto no se va a quedar así.—¡No puedo más, me duele la barriga de tanto reírme! — exclama Diane, doblándose y tocándose el vientre —. Eso ha sido
AxelBebo el trago de golpe y me apresuro a sacar las llaves de mi auto. No puedo estar más en este lugar, no se supone que deban de ser de esta manera las cosas. Se suponía que ella estaría a mis pies al otro día, pidiéndome por más, pero su frialdad me hizo dar gigantes pasos hacia atrás. Ahora bien, venir a verla bailar solo hace que el deseo aumente y persista con fuerza. Ella no tiene idea de lo mucho que me abstengo en decir lo que realmente pienso. Ella no se imagina que este deseo me está quemando como nunca.Miss Blum es una tentación muy grande, una la cual me está cobrando factura y muy caro. Han sido semanas tratando de negar lo evidente; me gusta y mucho, y a la vez me asusta que me guste de esta manera tan grande. Ella se ve una mujer ajena al compromiso, liberal, abierta, ¿y entonces por qué no pasar una noche a mi lado?.Quiero verla bailar as&ia
RachelLlego al camerino con una tonta risa al recordar ese atractivo y sexy rostro confundido y ganoso de más. Diane me atacó con miles de preguntas en cuanto me vio y no tuve de otra que contarle lo que sucedió en el privado hace unos minutos atrás.Diane me observa divertida, con esa expresión en sus ojos de que me atacará sin compasión.—El chico te está gustando más de lo que debería, Rachel, a mí no me lo puedes negar — sonríe maliciosamente —. ¡Joder, mil veces joder! ¡Sí te gusta! Bueno, es que está bien bueno el condenado chiquillo.—Me gusta y también me gustaría disfrutarlo, pero no sé si debería.—¿Por qué
Al entrar al salón, una media hora antes de que la clase inicie me llevo la gran sorpresa de ver un paquete mediano encima del escritorio. Frunzo el ceño sin despegar mis ojos de tan llamativa bolsa roja con lazos dorados y me quedo totalmente quieta, deteniéndome frente a ella. ¿Quién ha puesto esto aquí? ¿Para quién será esto? ¿Será para mí? Me pregunto, observando detenidamente el salón aun vacío. Ladeo la cabeza y alcanzo la pequeña nota que cuelga del paquete.“Lo que hay en el interior del paquete no es para ti, es un detalle para ella. Para mantenerla bien hidratada para mí, Miss Blum. Úsalo.”Suelto una risita imaginándome miles de cosas pervertidas dentro de la bolsa, pero me quedé sin palabras al sacar una tanga de encaje negro, con un pequeño aparato de color rosa en la zona vaginal.
Camino con dificultad por los pasillos de la universidad hasta llegar al baño de los profesores. Tuve gran suerte de no toparme con nadie, o sino ya estuviese muerta de vergüenza. Maldito Axel, cómo es que se le ocurre hacerme esto en medio de la clase. Pero más tonta soy yo por haberlo dejado quitarme los pantis con suma facilidad. Entro al cubículo y apoyo mi espalda en la puerta, con la respiración agitada y el cuerpo sudoroso.Sí él está en el salón, ¿entonces por qué aún persisten las fuertes vibraciones en mi vagina? Cierro los ojos y cubro mi boca para ahogar un gemido. Se siente bien esta prenda, eso no se lo puedo negar, pero estoy en la universidad. Se supone que debo estar trabajando y no pensando en como hacer para masturbarme en el baño de profesores.Subo mi vestido y presiono con la yema de mis dedos mi clítoris. La vibración se intensifica y ten
AxelHan pasado dos semanas desde aquella única vez en que sentí su cuerpo, su suave piel, su delirante calor interno que me derritió en el baño de la universidad, y no puedo mentir, el deseo que siento por Rachel se ha convertido en una jodida necesidad ahora. Ha estado actuando muy distante, como si estuviera huyendo de mí. Solo nos vemos en las clases ya que en la barra no ha vuelto a bailar y, los mensajes me los responde cada cierto tiempo diciéndome que todo está bien. No le creo, algo pasa, lo sé.Salgo de la universidad, en lo que el entrenamiento de rugby termina tras recibir un mensaje de mi padre diciendo que necesita verme con suma urgencia en su empresa. No sé a qué se debe ese llamado tan repentino, ya que llevo como unos tres meses que no sabia nada de él y de la plástica noviecita que se consig