Axel
Ver la situación por la que ha atravesado Rachel no solo con su madre, sino también con su padre, me ha removido todos aquellos recuerdos de cuando perdí a mi madre. No le deseo lo mismo a otra persona, es por ello que he tratado de ayudarla en lo que más pueda, aunque no me deje hacerlo. Rachel es una mujer difícil y que trabaja para conseguir sus propias cosas, así que no tuve otra opción que hablar con Mara, la hermana de Rachel para que sus padres me recibieran en su casa y poder hablar con ellos. Al principio no estaban muy convencidos, según por las intenciones que tenía haciendo todo eso por ellos, pero al final resultaron aceptando. Entendieron, después de una charla tendida, que lo que menos pretendía era hacer algo que jugando limpio ya había conseguido.
—Lo siento tanto, Axel. Perdóname, por favor. He sido muy imprudente.—No tengo nada que perdonarte, bailarina. Sé que no lo has dicho con mala intención. ¿Qué ibas a saber tu? — me encojo de hombros.—Pero igual manera... — sacude la cabeza varias veces seguidas—. No hago más que arruinar las cosas con mis estúpidos comentarios. Siento mucho la perdida de tu madre.—Ya está. Déjalo — acomodo un mechón de cabello por detrás de su oreja y sonrío —. Ya han pasado muchos años, Rachel. He aprendido a vivir con su ausencia.Traga saliva.—N
RachelEntre la cocinada de la pasta y varias charlas y recuerdos de su madre y de mi hermano, se nos fue pasando el tiempo. Me contó muchos momentos que pasó junto a su madre de niño, dejando de lado el día de su muerte; y lo entiendo, no es necesario revivir algo que visiblemente le afecta grandemente. Por mi parte, le conté de la estrecha y maravillosa relación que siempre tuve con mi hermanito mayor y, por primera vez, dije lo que sucedió aquella noche de su accidente. Reímos mucho y lloramos otro tanto en la plática tan conmovedora que tuvimos. El brillo de emoción, felicidad y tristeza cada que habla de su madre, es único. A pesar de haberla perdido cuando era tan solo un niño, su amor sigue intacto, como si ella estuviera aquí.Lo que me de
El fin de semana fueron los dos días más maravillosos y únicos que haya podido pasar junto a un hombre, que en ningún momento, por más en que sus insinuantes palabras y sus deliciosos besos me dejaran con ganas de más; él no trató de ir más allá. Y se lo agradezco muchísimo, porque mi mente y mi cuerpo no querían lo mismo. Estaba y aún estoy en el limbo; entre si sí estoy haciendo lo correcto dejándome llevar por lo que siento, o de plano estoy cometiendo un error. Me da temor enamorarme tan rápido de alguien, o a veces me cuestiono y pienso; que este gusto por Axel es solo eso; gusto, y lo estoy confundiendo con amor. Hace años no me sentía como una adolescente; insegura y enamoradiza.Usé la razón para conocer más a fondo a Axel, y así
No dije palabra alguna, pues no hay tiempo que perder y hay mucho por hacer.—Lo segundos corren en el reloj, ternurita — sonríe malicioso y estampa sus labios sobre los míos —. Déjate de besos, esos me los das luego.Ríe, subiéndome el vestido de un solo tirón hasta mis caderas.—Alguien regresó exigente y dominante, eh — desliza la diminuta braga por mis piernas y acomoda mi cuerpo en el borde del escritorio —. Te has tomado muy en serio mis palabras, ¿no?.—Dijiste que te gustaban malas — me apresuro a desabrochar su pantalón y liberar su erección de tanta tela que lo cubre. Es que con solo la idea de hacerlo justo
Axel—Entonces, ¿no que no? — repite Issac burlonamente —. ¿Quieres que te recuerde las palabras que salieron de tu propia boca?.—No hace falta que menciones lo hijo de puta que fue Axel, si ya ves que ella cayó a sus pies — Mikel le sigue la corriente. ¿Y este desde cuándo habla tanto? —. ¿O sería al revés?.—¿Y quién no se rinde ante semejante diosa? — gruño al escuchar a Oliver decir —. No solo lo mueve bien, sino que también...—Guarda tus pensamientos sobre Rachel para ti, antes que...Los tres, al tiempo, como si fuesen uno solo, elevaron las cejas y se cruzaron de brazos frente a mí. Estoy siendo muy evidente y ellos me conocen lo suficiente como para tratar de engañarlos.—Estás enamorado. Y no tienes de que preocuparte, esa mujer es completamente tuya — Oliv
Sacudo la cabeza repetidas veces para sacar de mi mente esa imagen tan erótica que Rachel me está brindando con su lengua. Y, es que no se imagina cuánto deseo ser ese pequeño camarón y ser lamido de esa manera tan estremecedora.—Entonces, ¿quedaste con hambre? —posiciono la mano derecha en la pequeña abertura de su abrigo y asiente lentamente con la cabeza—. No te creía tan tragona —carraspeo.—Me gusta comer hasta quedar satisfecha —su doble sentido me está causando serios problemas—. ¿Tu no?.Acaricio con la yema de mis dedos parte de sus carnosos muslos.—Por supuesto. Suelo comer bastante —me acerco a su oído, aspirando del perfume dulce que brota de su cuerpo —. No te haces ni una idea de lo mucho que voy a llenarte esta noche, bailarina.Muerdo suavemente el lóbulo de su oreja y su gemido hace que la sangre que corre por mis venas haga ebullición. Llegamos hace poco al restaurante y ya la quiero sacar de aquí, o mejor aún, estoy luchando para no
RachelEl día que no quería que llegara, ahí sí llegó con mucha rapidez. Los fines de semana son los días en que disfruto no solo de descansar, sino también de bailar, y más cuando llevo largas semanas sin hacerlo. Sin embargo, mi entusiasmo se ha visto afectado por el hecho de que el director Carter me vea hoy bailar en la barra. Eso es algo que me tiene sumamente pensativa. Su repentino interés es algo que aún no logro entender ni comprender. El hombre es muy buena persona y me ha ayudado mucho con los horarios en la universidad por la enfermedad de mis padres, pero hay algo que no me termina de gustar en la actitud que he visto últimamente hacia mi persona; no es malo, pero en sus ojos noto algo más, algo que no me gusta; es como una espina de desconfianza.Con Axel todo ha marchado como de costumbre; él por su parte y yo por la mía, y en el instante en que chocamos una
Nunca antes me habían atacado tan de repente y con palabras muy respetuosas y bonitas como lo ha hecho el director Carter. La mayoría de hombres son demasiado groseros, pervertidos e incluso cerdos al referirse hacia la belleza de una mujer, pero cabe destacar, que hay otros que sí son caballeros en todo el sentido de la palabra.Termino por beberme el trago de golpe, sacudiéndome ante el caliente y amargo líquido que baja por mi garganta. Sus palabras me han tomado por sorpresa, pues no me esperaba que fuese a aparecer a mis espaldas y atreverse a hablarme en el oído.Reúno todo el valor que me ha otorgado el whisky, y me giro una vez tengo la seguridad y la calma suficiente para enfrentarlo. El Sr. Carter lleva una gran sonrisa en sus labios y sin dejar de mirarme a los ojos da un solo paso atrás, dándome un poco más de espacio.—Director Carter —saludo tragando saliva. ¿Por qué estoy tan nerviosa?—. Gracias por las palabras tan halagadoras que me ha dado,