A continuación, le dio una serie de ejemplos de empresas que habían tenido que tuviern que realizar cambios similares a los que Eric estaba pensando realizar en la Empresa, reinventar sus productos para introducirlos en el mercado de alta gama y lograr asi atraer a clientes nuevos manteniendo a los que ya tenia.
—Podrías contratar a una consultoría. Te darían más ideas.—Prefiero resolver nuestros problemas de manera interna, sabes que manejamos productos de alta calidad, no slo la alta costura sino joyeria, accesorios. Lo que ocurre es que se han confiado y se han dormido en los laureles solo tengo que lograr un enfoque positivo quelos haga despertar . —Seguro que se despiertan. Cuando te propones algo, siempre lo consigues.—comentó Wellington sonriendo.—¿Qué tal está Elizabeth? Hace tiempo que no la veo. ¿Sigue siendo tu arma secreta en las pistas de tenis y el amor de tu vida?—Por supuesto que sí —contestó—. A ver si quedamos para jugar algún día contigo y con la chica de turno.—Actualmente, juego solo. Tengo demasiado trabajo.—Bueno, pues aunque no quedemos para jugar al tenis, tienes que venir a la fiesta de aniversario que vamos a dar.—Hacecuanto que se casaron, tres años, ¿no?—Cinco —contestó apretando las mandíbulas.Desde luego, no parecía que estuviera muy contento con su matrimonio.—Muy bien —dijo dándole una palmada en el hombro a su amigo y poniéndose en pie—. Dime dónde será y qué día y allí estaré. Y ya sabes que podéis venir a cualquiera hotel de mi cadela siempre que queráis.—Te aseguro que me encantaría y que pronto me verás por allí, pero ahoramismo estoy muy liado porque estoy poniendo en marcha una nueva empresa. Le estoy dedicando más energía que la que solía dedicarle a salir de marcha contigo cuando éramos jóvenes.— Eh, que yo sigo saliendo y tan viejos no somos solo estamos en la primera mitad de los treinta —comentó—Tú siempre tuviste mucho aguante, pero algún día, conocerás a una mujer con la que te apetecerá quedarte en casa.—Eso me decís todos, pero os aseguro que no tengo ninguna intención de sacar la bandera blanca todavía.— mientras decia esto, se ponia de pie estrecho por ultima vez la mano de Wellington El portero le abrió la puerta y Eric entró en el vestíbulo del edificio en el que vivía. Los dos perros de Vivian Vannin, se giraron hacia él y le gruñeron.Eric comprendía que no estuvieran de buen humor, si mi dueña fuera una mujer asi y los llevara todo eldia con una correa , no solo estaria de mal humor sino que le gruñiria todo el mundo. —¡Batian! Eric Batian—exclamó Vivian girándose hacia él con una sonrisa encantadora. ¿O lo que podria ser una, ya que la mujer tenia mas cirugias plasticas, de las que se podia contar.—Hola, Vivian.—Cuánto me alegro de verlo. Hacía tiempo que no coincidíamos.—He estado fuera por negocios, principalmente visitando la cadena de hoteles que tengo cerca del Mediterraneo.—Ah —contestó la mujer —. Leí en la prensa que había habido unas tormentas espantosas en el Mediterráneo. Espero que no pasara nada a ninguno de los hoteles.—Ha habido pérdidas en los olivares en Grecia, pero no hubo que lamentar desgracias humana sen ningun miembro del personal de los hoteles ni de los pueblos en los alrededores de ellos.—Menos mal. En los países atrasados suelen ocurrir las peores cosas.—Ni Grecia ni ninguno de los paisie en los que poseo hoteles se pueden considerar paises atrasados —contestó Eric indignado—. Ademas de que mi personal se esta preparando para que la cadena hotelera que manejo se convierta en los mejores hoteles de referencia y los citios en los que estan ubicados en referentes de lujos como destinos turisticos.—¡Con que pasión habla usted!Eric dio gracias porque el ascensor estuviera llegando. Las puertas se abrieron y Vivian entró en compañía de sus perros.Por desgracia, vivían en la misma planta pero, afortunadamente, las paredeseran gruesas. Asi que a Eric no le molestaban los perros de Vivian la verdad era que parecían adorables, pero hasta hay, no queria tener que ver con otro ser vivo ya bastaba con el caos que era su vida personal como para tener que ocuparse de alguien mas. y Como era de espera su apartamento era un caos. Carrie la mujer que se ocupaba de que todo estuviera impecable dejo el trabajao porque se caso de sorpresa en Las Vegas y decidio que queria ser ama de casa. No hacía mucho desorden en cuanto a cosas fuera de lugar pero como habai estado de viaje su apartamento no habia sido lmpiado en este tiempo y una fina capa de polvo se podia ver ademas del correo acumulado por odas partes. Eric abrió el primer sobre que encontró y leyó:Estimado vecino:Por la presente, se le invita cordialmente a la celebración que tendrá lugar con motivo de la declaración de patrimonio histórico de nuestro edificio. Aquello lo hizo reír. Era cierto que el 700 de Park Avenue era un edificio muy bonito, pero no debía de tener más de unos 150 años. Volvió a dejar el sobre encima de la pila de correspondencia y alzó la pierna para pasar por encima de la maleta que había dejado en la entrada la tarde anterior. Había ido directamente del aeropuerto al despacho para estar toda la noche trabajando y no había tenido tiempo de deshacer el equipaje.Realmente era un fastidio no tener a nadie que se encargara de aquellas cosas. Fue entonces que se dio cuenta de repente de que la maleta no estaba donde la había dejado y le pareció oír voces.Sí, estaba oyendo voces femeninas, lo que resultaba muy interesante porque la el dia anterior no había dormido con nadie, o bueno ya hacia un buen par de meses que nadie compartia su cama el trabajo lo tenia ocupado completamente, avanzó encantado hacia el salón. Allí vio una melena castaña que leresultaba de lo más familiar y que pertenecía a una mujer que estaba sentada en una incómoda silla del siglo XVIII.—Hola, Teresa.Teresa dio un respingo.—Oh, no le he oído llegar.Estaba entrevistando a las candidatas para el puesto de cuidadoras —le explicó señalando a una chica pelirroja que estaba sentada frente a ella.Eric sonrió a la desconocida y se dijo que siempre podía contar con queTeresa se hiciera cargo de cualquier cosa. Mientras tanto Teresa se excusó un momento y corrió detrás de Eric.—He deshecho la maleta que he encontrado en la entrada. Hhe colocado las cosas segun mi parecer asi que no se si estan en el puesto que las tenias horiginamente, te lo voy a enseñar a ver qué te parece.Se sentía repentinamente nerviosa, como una intrusa en su espacio privado. Normalmente, no solía ir mucho por allí, pues era otra mujer quien se encargaba de cuidar y limpiar la casa. Estaba avergonzada porque todavía no le había dado tiempo de ocuparse del correo. —Se me ha ocurrido que el mejor lugar para entrevistar a las candidatas era aquí, para que vieran la casa que van a tener que cuidar. Ya les informe sobre las antigüedades y esas cosas. —Buena idea.Teresa corrió pasillo adelante lo que le hizo preguntarse a Eric por qué estaría tan nerviosa. A lo mejor, también estaba haciendo entrevistas con la idea de encontrar una sustituta para sí misma.—La agencia tenía tres chicas y no quería hacerlas esperar. ¿Qué tal la reunión con Wellington?—Muy bien. Quería pedirle consejo para ver cómo hacemos que la Empresa se inserte en el Siglo XXI —contestó —. La verdad es que con que se convirtiera en una empresa del siglo XX me conformaría.Su sonrisa traviesa hizo que a Teresa le diera un vuelco el corazón.—Todo va a salir bien. Seguro que consigues darle la vuelta a la Empresa.—Con tu ayuda —contestó —. Para empezar, vamos a viajar a Europa porque quiero dejar todo en orden en la cadena hotelera para poder dedicarle tiempo a la Empresa, .Teresa tragó saliva. Cuando había visto los informes financieros sabia que el trabajo que tenia que hacer Eric no era sencillo, todo un reto poder llevar a la Empresa hacia adelante. Se mordió el labio inferior, sabiendo bien que le ubiese encantado estr presente en todo el proceso como lo habia estado antes cuando Eric llevaba acabo los planes de adquisicion y puesta en funcionamiento de los hotels que hoy conformaban la cadena Hotelera de la que estaba orgulloso.Había reconsiderado su idea de no dejar el trabajo, desde elmomento en el que le informo que se iba, pues Eric le pagaba muy bien y la trataba fenomenal. Además, sus padres le habían dicho que estaba loca por dejar un trabajo. Primero, como relaciones públicas de una empresa y ahora para Eric ya estaba harta de tanto glamour y tanto brillo. Lo cambiaría gustosa por la sencillez y la felicidad que compartían sus padres después de casi cuarenta años casados.Ya estaba harta de que hombres que sólo buscaban aventuras sexuales de una noche se fijaran en ella. Los hombres normales nunca le pedían salir. Ray Patteson era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Era cierto que era un abogado de renombre, pero no se lo tenia creido la llamaba cuando ocurria algun percanse y habian quedado en salir y no podia ir, lainvitaba y la trataba muy bie, hasta habia respetado los limites que ella habia trasado en la relacion que entre ambos estaba surgiendo, si bien la sugerencia de un cambio de aire habia partido de el ya ella se sentia estancada en la vida que tenia y principalmente por sentirse atraida hacia su jefe cuando el nunca la habia mirado como ujer sino siempre habia sido su secretaria y una muy competente sin modestia alguna.
Una vez en su dormitorio, Eric se quitó la chaqueta y comenzó a desabrocharse la camisa. Teresa se apresuró a apartar la mirada.
—He colgado los pantalones y las camisas en el armario y he puesto… la ropa interior en el cajón.Al decir aquello, se sonrojó. Haber tocado sus calzoncillos había sido una experiencia muy íntima.—No tenías por qué hacerlo —contestó.Seguía desabrochándose la camisa y, cuando se la sacó del pantalón para desabrocharse los últimos botones, Teresa tuvo que hacer un gran esfuerzo para no salir corriendo. No quería que Eric supiera que ver cómo se desvestía la afectaba tanto. Probablemente, estaría acostumbrado a desvestirse delante de… el servicio.Seguro que no significaba absolutamente nada para él. Ella no significaba absolutamente nada para él, se recordo llevaba años diciéndose que la estúpida atracción que sentía por su jefe se desvanecería algún día, cuando conociera a otro hombre y se enamorara, pero todos los hombres que había conocido en aquel tiempo palidecían comparados con él. Bueno excepto Ray por supuesto. Él era comprensivo, amable y considerado. Todavía no discutian sobre los niños pero ese tema llegaria eventualmente.Quizás, cuando se hubieran instalado en una preciosa casa con árboles y jardín y…Teresa se dirigió a la puerta.—Las cosas de aseo las he dejado en el baño —comentó—. Me vuelvo a la entrevista —añadió con voz aguda.En aquel momento, oyó el ruido que hacían los pantalones al deslizarse por los muslos del hombre, por muy tentada que estuviera por verlo no se daria la vuelta, asi que apresuro sus pies.—¿Ha mandado Dior las camisetas?—Sí, las he puesto en… —contestó, dándose cuenta de que iba a tener que volver a entrar en la habitación para indicarle el lugar.Así lo hizo, pero tuvo mucho cuidado para no mirar al hombre, que a aquellasalturas estaba prácticamente desnudo, por mucho que quisiera.—Aquí, en la estantería del medio —añadió poniendo la mano sobre el montón de camisetas que Dior le había mandado a Eric para celebrar el acuerdo que habían firmado para abrir una tienda en cada uno de sus hoteles, esta situacion era ganar ... ganar para ambas partes.A continuación, eligió una camiseta negra con un diseño geométrico y se la entregó sin mirarlo directamente. Desde donde estaba, percibía su olor. Eric olía a jabón y a sudor. ¿Cómo era posible que aquella mezcla la excitara? Era un hombre normal y corriente. Ray olía mucho mejor,siempre olía a colonia. La verdad era que odiaba la colonia que llevaba pero ya le compraría otra.—Teresa —la llamó.Y ella se giró, sin pensar, en el momento en el que Eric se estaba poniendo la camiseta, elevando los brazos y metiéndosela por la cabeza, lo que le permitió fijarse en sus músculos y en su torso bronceado. Al instante, sintió que le flaqueaban las rodillas y le subia la temperatura. «No pasa nada», se dijo, recordándose a sí misma que no le gustaban los tipos con demasiados músculos. Ella prefería hombres más… cerebrales.—¿Qué te parece? —le preguntó Eric señalando la camiseta que sea cababa de poner y que marcaba sus maravillosos pectorales.—El diseño es muy bonito —contestó con voz ecuánime a pesar de queEric estaba en calzoncillos.—Sí, esta nueva línea me gusta mucho. ¿Te has llevado unas cuantas para ti?—No, no son mi talla. Demasiado grandes.—Las puedes utilizar en la cama —murmuró Teresa lo miró con los ojos muy abiertos y se sonrojó. ¿Eric estababvpensando en ella en la cama? «Venga ya», se dijo. Evidentemente, sabía que a las mujeres les gustaba dormir con camisetas grandes porque había dormido con muchas mujeres.—Gracias, me llevaré un par.—Muy bien —contestó, dedicándole una sonrisa encantadora.Aquello la hizo ponerse alerta. ¿Por qué le sonreía sin motivo? «Porque quiere que me quede, que siga organizándole todo y contestando elteléfono», se dijo.—Voy a terminar la entrevista.—Muchas gracias. Yo voy a salir a comer algo. ¿Quieres que te traiga alguna cosa?—No, gracias.Estaba
Teresa no pudo evitar sentirse un poco triste a medida que el avión fue acercándose a su destino final. Habían sobrevolado Europa, había visto ciudades y pueblos iluminados y montañas nevadas a la luz de la luna. Aquella misma luna se reflejaba en la superficie del mar mientras aterrizaban en el aeropuerto cercano a su destino.Estaba muy contenta a causa del champán y de la conversación que había mantenido con Eric. Lo cierto era que habían hablado de muchas cosas y Teresa, le habia pedido en un arrebato de locura que la llamara Tessa como le decia su familia y amistades cercanas algo que Eric habia seguido al pie de la letra creando un sentimiento de cercania, no quería irse a dormir pero la bebida comenzo hacer efecto en ella haciendo que dormitara el ultimo tramo del viaje .El avión aterrizó suavemente, Eric miró por la ventanilla para mirar despues a la mujer que aun se mantenia dormida, le asombro que ella le dijera que la tutera habia escuchado a otros miembros del personal
Tessa se despertó a las nueve de la mañana. Oía voces al otro lado de la ventana. También oía cláxones de coches a lo lejos, conversaciones. Aquello la hizo levantarse de la cama a toda velocidad y acercarse a la ventana. Al asomarse, vio que brillaba el sol con fuerza.—¡Vaya! —exclamó.La habitación tenía una vista magnífica sobre la ciudad era magifica, como un lienso de una pintura. Sobre las laderas de las colinas había edificios blancos muy sencillos de estructura simple que le hicieron pensar que debían de llevar allí tanto tiempo como la tierra sobre la que se hallaban, llegaban hasta el borde de la bahía. Había dos largos rompeolas que salían como dos brazos que dieran la bienvenida a los navegantes y que formaban un amplio espacio entre ellos, donde las aguas estaban muy tranquilas.El efecto de aquella vista era increíble. Teresa tenía la sensación de estar en un país antiguo. Sin embargo, la vida moderna se mezclaba con el antiguo esplendor. Había coches bajando y subiendo
—¿Y a qué se dedica tu padre, querida? —continuó la madre de Eric enarcando una ceja.Vaya, aquello era como volver al colegio. —Está jubilado —contestó Teresa probando el zumo de naranja.Le habría gustado decir «Ahora está jubilado, pero era conserje. Sí, me ha oídobien, se dedicaba a limpiar el colegio. No era lo que esperaba, ¿eh?».La falsa sonrisa de Melina no le ayudó en absoluto a tranquilizarse. De repente,deseó estar en casa, pero hizo todo lo que pudo para comportarse de manera normal y educada durante el desayuno. Cuando por fin los padres de su jefe dejaron la mesa para ir a encontrarse con unos amigostuvo que hacer un gran esfuerzo para no dejarse caer en la butaca y suspirar de alivio.—¿Más yogur? —le preguntó Eric.—No, gracias —contestó Teresa—. Tendría que ponerme a trabajar ya. Te agradecería que me enseñaras dónde están los documentos que tengo que mirar. Quiero estudiarlos antes de la reunión.—De eso, nada —contestó poniéndose en pie—. Tenemos cosas mucho más
—¿Estudiaste italiano en el colegio?—Ya sabes que fui a St. Peter's —contestó Tessa chasqueando la lengua—. En todos los colegios pijos de la Costa Este les gusta enseñar varios idiomas. Yo aprendi algo de italiano, aleman y portugues, no soy esperta en ninguno de ellos pero me defiendo lo suficiente.—Por eso entiendes el dialecto de aqui, es una mezcla de italiano con portugues aunque todos los habitanes hablan elogles un poco mas fluido unos que otros per lo basico para que los turistas se comuniquen con los locales. El dialecto aqui poco a cambiado desdelos Tiempos del Imperio Romano, existen variantes pero hay plabras que se han matenido igualpor siglos por ejemplo, te amo —le explicó Eric mirándola con ojos traviesos.Tessa ignoró el calor que le inundó el pecho. ¡ Eric estaba jugando con ella! Menudo caradura. Como había anunciado que dejaba el trabajo, creía que podía ligar con ella. Te amo. Sí, claro. ¿Se creía que con eso iba a conseguir acostarse con ella? A lo mejor era
El senador le indicó que había un sitio en la proa para sentarse y así lo hicieron.—Así que eres la ayudante de Eric —comentó.—Sí —contestó Tessa girándose hacia él con una sonrisa—. He venido para organizar una reunión—Eres muy calladita, ¿no?—Es que la vista es preciosa y me gusta disfrutar de ella en silencio.—Sí, la vista es preciosa —asintió el senador mirándola fijamente.Tessa sintió que el estómago le daba un vuelco.—La verdad es que esto de estar fuera de casa no me gusta mucho —comentó el senador acercándose tanto a ella que sus brazos se rozaron.Tessa sintió que la piel se le ponía de gallina.—¿Echa de menos los perritos calientes y la tarta de manzana? —le preguntó intentando sonreír.—Sí. Supongo que tú estarás cansada de que los tipos de por aquí se te echen encima.—En ningún momento se me han echado encima. Los isleños son muyeducados.—Ya veo que defiendes a tu príncipe a capa y espada —comentó Ken algo molesto.—¿Cómo?—Supongo que todas las chicas jóvenes s
Un ejército de sirvientes vestidos con levita blanca les sirvió una deliciosacomida en el muelle privado en el que atracaron horas despues en una pequeña encenada privada, desde donde estaban se veia una imponente mansion de columnas blancas. Escondidos del mundo tras paredes de piedra, tomaron limonada fresca con hojas de menta mientras el agua lamía la orilla.Había flores de vivos colores en floreros. Teresa se encontraba muy a gusto, pero no quería ponerse demasiado cómoda. Se había puesto el biquini. ¿Cómo no se lo iba a poner después de que Eric se hubiera gastado tanto dinero en él?—Debería ir llamando ya a las personas a las que quieres convocar para la reunión —comentó ella.—Todavía no. Quiero que pruebes la helioterapia —contestó quitándose la camiseta.Tessa apartó la mirada.—¿Helio qué? —le preguntó fijando su atención en una gaviota.Aunque no lo estaba mirando, sabía que se estaba estirando. Lo sabían todas sus terminaciones nerviosas y el vello e invisible que cubrí
—Los miembros de mi familia nunca rompemos una promesa. Desde mi bisabuelo hasta los dias de hoy el lema familiar nunca se ha tomado a la ligera Omnia Vincit.—El honor lo puede todo.—Lo llevo grabado en el corazón —le dijo eric mostrándole el brazo. Efectivamente, lo llevaba tatuado por encima del bíceps.—Por si no te has dado cuenta, el corazón no está en el brazo.Eeic sonrió.—A lo mejor debería dejar que te hundieras —comentó soltándola levemente y haciendo que Tessa se sumergiera un par de centímetros.Tessa sintió que el corazón le daba un vuelco, pero se tranquilizó cuando el volvió a equilibrarla.—Es un tatuaje muy bonito. ¿Lo lleváis todos en tu familia? —le preguntó.Eric se miró el dibujo, un anillo de hojas que le daba la vuelta al brazo a laaltura del bíceps.—Lo llevo hace tanto tiempo que me olvido de él, pero no, no lo llevo por tradición. A mi madre casi le dio un ataque al corazón cuando lo vio —se rió—. Me lo hice a los dieciséis años, a la salida de un conciert