—¿Y a qué se dedica tu padre, querida? —continuó la madre de Eric enarcando una ceja.Vaya, aquello era como volver al colegio. —Está jubilado —contestó Teresa probando el zumo de naranja.Le habría gustado decir «Ahora está jubilado, pero era conserje. Sí, me ha oídobien, se dedicaba a limpiar el colegio. No era lo que esperaba, ¿eh?».La falsa sonrisa de Melina no le ayudó en absoluto a tranquilizarse. De repente,deseó estar en casa, pero hizo todo lo que pudo para comportarse de manera normal y educada durante el desayuno. Cuando por fin los padres de su jefe dejaron la mesa para ir a encontrarse con unos amigostuvo que hacer un gran esfuerzo para no dejarse caer en la butaca y suspirar de alivio.—¿Más yogur? —le preguntó Eric.—No, gracias —contestó Teresa—. Tendría que ponerme a trabajar ya. Te agradecería que me enseñaras dónde están los documentos que tengo que mirar. Quiero estudiarlos antes de la reunión.—De eso, nada —contestó poniéndose en pie—. Tenemos cosas mucho más
—¿Estudiaste italiano en el colegio?—Ya sabes que fui a St. Peter's —contestó Tessa chasqueando la lengua—. En todos los colegios pijos de la Costa Este les gusta enseñar varios idiomas. Yo aprendi algo de italiano, aleman y portugues, no soy esperta en ninguno de ellos pero me defiendo lo suficiente.—Por eso entiendes el dialecto de aqui, es una mezcla de italiano con portugues aunque todos los habitanes hablan elogles un poco mas fluido unos que otros per lo basico para que los turistas se comuniquen con los locales. El dialecto aqui poco a cambiado desdelos Tiempos del Imperio Romano, existen variantes pero hay plabras que se han matenido igualpor siglos por ejemplo, te amo —le explicó Eric mirándola con ojos traviesos.Tessa ignoró el calor que le inundó el pecho. ¡ Eric estaba jugando con ella! Menudo caradura. Como había anunciado que dejaba el trabajo, creía que podía ligar con ella. Te amo. Sí, claro. ¿Se creía que con eso iba a conseguir acostarse con ella? A lo mejor era
El senador le indicó que había un sitio en la proa para sentarse y así lo hicieron.—Así que eres la ayudante de Eric —comentó.—Sí —contestó Tessa girándose hacia él con una sonrisa—. He venido para organizar una reunión—Eres muy calladita, ¿no?—Es que la vista es preciosa y me gusta disfrutar de ella en silencio.—Sí, la vista es preciosa —asintió el senador mirándola fijamente.Tessa sintió que el estómago le daba un vuelco.—La verdad es que esto de estar fuera de casa no me gusta mucho —comentó el senador acercándose tanto a ella que sus brazos se rozaron.Tessa sintió que la piel se le ponía de gallina.—¿Echa de menos los perritos calientes y la tarta de manzana? —le preguntó intentando sonreír.—Sí. Supongo que tú estarás cansada de que los tipos de por aquí se te echen encima.—En ningún momento se me han echado encima. Los isleños son muyeducados.—Ya veo que defiendes a tu príncipe a capa y espada —comentó Ken algo molesto.—¿Cómo?—Supongo que todas las chicas jóvenes s
Un ejército de sirvientes vestidos con levita blanca les sirvió una deliciosacomida en el muelle privado en el que atracaron horas despues en una pequeña encenada privada, desde donde estaban se veia una imponente mansion de columnas blancas. Escondidos del mundo tras paredes de piedra, tomaron limonada fresca con hojas de menta mientras el agua lamía la orilla.Había flores de vivos colores en floreros. Teresa se encontraba muy a gusto, pero no quería ponerse demasiado cómoda. Se había puesto el biquini. ¿Cómo no se lo iba a poner después de que Eric se hubiera gastado tanto dinero en él?—Debería ir llamando ya a las personas a las que quieres convocar para la reunión —comentó ella.—Todavía no. Quiero que pruebes la helioterapia —contestó quitándose la camiseta.Tessa apartó la mirada.—¿Helio qué? —le preguntó fijando su atención en una gaviota.Aunque no lo estaba mirando, sabía que se estaba estirando. Lo sabían todas sus terminaciones nerviosas y el vello e invisible que cubrí
—Los miembros de mi familia nunca rompemos una promesa. Desde mi bisabuelo hasta los dias de hoy el lema familiar nunca se ha tomado a la ligera Omnia Vincit.—El honor lo puede todo.—Lo llevo grabado en el corazón —le dijo eric mostrándole el brazo. Efectivamente, lo llevaba tatuado por encima del bíceps.—Por si no te has dado cuenta, el corazón no está en el brazo.Eeic sonrió.—A lo mejor debería dejar que te hundieras —comentó soltándola levemente y haciendo que Tessa se sumergiera un par de centímetros.Tessa sintió que el corazón le daba un vuelco, pero se tranquilizó cuando el volvió a equilibrarla.—Es un tatuaje muy bonito. ¿Lo lleváis todos en tu familia? —le preguntó.Eric se miró el dibujo, un anillo de hojas que le daba la vuelta al brazo a laaltura del bíceps.—Lo llevo hace tanto tiempo que me olvido de él, pero no, no lo llevo por tradición. A mi madre casi le dio un ataque al corazón cuando lo vio —se rió—. Me lo hice a los dieciséis años, a la salida de un conciert
Eric salió del Palacio en compañía de Teresa conduciendo su propio Land Rover. Tras deslizarse por unas callejuelas estrechas, se paró para hablar con una persona por la ventanilla.—Es realmente agradable ver como terelacionas con todos, es ver una parte diferente de ti... —comentó Teresa pensando que Eric estaba mucho más relajado allí que en Nueva York.—A mi madre no le hace ninguna gracia que yo se como soy, ella prefiere mantener la distancia con las personas por decirlo de manera bonita. Nunca he entendido porque ella secomporta asi, pero bueno es mi madre, pero a mi padre y a mí nos encanta la gente. No podríamos mantener las distancias aunque quisiéramos —le explicó saludando a una vendedora de flores a la que le compró un ramo de campanillas rosas.A continuación, se lo entregó a Tessa. ¿Ahora le compraba flores?—Huélelas —le dijo.A Tessa le entraron ganas de reírse. Qué típico de Eric comprarle flores yordenarle que las oliera.—Mmm. Huelen a miel —se maravilló Tessa
Eric le desabrochó la blusa lenta y pausadamente y deslizó la tela sobre sus brazos. Teresa sentía la respiración entrecortada. Los últimos rayos de sol dieron paso a la noche, que los envolvió.Mientras que el hombre centro su atencion en chuparle un pezón por encima del sujetador de encaje.Tessa sintió una sensación aguda que la atravesó y estuvo a punto de hacerla perder el equilibrio. Él se apresuró a abrazarla para mantenerla en pie y siguió lamiéndole el otro pezón.Tessa estaba excitadísima.—Ven conmigo —le dijo tomándola de la mano.A continuación, la guió entre unos arbustos. Tessa lo siguió. De la mano, cruzaron entre dos enormes rocas y salieron a un claro bañado por la luz de la luna.Una vez allí, Tessa se quitó las sandalias y sintió la hierba bajo los pies. Las rocas formaban una muralla que los aislaba de todo. Sólo estaban ellos dos y la luna. Eric la estrechó entre sus brazos y Tessa se estremeció. Sentirse entre sus brazos era perfecto. Demasiado perfecto.—¿Qué
Tessa sintió una emoción muy profunda por dentro. Aquel hombre, tan apasionado en todos los aspectos de su vida, también lo era en el terreno sexual. Teresa se quedó mirando las estrellas y, en aquel momento, con Eric tumbado a su lado, se sintió de maravilla, protegida y querida.Aunque no amada. No debía olvidar que el no era un hombre de los que se enamoran jamás la amaría. Y no pasaba nada, porque ella tenía a… ¡Roy ! ¡Se había olvidado completamente de él! Acababa de engañar al hombre con el que quería pasar el resto de su vida. Tessa se sintió horrorizada al comprender lo que había hecho y se tensó.—¿Estás bien? —le preguntó.—Sí, muy bien, de maravilla —contestó Tessa tragando saliva.Desde donde estaba, vio un paquete de preservativos sobre el césped. Menos mal que Eric había pensado en los métodos de anticoncepción. Ella estaba tomando la píldora, porque Roy había insistido, pero eso Eric no lo sabía. No era de extrañar que el príncipe de Manhattan llevara una caja de preser