Hola :D espero le guste esta historia como a mi me gusta escribirla. Comenten, puntúen, recomiéndenla y si quiere y pueden siganme en mis redes.
—¿De verdad quieres ir a la casa de Derek? Insisto, quédate conmigo. —Tranquilo Alessandro, además tengo a su perrito siguiéndome. —mi mirada se dirigía hacia Miguel, quien simplemente esbozó una leve sonrisa. —Hola. Alessandro lo observaba detenidamente, pero guardó silencio. Inclinó la cabeza levemente mientras me envolvía en un cálido abrazo.—Eloise, por favor, mantente a salvo. —murmuró—No olvides que estoy presente para protegerte. Siempre seré parte de tu familia, mientras que a Derek apenas lo has conocido recientemente.—Alessandro, estoy bien. Soy una mujer fuerte, tranquilo.Después de la breve despedida, me acomodaba en el asiento trasero del automóvil, deleitándome con la vista nocturna de la ciudad californiana. A medida que nos desplazábamos, contemplaba cómo la urbe surgía a través del cristal. Miguel destacaba por su habilidad para entablar conversaciones, a diferencia de Benjamín. Siempre estaba dispuesto a hacer bromas, lo cual resultaba muy agradable, y su conv
En las últimas dos semanas, estuve colaborando estrechamente con Derek y su equipo de finanzas. En ese corto periodo, pude apreciar cambios sorprendentes. Colaboré con el jefe de finanzas, y debIA decir que disfruté mucho trabajar en equipo. Estar con Trevon significaba que me encargaba de todo, lo que resultaba en que acababa agotada por completo. Además, en estas dos semanas, los mensajes de Trevon se volvieron más persistentes, tanto que decidí bloquearlo. Me di cuenta de que su hotel se estaba deteriorando a un ritmo más acelerado de lo previsto, llegando incluso a encontrarse en una situación de quiebra. Aunque estaba esperando un bebé, tanto Benjamín como Derek me habían enseñado sobre el uso de las armas, además de ayudarme a superar el miedo y a sentirme más tranquila cuando las tenía cerca, algo que ya estaba empezando a dominar.El arma se había convertido en parte de mí, llegando a un punto en el que ya no tenía vacilaciones, simplemente disparaba sin pensarlo. A pesar d
Derek MontenegroSentía cómo la adrenalina recorría mis venas como un fuego gélido que congelaba cada uno de mis pensamientos. Una tormenta de rayos que invadía mi cabeza, mi cuerpo, no podia estar totalmente cuerdo en esos momentos, aunque quisiera. Una y otra vez, la imagen se reproducía en mi mente: Eloise, con un semblante tan pálido como la cera, que yacía desmayada entre mis brazos. Corrí con una intensidad desconocida, sintiendo cómo el aire quemaba mis pulmones, mientras cada zancada se convertía en una plegaria silenciosa. —¡Necesito un médico! ¡Un médico, por favor! — mi voz resonaba en los pasillos del hospital, un eco desesperado que se perdía en el bullicio. —¡Mi hijo, estoy esperando un hijo! ¡Eloise, por favor, despierta! Ante mis ojos se desplegaron las puertas de emergencia como una ilusión. Los doctores y las enfermeras se aproximaron, sus caras se volvían difusas frente a mis ojos llenos de temor. Eloise fue arrebatada de mis brazos, luego la pusieron en una camill
Al despertar, me encontré en un sitio desconocido donde el ambiente era fresco y el olor a desinfectante impregnaba el aire. Me costaba distinguir la realidad de un sueño desvanecido, y antes de que pudiera orientarme, una figura se acercó. El doctor, con una sonrisa cálida, trataba de tranquilizarme ante mi desconcierto. Puso una lámpara frente a mis ojos y continuó observando.—¿Tienes conocimiento de cuál es tu nombre? —Sí, mi nombre es Eloise. —seguía la luz ligeramente confundida con mis ojos.—¿Sabes que día es? —Es viernes. —Estas lucida, eso es bueno. Eloise. Estoy aquí para revisar cómo te encuentras —tomaba mi pulso y tras de esto tocaba mi estomago lo cual me provoco un ligero dolor.—¿Dónde estoy? —logré preguntar, sintiéndome como si estuviera nadando en un mar de brumas. —Te encuentras en el hospital —contestó, con un tono de voz apacible y reconfortante. —Has sufrido un accidente, pero has contado con una gran dosis de fortuna. Aunque recibiste un golpe, no has s
Derek MontenegroEsa mañana estábamos en mi sala sintiendo la tensión palpable en el aire, a pesar de todo parecía un refugio en medio del caos que se había desatado. Era la calma antes de la tormenta. Eloise permanecía en la esquina, observaba con delicadeza la escena, donde Miguel y Benjamín se encontraban sentados frente a mí, y las sombras jugueteaban sobre sus rostros, creando un contraste con la seriedad del momento. Con ese vestido que de embarazada que había adquirido se veía tan bella que me daban ganas de llevármela, pero actualmente estaba concentrando en acabar con Santoro.—Vamos a sacar a Eloise en un aeropuerto privado —rompía el silencio con una voz tan filosa que ellos entendieron que era una petición donde podia rodar cabezas si no era cumplida. La mirada constante de Miguel reflejó cierta duda. —Lo siento, pero Derek, eso va a ser difícil. Por ahora, si seguimos en este juego, es mejor que mantengamos oculta a Eloise aquí, en tu casa. No podríamos sacarla al menos
Lanzaba los dados haciendo que mi pequeño gato en el tablero se moviera cayendo en la casilla donde tenia otra tarjeta para salir de la carta. Por otro lado, al lanzar sus dados Benjamín al mover su pieza habia caído en mi propiedad mas costosa. Al observar la expresión en su cara, no pude contener la risa, ya que si eso hubiera sido dinero de verdad, seguramente estaría en la calle, completamente arruinado. —Benjamín, creo que amas esa propiedad, no es normal que hayas caído más de tres veces en la misma. —bromeaba de forma sarcástica—. Si esto fuera una competencia con dinero de verdad, ya estarías en bancarrota. Necesitarías bastante tiempo para recuperarte por completo. Quizás te encontrarías en la calle con un cartel ofreciéndote en alquiler a cambio de comida.Con una sonrisa relajada y serena respondía—Hago lo que puedo, Eloise.Al oír su tono poco convincente, no pude evitar soltar una risa divertida, ya que parecía que no estaba siendo del todo sincero. —Claro, claro. A lo
El ruido que producía el chico al teclear en su ordenador era una distracción ideal que alimentaba mi enojo. La manera tan ineficaz con la que me ignoraba me hacía plantearme si eso era parte de su protocolo en su empresa. —Señora ya le he dicho previamente de que no es posible proporcionar detalles sobre la presencia de su esposo en el hotel. —El joven explicó con calma— esa información es confidencial y debe respetarse la privacidad del cliente. Mientras tanto, seguía concentrado en la pantalla de la computadora, como si estuviera familiarizado con este tipo de situaciones. Llevaba unas uñas acrílicas las cuales hacian un estrepitoso sonido de tamboreo mientras toqueteaba en el escritorio de madera. Había arribado rápidamente al hotel de dos estrellas en California. ¿Cómo descubrí la presencia de mi esposo allí? De manera sencilla, coloqué un dispositivo de rastreo en su vehículo cuando este empezó a tener un comportamiento muy inusual hacia mí. Durante tres años de matrimonio
Después de medio año, viví seis meses intensos en los que mi expareja, quien solicitó me divorcio estando en prisión. El y su amante me denunciaron por diferente crímenes haciendo que cumpliera por más tiempo, pero la cereza del pastel fue mi padre Salvatore Rossi. Robo agravado, asesinato de un feto, vandalismo, maltrato intrafamiliar y trauma emocional, esa mezcla tan desafortunada me llevó aproximadamente medio año tras las rejas. ¿La parte más difícil de todo? El logró obtener un abogado financiado por.... ¡Mi padre! con el objetivo de arrebatarme todo. Al mencionar "todo", me refiero a mis bienes, mi posición en la empresa, los fondos que habíamos reunido, mi participación en el negocio de mi padre ¡Todo! Había sido abandonada en la calle sin un solo centavo. Lo positivo era que finalmente iba a poder salir, mi padre finalmente había decidido sacarme de esa horrible prisión infernal. Una de las guardias, de las pocas que se mostraron amables conmigo, me entregó mis pertenencias