Hola :D besos y gracias por seguir esta historia hasta aqui.
Al atardecer, el sol empezaba a esconderse en el horizonte, creando sombras alargadas en el pasto. Yo estaba allí, sentada entre la desolación, con la mirada fija en los árboles a lo lejos, sin importarme que los hombres alrededor susurraran entre ellos, ajenos a mi tormento. Sentía una intensa furia en mi interior, pero me esforcé por contenerla y no permitir que se liberara. Solo quería estar sola, pero sabía que eso era una ilusión. Desde que habia sido encerrada siempre tenia a alguien conmigo, incluso para ir al baño siempre había alguien que me seguía. En esos momentos no quería forcejar, estresarme, solo aceptar por el pánico de que pudiera afectar a mi hijo…Solo por eso…pues si no estuviera embarazada de alto riesgo ya hubiera roto un par de floreros y amenazado al personal con el cristal. Mientras estaba sumida e mis pensamientos, quien menos quería apareció ante mí. Destaca su silueta misteriosa y elevada contrastando con el firmamento. Llevaba puesta una máscara platea
La brisa fría de la colina acariciaba mi rostro mientras observaba el horizonte, donde el sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de un rojo intenso. Junto a mí se encontraba Miguel, quien había estado a mi lado durante todo este tiempo. No lo dejaba solo ni siquiera para respirar mientras deje a los hombres de confianza de Benjamín a su cargo. Él a diferencia de mi tenia unos hombres que se matarían antes de ponerle algún dedo. Desde la distancia se podia vislumbrar hacia el almacén de Santoro, que apenas se alcanzaba a distinguir entre la bruma de la tarde.—¿Por qué no atacamos el laboratorio de Santoro ahora? —Miguel preguntaba de manera calmado, pero por alguna razón sentia que desde su cuerpo brotaba la impaciencia.Volteé despacio, examinando su gesto terco y la resignación en sus ojos. La ira y la prepotencia se movían dentro de él, como una llama que poco a poco lo devoraba. —¿Porque? —con una calma que parecía helar el ambiente— Muy fácil, primero debo acabar con la últ
Habían pasado exactamente tres semanas. Mi vientre ya se está viendo ligeramente abultado y a pesar de querer salir corriendo sabía que debía esperar un mes mas.Solo un mes…Un mes y podríamos salir.Además de que eso ayudaría a que saliera del riesgo el plan que había recibido por parte de Noah requería que esperara esa cantidad de tiempo. Claire y yo nos encontrábamos en el jardín pues a mi petición, Giovanni mando a construir un invernadero en un tiempo record. El invernadero se había transformado en el único sitio donde podíamos estar a solas, ya que los guardias de Giovanni permanecían afuera para vigilarnos. Un hermoso invernadero donde las flores parecían más vibrantes de lo habitual y el aire estaba impregnado del dulce aroma de las rosas. Mientras me encontraba sentado en un asiento de madera, deleitándome con la suave brisa que acariciaba mi rostro, Claire revisaba unas macetas a poca distancia de mí. —Me gustaría hacer más cosas, Eloise. —dijo Claire con una voz amable
La luz del tocador reflejaba mi maquillaje haciéndome parecer una verdadera muñeca. Claire con su poca experiencia me estaba ayudando con mi cabello que habia crecido exageradamente rápido desde el embarazo. —Estas preciosa —su sonrisa sincera iluminando su rostro—. Estar embarazada te da un brillo especial.No pude evitar sonreír de manera viva, sintiendo cómo esas palabras absorbían un poco de la tensión acumulada en mi pecho. Era cierto que mi cuerpo había cambiado, pero me gustaba pensar que la vida que crecía dentro de mí también iluminaba mi espíritu. Giovanni habia hecho que un doctor me examinara en su propiedad, pero además de eso no podia salir para absolutamente nada.—Recuerda, debes estar con Noah la mayor parte del tiempo —sugirió, dejando caer la indirecta con la suavidad de un susurro.Entendí a qué se refería. La fiesta no sería un paseo por el parque, y Noah sería el refugio en este mar de incertidumbres. La imagen de un matadero se formó en mi mente y, aunque el co
El ruido que producía el chico al teclear en su ordenador era una distracción ideal que alimentaba mi enojo. La manera tan ineficaz con la que me ignoraba me hacía plantearme si eso era parte de su protocolo en su empresa. —Señora ya le he dicho previamente de que no es posible proporcionar detalles sobre la presencia de su esposo en el hotel. —El joven explicó con calma— esa información es confidencial y debe respetarse la privacidad del cliente. Mientras tanto, seguía concentrado en la pantalla de la computadora, como si estuviera familiarizado con este tipo de situaciones. Llevaba unas uñas acrílicas las cuales hacian un estrepitoso sonido de tamboreo mientras toqueteaba en el escritorio de madera. Había arribado rápidamente al hotel de dos estrellas en California. ¿Cómo descubrí la presencia de mi esposo allí? De manera sencilla, coloqué un dispositivo de rastreo en su vehículo cuando este empezó a tener un comportamiento muy inusual hacia mí. Durante tres años de matrimonio
Después de medio año, viví seis meses intensos en los que mi expareja, quien solicitó me divorcio estando en prisión. El y su amante me denunciaron por diferente crímenes haciendo que cumpliera por más tiempo, pero la cereza del pastel fue mi padre Salvatore Rossi. Robo agravado, asesinato de un feto, vandalismo, maltrato intrafamiliar y trauma emocional, esa mezcla tan desafortunada me llevó aproximadamente medio año tras las rejas. ¿La parte más difícil de todo? El logró obtener un abogado financiado por.... ¡Mi padre! con el objetivo de arrebatarme todo. Al mencionar "todo", me refiero a mis bienes, mi posición en la empresa, los fondos que habíamos reunido, mi participación en el negocio de mi padre ¡Todo! Había sido abandonada en la calle sin un solo centavo. Lo positivo era que finalmente iba a poder salir, mi padre finalmente había decidido sacarme de esa horrible prisión infernal. Una de las guardias, de las pocas que se mostraron amables conmigo, me entregó mis pertenencias
—Ya volviste Eloise —comento Allana de manera burlesca al verme entrar al pasillo. Mire toda la casa, había sido cambiada completamente al igual que el personal. Antes, mi hogar lucía una decoración tan refinada que resultaba un deleite visual extraordinario, pero ahora es aburrida, convencional y juvenil. Se asemejaba al tipo de creaciones que una niña de siete años que empieza a hacer cuando se le permite ser "imaginativa". —Si la manera en que decoras piensas, déjame decirte que te faltan un par de neuronas —comentaba con desden con mis llena de ironía al ver la pared de rosa fucsia junto al sofá naranja de la entrada, solo de verlo me pedía salir huyendo. —Serás...—susurro aquella rubia, pero se detuvo al ver a Trevon salir desde una de la habitación. —Eloise, ya llegaste —comento con una enorme sonrisa. A pesar de su deseo de evitar mi presencia, mi padre debió haberle ofrecido algo para que actuara como si nada hubiera ocurrido. Realmente, a mi padre le resultaba beneficioso
La luz tenue y parpadeante de la oficina de Derek contribuyó a crear un ambiente de tensión palpable en la habitación, generando una atmósfera cargada de incertidumbre y misterio. Miré detenidamente por la ventana, observando con detenimiento la majestuosidad de la ciudad de pleno dia, mientras mi mente analizaba minuciosamente cada detalle de la estrategia que estaba a punto de ejecutar. Sabía perfectamente que lo que estaba a punto de proponerle a Derek era un riesgo considerable, pero el profundo sentimiento de rencor hacia mi exmarido, quien me había abandonado en esta situación tan desigual e injusta, era tan abrumador que superaba con creces cualquier atisbo de temor que pudiera surgir en mi interior. Me debí de haber visto increíblemente provocativa y llamativa, con mi deslumbrante vestido rojo ceñido que resaltaba y realzaba mis curvas femeninas. Cuando me di la levanté mi mirada y me encontré con la mirada de Derek, pude vislumbrar sus ojos profundos y su gesto relajado p