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La brisa fría de la colina acariciaba mi rostro mientras observaba el horizonte, donde el sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de un rojo intenso. Junto a mí se encontraba Miguel, quien había estado a mi lado durante todo este tiempo. No lo dejaba solo ni siquiera para respirar mientras deje a los hombres de confianza de Benjamín a su cargo. Él a diferencia de mi tenia unos hombres que se matarían antes de ponerle algún dedo. Desde la distancia se podia vislumbrar hacia el almacén de Santoro, que apenas se alcanzaba a distinguir entre la bruma de la tarde. —¿Por qué no atacamos el laboratorio de Santoro ahora? —Miguel preguntaba de manera calmado, pero por alguna razón sentia que desde su cuerpo brotaba la impaciencia. Volteé despacio, examinando su gesto terco y la resignación en sus ojos. La ira y la prepotencia se movían dentro de él, como una llama que poco a poco lo devoraba. —¿Porque? —con una calma que parecía helar el ambiente— Muy fácil, primero debo acabar con la ú
Habían pasado exactamente tres semanas. Mi vientre ya se estaba viendo ligeramente abultado y a pesar de querer salir corriendo sabía que debía esperar un mes mas. Solo un mes… Un mes y podríamos salir. Además de que eso ayudaría a que saliera del riesgo, el plan que había recibido por parte de Noah requería que esperara esa cantidad de tiempo. Claire y yo nos encontrábamos en el jardín pues a mi petición, Giovanni mando a construir un invernadero en un tiempo record. El invernadero se había transformado en el único sitio donde podíamos estar a solas, ya que los guardias de Giovanni permanecían afuera para vigilarnos. Un hermoso invernadero donde las flores parecían más vibrantes de lo habitual y el aire estaba impregnado del dulce aroma de las rosas. Mientras me encontraba sentado en un asiento de madera, deleitándome con la suave brisa que acariciaba mi rostro, Claire revisaba unas macetas a poca distancia de mí. —Me gustaría hacer más cosas, Eloise. —dijo Claire con una voz
La luz del tocador reflejaba mi maquillaje haciéndome parecer una verdadera muñeca. Claire con su poca experiencia me estaba ayudando con mi cabello que habia crecido exageradamente rápido desde el embarazo. —Estas preciosa —su sonrisa sincera iluminando su rostro—. Estar embarazada te da un brillo especial. No pude evitar sonreír de manera viva, sintiendo cómo esas palabras absorbían un poco de la tensión acumulada en mi pecho. Era cierto que mi cuerpo había cambiado, pero me gustaba pensar que la vida que crecía dentro de mí también iluminaba mi espíritu. Giovanni habia hecho que un doctor me examinara en su propiedad, pero además de eso no podia salir para absolutamente nada. —Recuerda, debes estar con Noah la mayor parte del tiempo —sugirió, dejando caer la indirecta con la suavidad de un susurro. Entendí a qué se refería. La fiesta no sería un paseo por el parque, y Noah sería el refugio en este mar de incertidumbres. La imagen de un matadero se formó en mi mente y, aunque el
El aire en la sala de la fiesta de Gala era un torbellino de risas y música, pero todo se desvaneció en un instante. Justo cuando Giovanni se inclinó hacia mí, sus labios a un suspiro de los míos, el retumbar de disparos rompió la burbuja que habia entre nosotros. El sonido era espantoso y, en un parpadeo, siento sus fuertes manos en mi cuello, sujetándome con fuerza.—¡No! —gimoteo sin poder evitarlo, la adrenalina disparándose en mis venas. Aunque intente escapar su fuerza me retuvo. Giovanni, con una sonrisa cruel en el rostro, me utilizó como un escudo humano. Su mirada brillaba con frialdad mientras me apuntaba en la cabeza con el arma que estaba en su otra mano. La risa viscosa que escapó de sus labios era como un eco oscuro en la atmósfera caótica.—¿Qué ocurre, Montenegro?¿Acaso estás celoso? —preguntó con tono burlón, mostrando satisfacción y desafío en su voz. A lo lejos, vi a Derek, su figura tensa y su arma en mano. Lo vi vacilar, su dedo fluctuando en el gatillo mientra
Estaba sentada delante de la televisión, acariciando mi vientre abultado, sintiendo cada pequeño movimiento de mi bebé. La luz parpadeante de la pantalla iluminaba la habitación, y la voz grave del presentador llenaba el aire con una noticia que, a pesar de lo impactante, me dejaba la mente en blanco. Hablaban de un grupo criminal, de tiroteos y enfrentamientos, de muertes. A medida que se desarrollaba la historia, el nombre de Derek Montenegro resonaba en mis oídos como un eco lejano. Se señalaba a Derek como el propietario de uno de los hoteles más reconocidos en California, el cual estaba siendo investigado por su presunta asociación con actividades delictivas, ya que el padre de Derek, había heredado ese negocio tras el fallecimiento.Por igual escuchaba como hablaban de Giovanni Bianchi, el líder del grupo contrario, y cómo ambos habían encontrado su final en un incendio en una sala de gala donde al parecer ambos quedaron atrapados al enfrentarse en un tiroteo. Según la noticia, s
Mientras acomodaba una bandeja de pastelitos recién salidos del horno, sentí cómo el suave viento de la tarde acariciaba mi rostro a través de la ventana abierta de la pastelería. El olor a vainilla y chocolate impregnaba el ambiente, una combinación exquisita que siempre me hacía experimentar una sensación de hogar. Aunque Sebastián me había dado una suma excesiva de dinero, decidí aceptar un empleo de medio tiempo en una tienda de pasteles. Mientras Derrick estaba en clase, era una forma ideal de mantenerme entretenida. Mientras acomodaba los pasteles en su posición, un destello de color capturó mi mirada. De repente, surgieron flores vivas y llenas de color, como un obsequio espontáneo de la naturaleza. Cuando alcé la mirada, me topé con Rune. Siempre que estaba presente, irradiaba una energía vibrante que se percibía en el ambiente. Sonrió de una manera vivaz y seductora, esa sonrisa que hacía que mi corazón latiera un poco más rápido. No quería admitirlo, quería guardar mi co
Un abrazo que pareció eterno, el viento chocaba en mi rostro pero me sentia totalmente relajada. —Te he encontrando…y no pienso perderte…—murmuro levemente. —Derek yo tampoco pienso perderte.—Pequeña gatita, llámame Rune. He luchado con muchas personas y no quisiera ponerte en peligro sin saber.Con suavidad, volvía a tocar su rostro mientras sonreía con una leve expresión de melancolía. —¿Sentiste dolor?—Es en exceso. —sonrió con una ligera mueca—Pero lo que mas me dolió fue quitarme mis tatuajes.—Sí, me lo puedo imaginar, dejar atrás esa imagen de bravucón. —hablaba ligeramente con sarcasmo.—Pero esa apariencia fue la que te volvió loca. —Mordisqueaba mi cuello agarrándome con posesión mi trasero. Un leve gemido se escapo de mis labios mientras escuchábamos una fuerte tos que nos obligo a ver que alguien nos juzgaba con la mirada.—Jóvenes, les recomiendo que vayan a su casa que por aquí están los niños y ancianos que no queremos ver eso.Tanto Rune como yo nos reímos ligerame
Rune MontenegroCorría de manera apresurada abriendo la puerta de golpee. Mientras sostenía el arma, el frío se colaba por mis manos mientras apuntaba hacia la distancia y veía a Eloise amarrada. El miedo se apoderó de mí, gritaba desesperadamente sin ser escuchado. En ese momento, presencié a un individuo con capucha apuntando hacia su cabeza. Un potente disparo resonó y terminó con su vida.—¡No! —me levantaba de golpe.Me senté con una respiración agitada. Con mi cuerpo empapado de sudor, observaba a Eloise a mi lado, profundamente dormida. Un año había transcurrido desde que logré liberarme de esas terribles pesadillas. ¿Por qué volvía a tenerla?La situación se asemejaba a un filme mal narrado que se reiteraba una y otra vez... Giovanni había sido una molestia constante para mí. Aunque lo hubiera eliminado, parecía como si fuera un insecto que había esparcido su veneno. Nunca había imaginado que el estaba profundo con los negocios que se había aliado con varios grupos para derr