Eleanor Hawkins, era una niña afortunada al nacer en el seno de una familia adinerada, pero a pesar de esto, su padre fue exigente en la crianza de ella.Cómo estudiante, no le permitía que sus notas fueran mediocres, era portadora de su apellido y la educación que recibía era de nivel superior; era la heredera de una cuantiosa fortuna y por ser su única hija no le quedaba otra opción que ser educada en el rigor de números e inversiones y sin sentimientos a la hora de tomar una decisión.Ella, se sentía orgullosa de ser una Hawkins, por generaciones el apellido había estado relacionado con armadores de barcos, era un apellido de tradición en negocios multimillonarios, y su padre Alfred Hawkins había heredado del padre de él, una habilidad y un olfato súper desarrollado a la hora de hacer una inversión.Apenas cumplía los 12 años, y era conocida por su carácter férreo, con un genio de los mil demonios y la astucia suficiente para profetizar que sería una dura en los negocios, como su
Merritt Downey tenía cuarenta años, había estado casado, con una chica enfermiza que no le había sobrevivido, ya hacía diez años que estaba soltero y habían muchas mujeres queriendo atraparlo, pero él era escurridizo y siempre decía; "ya llegará la mujer de mi vida."Era guapo, alto, de cuerpo atlético, tez blanca, ojos verdes profundos y astutos, labios, ligeramente sensuales y cínicos, cabello rubio; en definitiva era muy bien parecido.Con éste hombre pensaba reunirse Alfred Hawkins, quién estaba ya por llegar a la oficina de Merritt, así que éste, se reclinó en su cómodo sillón a esperar, sabía que era un hombre puntual y eso le gustaba, no habían pasado cinco minutos cuando su asistente anunció a su posible socio.Alfred pasó al amplio despacho y allí estaba un poderoso hombre de millones, un hombre de negocios, al entrar Merritt Downey, se puso de pie y extendió su bien cuidada mano.— Muy buenas tardes mi respetable caballero— fue el saludo de Merritt.— ¿Cómo está usted, mi
— ¡Eres terrible hija, creo que me asustas!— dijo su padre lleno de orgullo.Informaron a Alexia el motivo de la celebración y alegremente los tres celebraron y rieron juntos, ella no era de beber mucho licor, solo tomo un sorbo y dejó la copa en el escritorio diciendo a su padre:— ¡Ahora, si que tengo un motivo para tener una fiesta!, — Eleanor, rió al decir esto —¡Madre, vayamos y traigamos ese vestido, quiero estar despampanante para el viejo Merritt Downey!— dijo con aires de superioridad— ¡Se quedará con la boca abierta cuando me vea!— ¡Vamos entonces!— dijo Alexia complacida.— De verdad, que será muy divertido tener a ese viejo estirado acá en mi terreno— dijo ella riendo con muchas ganas.Salió del estudio de su padre para ir con su madre a lo que consideraba antes de este momento, lo más fastidioso; planificar una fiesta, le parecía algo lleno de complicación y con muchas excusas para perder el tiempo, pero ahora estaba entusiasmada y tenía que dar la razón a su padre, er
Pasaron los días y llegó el momento de la gran fecha donde Eleanor ya estaba lista para su entrada como toda una joven,lista, para ser presentada en la más alta sociedad, todo era algarabía en la casa; ésta poseía un elegante salón diseñado para celebraciones, que podía albergar cómodamente unas cuatrocientos personas, ya todo estaba decorado elegantemente para la ocasión, habían arreglos florales de exquisita decoración y buen gusto.Cuándo ella se envolvió en su maravilloso y atrevido vestido, se veía espectacularmente bella, la esbeltez de su cuerpo era notable, el maquillaje era sencillo, resaltando la belleza de sus ojos, sus hermosos pómulos y sus sensuales labios; cuando sus padres la vieron ya para entrar en el gran salón quedaron gratamente sorprendidos, estaba sencillamente bellísima.Empezaron a llegar los invitados, entre amigos de la familia y personalidades importantes, muy pronto el lugar estuvo lleno de personas ansiosas por dar la bienvenida en sociedad de la hermosa
— Tranquilo papito, que el pez que mordió el anzuelo es tan gordo que nos alcanzará para muchas generaciones— dijo ella abrazando a su padre y besando una de sus mejillas— vamos a dormir estoy agotada.— Eleanor de verdad que me sorprendió tu estrategia— dijo emocionado— eres muy astuta e inteligente hija.— Me encanta haberte ayudado— dijo ella misteriosa.— Muchachita, debes tener un arpón muy fuerte— dijo Alfred— sí que es gordo éste pez.Ella iba riendo dejando a su padre , mientras decía:— ¡ Ay papi ya verás como no necesitaré fuerzas, sino astucia— dijo subiendo las escaleras— poco a poco te enterarás!Subió las escaleras e inmediatamente se encerró en su habitación, desvistiéndose, uso un desmaquillante para la suave capa de maquillaje, dejando su rostro completamente limpio, luego se preparó para meterse debajo de las sábanas en su cama, estaba satisfecha de lo que había logrado ese día, se quedó dormida con una suave sonrisa en sus labios.A la mañana siguiente estuvo despi
— ¡Papá no seas maleducado con Merritt!— regañó Eleanor a su padre.Éste frunció el ceño y dijo: — El señor Downey sabe el porqué de mi incomodidad— dijo Alfred retando a Merritt.—Mi amigo y futuro socio, vayamos a lo nuestro entonces; ¿te parece Eleanor?— preguntó Downey restando importancia al enojo de Alfred.— Claro que me parece Merritt y estamos acá para firmar una sociedad y estrechar lazos y que seamos familia, por supuesto— dijo ella guiñando un ojo, con coquetería.— Alfred, como te dije anoche en la hermosa fiesta de tu hija, estoy fascinado con ella— dijo Merritt— y me imagino que a partir de hoy nos llevaremos bien.Antes de que Alfred contestara, Eleanor respondió:— ¡Claro Merritt! — ella estaba conciliando, mirando a uno y al otro— ¡Ya deja la hostilidad papá!— Merritt sabe que no estoy de acuerdo con tanto absurdo, me parece una canallada de tu parte Downey— dijo Alfred — y si vine, es porque mi hija insistió en aceptar tus condiciones, pero yo, ya no deseo ésto—
Eleanor, se repuso de su aturdimiento momentáneo y al salir vio a su padre arrellanado en una cómoda poltrona, hablando por teléfono; al verla inmediatamente se despidió y centró su atención en su hija quien lo miraba con ojos de triunfo.— Puedes pasar papá, ya Merritt está a mis pies y firmó sin problemas— dijo con voz tenue y peligrosa— haz tu show que tienes público.Él puso sus ojos en redondo y sonrió complacido y sin decir una palabra entró en el gran salón donde lo esperaba su futuro yerno, éste se levantó educadamente, rodeando su gran escritorio y acercándose al padre de la chica con la mano extendida, invitando a que la estrechara.— Alfred Hawkins, bienvenido a mi firma como socio y mi futuro suegro— dijo lleno de felicidad.Alfred lo miró y dijo:— Me alegro que mi hija Merritt te haya aceptado, todavía la veo como una adolescente y podría demandar por seducción y manipulación— la voz del padre de Eleanor, sonaba llena de indignación.— ¿Manipulación?— dijo Merritt incréd
Alfred la miró con ojos en blanco y movió su cabeza de un lado a otro, los dos rieron en complicidad, pero en el fondo Alfred sabía que Eleanor era de armas tomar y cuando se trataba de un objetivo nada ni nadie la hacía desistir de su meta. Merritt cometió un error al exigir como parte de un trato que ella fuese su esposa, porque él no contó con que la chica despertara su corazón dormido y que ella usaría ésta arma contra él mismo, apenas lo notó.Su hija era una chica con olfato para los negocios y Alfred tenía eso a favor de él, ella detestaba el romanticismo, pues lo creía un sentimiento manipulador, aunque a ella le gustaba la manipulación, la usaba para su beneficio personal.Así que mala combinación para él, enamorarse de Eleanor, quien era un lince en lo que se proponía, quién al ver que Merritt se interesó en ella, inmediatamente tomó todo lo necesario para enfilar sus armas y atraparlo para usarlo a su antojo.Así que, Alfred se sentía satisfecho del resultado de ése día en