Se quedó congelado en el asiento, especulando más y más, excavando más profundo, uniendo rumores, verdades y miedos.Uniéndolo y esclareciéndolo todo.Cuando llegó a casa, aparcó como de costumbre en las afueras del jardín y antes de bajar a enfrentar a sus hijas, a Simona y a Scarlett, le escribió a Abigaíl.Le escribió porque necesitaba saber la verdad, conocer el fondo de sus misterios, esos que le atormentaban en lo más profundo.De: Oliver.Para: Abi.Gatita, necesito que seas lo más sincera posible. No voy a juzgarte ni a last
La joven intentó retomar su vida con normalidad, pero no pudo.Sus hermanos no la dejaron en paz y se encargaron de hacerla sentir peor. Claro, no fue a conciencia.. Insistieron tanto sobre su salud mental, emocional y física, que la joven tuvo que buscar escondite en la Universidad para no sentirse tan mal.Pero lo hacían porque se preocupaban por ella. Esa mañana salió de casa como si nada hubiese ocurrido. Tomó el bus con normalidad, con un nudo en la garganta y se dirigió a clases como siempre hacía.Se reunió con sus amigas en la entrada y charló despreocupada y sin miedos hasta que Javier llegó en su auto moderno, y se acercó con su masculinidad juv
“Somos asquerosas. Nos acostamos con un profesor veinte años mayor y ahora ni siquiera quiere mirarnos a la cara. Le avergonzamos”. —Molestó su lado sensato y Abigaíl sonrió melancólica.Se había olvidado de todas esas voces que la atormentaban siempre en sus momentos mas solitarios. “La diversión es lo que cuenta”. —Respondió su lado salvaje, ese lado que siempre buscaba verle el lado bueno a todo, pero se sintió incómoda al percibir la tristeza que la joven le transmitía.“La diversión se convirtió en amargura”. —Sensata marcó y a Abigaíl se le llenaron los ojos de lágrimas—. “Lo bueno siempre dura poco, más para personas como nosotras. No valemos mucho para hombres como él”.—El noventa y cinco por ciento de la clase ha respondido de manera correcta al informe de ayer, estoy muy feliz con los resultados. Pero necesito que todas se acostumbren a trabajar bajo presión —explicó él y buscó no mirar a Abigaíl, porque se llenaba de amargura en cada mirada, así que se movió por el campo c
Cuando el final del receso llegó y la campana volvió a escucharse en toda la zona estudiantil, Oliver se afligió al entender que Abigaíl había entrado, pero que jamás había salido.Se decidió a entrar, aun cuando consideró que era la acción más osada que había cometido después de acostarse con ella. No quería ser visto ingresando a una zona que no le correspondía, así que fue cauto en cada pisada y movimiento.La zona estaba oscura y lo primero que le aturdió fue el vapor que salía del fondo. Un aroma a perfume que se mezclaba con dulzor llegó después. Oliver pisó lentamente, siendo cuidadoso de no mojarse las botas marrones que llevaba.—¿Abigaíl? —llamó con un suave susurro, pero ella nada le respondió.Tuvo que apurar su andar para encontrarla.Cuando escuchó a alguien llorar, supo que se trataba de Abigaíl, no tenía que reconocer su voz para entender lo obvio. Caminó apresurado hasta la única puerta que continuaba cerrada.—Abigaíl —clamó y le propinó un par de golpecitos a la p
—Cree que, porque soy prostituta, puede aprovecharse de mí. —Gruñó con voz sensible y hundió sus uñas en los brazos del hombre, quien soportó el dolor para permitirle que se liberara—. No es justo, Oliver.—No, mi amor, claro que no —consoló él y le acarició el cuello con suavidad—. Nada es justo —musitó y suspiró envolviendo su rostro entre las palmas de sus manos—. Déjame llevarte a comer, a beber algo, por favor —le pidió con suavidad y rozó su nariz con la suya—. Me duele mucho verte así.Ella cerró los ojos y se dejó llevar por sus caricias. Cuando sus manos descendieron por su espalda, la joven se aferró a su cuerpo con desesperación y le permitió que la levantara del suelo mojado.Le ayudó a secarse y a vestirse, todo en silencio, pero en esa natural sincronización que los mantenía bailando bajo su propia órbita.Cuando la joven cayó rendida en el banquillo delantero del vestidor de la ducha, donde buscó estrujarse el cabello mojado con una toalla, él se encargó de secarle los
A pesar de que seguía aturdido por todo el placer que su cuerpo seguía sintiendo, Oliver se levantó de la cama, aún con la joven sobre su cuerpo y la tomó por la espalda, abrazándola por la cintura y atrayéndola hacia su pecho.Ella le tomó la nuca y buscó su boca y se besaron con dificultad, pero lo hicieron; se fundieron en un beso apasionado que terminó sellando esas emociones multiplicadas y alocadas que los dominaban.Oliver concibió que no podía dejarla sola, no en ese camino difícil que ella atravesaba y se encargó de darle su apoyo y su seguridad.—Vamos a salir adelante, gatita. —Le tomó la mejilla con la mano para mirarla al a cara. Ella negó risueña&mda
El miércoles asistió a clases con normalidad y trabajó como si nada hubiese ocurrido. En el almuerzo habló con Victoria y la invitó a cenar a un restaurante, intentando conseguir enderezar su vida otra vez, ponerla en el orden que tenía antes de que Abigaíl llegara a desordenar su vida. Fue como remar contra corriente, aun así, pese al esfuerzo y lo mucho que le dolía, siguió remando, a sabiendas de que iba en el camino equivocado.Por otro lado, Abigaíl tenía libre ese día y lo aprovechó para estar con sus hermanos, cerrando los últimos pendientes escolares antes de que las vacaciones de invierno llegaran, y así también el final de primer semestre. La joven se tomó algunos minutos de su ajetreado día para escribirle al profesor, en quien veía una luz de esperanza y salvación al final del camino, sin saber, claro, el tormento de interrogantes e inseguridad que el hombre estaba atravesando en ese momento.Como Oliver no le respondió a ninguno de los primeros mensajes, decidió espera
Empezó a sentirse ansiosa, un tanto inquieta respecto a lo que le estaba ocurriendo y todo se puso peor cuando en el jardín delantero del campus, donde la mayoría de los alumnos se sentaba a comer, se encontró a Oliver conversando y almorzando junto a Victoria. Se sentó con torpeza entremedio sus compañeras, las que ya chismoseaban sobre lo que veían y no tardó en unirse para estar más al corriente.—¿Cuál es el chisme? —preguntó y sacó el emparedado que llevaba en el bolso para almorzar.—Que el profe sexy se folla a la fea de consejería —indicó una de sus compañeras, comiendo apio ruidosamente.—¿Follan? —preguntó Abi, ansiosa y miró atrás con poca discreción.Se quedó fija en el profesor por eternos segundos, suplicando por encontrarse con sus bonitos ojos, pero por más que rogó eso nunca pasó y el hombre miró al frente en todo momento. Comió, sonrió y habló natural. Abigaíl sintió que la estaba ignorando y aquello empeoró todavía más la angustiosa sensación que llevaba dentro de