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Empezó a desconfiar más y lo analizó bien, queriendo descubrir más pistas que pudieran revelarle lo que ya sospechaba.

Oliver estaba tan nervioso que, Victoria pudo entrever que sus pasos no eran los correctos.

Algo le estaba ocultando.

—¿Por qué estás tan... agitado? —preguntó desconfiada.

Y por supuesto que tenía sus sospechas, solo que no quería parecer tan paranoica.

No quería que la tildaran como la obsesiva del cuerpo de enseñanza.

—Porque me retrasé y tengo que dictar una clase —Oliver usó la excusa perfecta y sonrió con falsedad—. Y sé que no estuvo bien dejarte allí y que fui un descortés al no llevarte a casa. ¿Quieres que hablemos esta tarde sobre eso? Podemos reunirnos si gustas. —Puso su mano en su hombro para tranquilizarla.

Podía notar lo furiosa que se hallaba y bien sabía cómo sus caricias la calmaban.

Fue directo al grano, no porque quisiera arreglar sus asuntos, sino, porque necesitaba quitarse esa mirada examinadora de encima.

Podía entrever que, mientras más l
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