Ian Estephano
Había muerto,mi mujer había muerto.Ni siquiera la había podido despedir, quería haber llorado sobre su tumba y haberle dedicado unas hermosas palabras , esas que solo ella sacaba de mi y que ahora ya nunca podría decirle.Estaba muerto por dentro .
Por fuera, había tratado de matarme también, pero no lo había logrado.Ni para eso servía ya, mi hermano me había descubierto y lo había impedido. Quería que sufriera en carne viva el dolor de su perdida.Decía que así como yo le había quitado todo, el me lo había quitado ahora y que sería más feliz, si me veía sufrir. Él había provocado el accidente y yo no podía reaccionar para denunciarlo, no ten&iaTodo lo que podía ver era oscuridad , sentía en mi piel el dolor más grande que jamás conté sentir. Mi propio padre me había traicionado y de la peor manera.No era su primera vez , pero los hijos siempre esperamos un mínimo de compasión por parte de nuestros progenitores. El me había demostrado que me equivoqué al esperar eso de alguien que no sentía más amor que por si mismo.Mi madre en cambio , echo tres lágrimas falsas y dió la espalda del brazo de su marido , a vivir la vida que habían ido comprando poco a poco , gracias a mis ventas.Todas las veces que me vendían , ellos solo se compraban tiempo y fortuna. Se puede ser muchas cosas , pero tan cruel con un hijo , es algo difícil de aceptar.Llegados a este punto , ya yo me sentía huérfana , no había forma humana de resusitar a mis padres en mi coraz
El estaba recostado sobre la puerta con las manos en los bolsillos de su pantalón deportivo y yo solo podía mirarlo por encima de mi hombro sin cambiar la posicion. Pensé que nunca volvería a tener esa aura azul que desprendía el delante mis ojos , era doloroso verlo y sentir que pudimos perdernos para siempre.Su mirada seria y dolida , asustaba la mía. Nos mirábamos como evaluando los daños y las opciones para seguir adelante.Era tan especial que mis ojos se llenaron de lágrimas y todo lo que no había logrado sacar fuera en estas horas , lo hice justo delante de él.Me gire sobre mi cuerpo y boca abajo en la cama llore fuerte , sentía mi cuerpo convulsionarse y mis manos apresaban mi rostro contra el colchón que amortiguaba el sonido de mi pena.Sentí su cuerpo sobre el mío , y sus brazos rodeando los míos obligandome a darme la vuelta
- amor , sabes que tienes que bajar verdad? , Que no puedes quedarte aquí eternamente y por mucho que yo quiera mudarme a tu piel , no podemos.- no quiero Ian , ni siquiera puedo oír como te llaman por el nombre que tanto marca en mi vida un espacio de tiempo y de lugar , quiero seguir solo con IanLlevaba dos días encerrada en la habitación. Solo salía él , cuando tenía trabajo o asuntos que ni siquiera preguntaba cuáles eran y volvía , tratando de hacer todo en el menor tiempo posible.También venían Sami y Liam , se habían vuelto mi escolta practicamente y yo me sentía a gusto con ellos. Pero salir de aquí no era algo que me planteaba a corto plazo.No quería ver a mis suegros, llevaba días en su palacio y no les hablaba siquiera . Solo la reina había venido a verme y disculparse por el comportamiento de su hijo y yo no qu
Diez años después , yo seguía siendo tan feliz como nunca imaginé llegar a ser. Ya sin la sombra de cartas ni mensajes terroríficos, que nadie me podía mandar porque el maldito de Emilio no estaba en nuestras vidas para atormentar a ninguno de nosotros con sus enfermas venganzas que no lo llevaron a nada bueno.Era una esposa trabajadora más , no la princesa de ninguna parte.Es cierto que en la vida nadie quiere lo que tiene ,y todos anhelan lo que no pueden tener.Pero en mi caso , ni siquiera sabía que anhelaba el azul intenso que miraba diariamente hasta que no lo tuve. Ahora que lo tenía solo podía estar agradecida.En estos diez años , habíamos crecido como pareja y como padres , sí , teníamos dos hijos.Mi príncipe Arthur y mi princesa Isabel ...Aunque Liam y Sami eran los actuales reyes ,y tenían 3 hijos , el acuerdo que Ian
Si aquél día tan oscuro en que yo me levanté hastiada de mi propia vida colmada de lujos me hubiesen dicho que lo conocería no le habría creído ni a una pitonisa certera.Sin duda fue el día más complejo de mi existencia y no porque pasará nada en realidad que hiciera especial o diferente ese día de otros,sino que fue el simple hecho de ver mi vida pasar a una velocidad preocupante y saber hacia dónde me estaba llevando, cuál pez en un furioso rápido, lo que lo hizo distinto y trascendental.Se sentía casi sobrehumano el hecho de no poder parar mi final. De saber que iba cuesta abajo y sin frenos hacia un destino del que había escapado milagrosamente, y al que me resistía a volver.Pero al darme cuenta de que siempre tenemos en nuestras propias manos la escapatoria a nuestros mayores miedos,decidí emprender el camino haci
Tuve que respirar profundo para no darle dos gritos bien dados al hombre que tenía delante rebuznando en mi cara con monumental enojo, casi tanto pero no mayor al mio. A veces me podía mi educación en la realeza y eso, no se suprimía de la noche a la mañana. Había escapado de mi casa, de mi condición de condesa, solo porque estaba huyendo de un príncipe despiadado que me había comprado para ser su esposa en algún momento de mi vida, y eso era algo que no pensaba permitir y por esa razón, entre otra mala fortuna, estaba en la situación más desafortunada de mi noche.Salirme de todas mis comodidades y mi educación de clase alta, para vivir de un salario básico en un empleo de gama muy baja, no era algo que hubiese elegido para mi vida, pero si era aquello que suponía mi único sustento y de lo que no podía prescindir.Al
Una semana antesMe levanto temprano como siempre, salgo de mi habitación y el corto pasillo me lleva hasta la cocina, pasando por la puerta del baño y acto seguido encontrando a mi querida amiga en la cocina con el café recién hecho. No es un gran apartamento pero es lo suficientemente económico para mí y mi nuevo estatus social. Ya no soy rica. Ahora vivo en austeridad, pero libre y feliz.El precio de no ser la condesa me parece poco al lado de las antiguas obligaciones que vienen con mi titulo, además de la promesa de un despiadado príncipe para hacerme su mujer.Ignoro la historia de mi vida, para observar los saltitos divertidos que da mi amiga, mientras me termina de servir el café y me apremia a sentarme a la mesa.—Buenos días, nena. ¿Cómo has am
Todavía con la boca abierta haciendo uso de toda la mala educación que no había tenido, miro a los dos hombres que hablan entre ellos tratando de entenderse y es que casi ni los oigo de la sorpresa que me embarga.¿Que clase de parodia de vida era la mía?—James —llamo la atención de mi jefe — te juro que no he hecho nada,fue el señor que casi me tumba y no pude evitar lo sucedido pero no es mi responsabilidad, lo prometo — le aseguro a mi jefe tratando de aclarar mi despido injustificado.—Que sí, mi Bella -me dice James -que me lo está explicando -aclara —solo te despide de su cena para que participes desde dentro de la misma como una invitada más; pero si no quieres te puedes ir y ya te llamo otro día—termina dándome una salida.—¿Cómo?- digo e