Son pasadas las doce de la mañana cuando estoy en frente de su casa, ocupa casi todo la cuadra, es grande y bonita de dos pisos, color crema con acabados de madera y un portón de acero. Llamo varias veces hasta que la voz de Jessica suena por el parlante a mi lado.—¡Carajo! ¡¿A caso no sabes que hora es?! —Jessica dice molesta.Me siento indecisa, nerviosa por lo que pudiera pasar, que no tomo en cuenta el tono con el que me responde. ¿Y si regreso a casa y pienso en otra manera de solucionar mis problemas? Tiene que haber otra cosa que pueda ser. Joder. A quien engaño, no había más.—Soy yo... Catherine —digo al fin.¿Y si Jessica solo estaba jugando al proponerme ser prepago y ahora sale y se ríe en mi cara por la gran broma que me jugó? No soy tan bonita como dijo, ni tampoco tengo buen cuerpo. Jessica sale de su casa, cubierta solo por una bata de seda fina color rosa, y no se si me mira alegre o sorprendida.—Vaya, no pensé que vendrías tan rápido —dice engreída. ¿Estaba tan se
Camino directo al café, Laura ya se encuentra acomodando las mesas antes de abrir, también trabajo con ella ahí, además de hacerlo en el MUNBAI. Es por eso que nos llevamos muy bien, ella es un poco como yo, solo que sin problemas tan extremos de dinero.—Que bueno que llegas. Sam sé está volviendo loco buscando las comandas de ayer. ¿Podrías ayudarlo? —Me pide suplicante, muy probablemente Sam ya le haya gritado por el extravío de los pequeños cuadernillos. Ruedo los ojos. Siempre es lo mismo con ese hombre.—¿No te preocupes? —Le sonrío y me dirijo hacia la oficina de mi querido jefe.Lo encuentro con un desastre a su alrededor, papeles esparcidos por todo el suelo mientras él parece dar un berrinche ahí mismo, ignoro lo que está a punto de decir y me acerco a la pequeña cajonera de la esquina, donde abro el último cajón sacando las comandas y se las arrojó en la cara, el mismo las guardo ahí y si no lo hubiera visto cuando lo hizo estaríamos como él, ahora mismo.Me pongo en marcha
Se suponía que mi primera vez sería con alguien a quien amara y ahora iba a hacer cruelmente violada. Me llevo mi mano hasta mi trasero, si esta era para el dolor. ¿Entonces esta? Tomo la blanca.—Esa es la más importante, es un anticonceptivo. —Joder. ¿Que más faltaba? ¿Una para levantar el libido? Ojalá hubiera una, por que no creo poder con esto—. Como te lo dije antes, pero esto es casi con todos, nos les gusta usar condón.—¿Y que pasa con las enfermedades? No quiero contagiarme de algo —digo preocupada y ella me toma del hombro negando.—Pedimos estudios clínicos a todos nuestros clientes. Mis chicas son premiun, no son cualquier mujersuela que ves parada en una esquina, así que yo entrego calidad y ellos tiene que brindarla igual. No te preocupes. —Menos mal, pero entonces...—A mi no me has pedido ninguno estudio, como sabes que yo no... —Ríe por lo bajo, negando de nuevo.—Puedo ver tu inocencia a kilómetros de distancia, eres virgen ¿no es así? —yo asiento viendo su reflejo—
Me suelta gracias a Dios y regresa a su lugar, junto a los demás hombres que han estado observando en silencio. Giro mi rostro cuando noto que alguien más ha entrado al salón.Joder...Mi corazón se agita golpeando mi pecho, de repente me siento más nerviosa de lo que ya estoy y mis ojos ignoran las instrucciones de mi cerebro, para que al menos deje de mirarlo tan ensoñada. Estoy estupefacta ante el hombre alto y fornido que se encuentra frente a mí, es perfecto, todo un adonis, con su cabello negro, con sus ondas cayendo por sus mejillas, ojos negros brillantes y mandíbula cuadrada.Dios mío, él es Marcus D'monte, el líder de la organización delictiva más poderosa del país y es todo un Dios griego. Samanta me da un golpe con el codo sacándome de mi trance mental. Marcus nos observa a cada una de nosotras, hasta que sus grandes engranes negros se posan en mí, me observa cauteloso y lo miro igual.¿Será que?No lo creo, no soy tan bonita como Hani o Samanta, tal vez escoja a una de el
Suelta mi pezón y baja más pasando por mi ombligo llegando al borde de mis bragas, me mira sonriente y me destroza con su hermosura. Toma con las dos manos la pequeña tela negra, y suelto un grito cuando las rasga sin esfuerzo. Me las enseña triunfante y las tira en el suelo mientras yo lo veo estupefacto.—Ahora sí gatita, haré que grites en verdad. —Inclina su cabeza hacia mi zona y lo detengo antes de que... ¿Que va hacer? Lo miro con incertidumbre—. Te haré tocar las estrellas, te lo prometo y si no, solo dime que no lo quieres. ¿Deacuerdo? Asiento confiando en su palabra. Apenas siento su cálido aliento sobre mi vulva me paralizo por completo, expectante, hasta que roza con su lengua cuidadosamente mis labios. Una sensación indescriptible empiezo a sentir cuando el movimiento es mucho más rápido y fuerte. Marcus abre más mis piernas para tener mejor acceso, y mira mi reacción al penetrarme con su lengua y yo suelto un gemido tratando de cerrar mis piernas ante el impulso magnéti
—¡Ay! —Chillo, el dolor de mi espalda baja es insoportable, me levanto del sofá adolorida. Joder. Necesito un analgésico, no podré ir a trabajar de seguir a si, no me puedo dar el lujo de faltar, ahora más que antes necesito el dinero, no volveré a venderme de nuevo.Voy hasta la cocina donde busco una pastilla para el dolor, la tomo en el momento justo cuando veo a mi mamá de reojo parada en el marco de la puerta, ella me escudriña con la mirada. Se ve molesta.—¿A qué hora llegaste anoche, jovencita? —Me muerdo el dedo pensativa.—Como a las cuatro de la mañana —Se sorprende indignada—. Pero tengo una explicación, cubrí a Laura en su turno, ella tuvo un percance, además no podía decir que no cuando necesitamos el dinero. —Mentí.Su expresión se suaviza por un momento, pero ahora está con el ceño fruncido, no es una buena señal, camina hacia mí y pone el frasco de medicamentos en la mesa.—¿De dónde sacaste el dinero para esto?... Y no me salgas con que ocupaste lo de la renta, porqu
—No se preocupe Doc. Tendrá el dinero antes de que se cumpla el mes, para que mi mamá continúe con su tratamiento —lo digo tan convencida que en verdad me lo creo y me mentalizo.Termino en la clínica y me dispongo a ir al MUMBAI, el Doctor Silver me a dando unos documentos para llenarlos y el tratamiento de mi mamá empiece lo antes posible.Cuando llego al club me sorprendo al ver a Jessica allí, es muy temprano, incluso para ella. Parece que me ha estado esperando cuando se para apenas me ve.—¡Cat! Qué bueno que llegas, te he estado esperando, no sé donde más trabajas y mi única opción fue esta. —La noto ansiosa. ¿Que pasa?—Bueno, aquí estoy. ¿Para qué soy buena? —Me pongo detrás de la barra y empiezo a acomodar mis cosas.—Demonios Cat. ¿Todavía lo preguntas?... Sí que saliste un éxito. —Me amarro el mandil y la miro curiosa—. ¿A que no sabes quién habló conmigo personalmente? —Pues la verdad no lo sé. —Frunzo el ceño cuando la veo actuar muy extraño.—Marcus D'monte... —Casi
—Me llamo Liz, mucho gusto Catherine. —Me extiende la mano al leer mi nombre en la solicitud y yo la tomo amable—. Te llamaremos pronto.Ahora tendré que decirle a Laura que este al pendiente de su celular, odio no tener suficiente dinero para comprarme uno, pero sé que ella no se molestara por esto, es mi mejor amiga, aunque me sienta culpable por ocultarle cosas. Si solo supiera todo no quiero ni imaginar que me diría. Me encuentro caminando unas cuadras cerca del apartamento, tengo planeado pasar la tarde descansando después de preparar la cena, lo necesito. Masajeo un poco mi cuello pasando a mis hombros, camino distraída cuando de pronto mi visión se oscurece haciendo que mi corazón se agite por la incertidumbre. Unas manos grandes rodean mi cintura cargándome sin esfuerzo, me remuevo para zafarme, pero es mucho más fuerte que yo, el miedo enseguida cobra vida en mi interior. Todo pasa demasiado rápido cuando de nuevo vuelve mi visión, miro al sujeto que me ha quitado la tela ne