Río fuerte, debe ser una broma, pero Marcus no se inmuta para nada, viéndome extraño.-¿Si estás escuchando lo que dices?... No dejaré de trabajar... No ahora que tengo que trabajar más que nada para pagar el tratamiento.-Tú eres la que no escucha nada. -Ruedo los ojos, se a que se refiere y no estoy dispuesta, no lo permitiré-. Yo me haré cargo de todo, solo ven conmigo.Me muerdo el labio con frustración. ¿Quiere que viva con él? Apenas nos conocemos y si esto no funciona, ¿Si él y yo no funcionamos?-No. -Mi respuesta lo deja en jaque, no se lo esperaba, pero mi decisión es definitiva- No sé con cuántas personas hayas estado antes, pero creo que tu posición te deja pensar que puedes tomar todas las decisiones y no es así.-Claro que lo es... ahora eres mía. -Hubiera preferido que utilizara esa termino en otras circunstancias diferentes y no en esta.-No soy un objeto, además no puedo permitir que me mantengas como si fuera una inútil, no quiero ser tu problema. -Gatita. -acaricia
Suelto un suspiro cansada y retomo la marcha a la mesa 3. Llevo en mi mano la charola con un par de desayunos completos. Los entrego con amabilidad y regreso a la cocina en busca de otro pedido de comida, así paso toda la mañana, rodeada de gente, llevando comida de aquí para allá. Al final de mi turno no siento los pies, pero no puedo descansar, ya que voy corriendo hasta la clínica del Doctor Silver donde trabajo de intendente de dos de la tarde a ocho de la noche. Termino muerta.Antes de irme a mi tercer trabajo, me cambio en el baño de la clínica, me pongo ropa un poco más ajustada y peino mi cabello soltandolo sobre mis hombros. Uso un poco de maquillaje, donde voy lo necesito.—¡Nos vemos mañana Doctor Silver! —Me despido tomando el sobre de mi paga.—¡Nos vemos Cat! —Escucho antes de salir.Ocho y media de la noche, me encuentro en el centro nocturno MUNBAI, donde sirvo tragos. El ambiente se encuentra tranquilo por el horario, pero no tarda en llenarse de gente. Saco de mi m
Tomo un taxi, ya que a esa hora los autobuses ya no pasan, tampoco es que viva muy lejos, pero estoy demasiado cansada para caminar. Gastaré un poco de dinero en el pago del transporte, pero aun así no he completado para la renta y le ruego a todos los dioses para no toparme con la señora Saltzman. Cuando llego al edificio de cuatro pisos, me adentro sigilosamente por las escaleras, estoy a punto de llegar a la puerta del departamento cuando escucho la voz de mi arrendadora.Mierda, me quedo estática.—¿Catherine, ya tienes mi encargo? —Se escucha molesta.—Aún no señora Saltzman... Pero prometo tenerlo mañana. —Estoy dándole la espalda, no quiero voltear y encontrarme con su rostro furioso. Da mucho miedo cuando se encuentra en ese estado.—¡Mañana, Mañana! Eso me dijiste hace una semana... Si no tengo el pago mañana a primera hora te echaré a ti y a tu madre a la calle, no me importa que esté enferma, esto es un negocio no una casa de beneficencia. —Me sobre salto cuando azota la pu
Son pasadas las doce de la mañana cuando estoy en frente de su casa, ocupa casi todo la cuadra, es grande y bonita de dos pisos, color crema con acabados de madera y un portón de acero. Llamo varias veces hasta que la voz de Jessica suena por el parlante a mi lado.—¡Carajo! ¡¿A caso no sabes que hora es?! —Jessica dice molesta.Me siento indecisa, nerviosa por lo que pudiera pasar, que no tomo en cuenta el tono con el que me responde. ¿Y si regreso a casa y pienso en otra manera de solucionar mis problemas? Tiene que haber otra cosa que pueda ser. Joder. A quien engaño, no había más.—Soy yo... Catherine —digo al fin.¿Y si Jessica solo estaba jugando al proponerme ser prepago y ahora sale y se ríe en mi cara por la gran broma que me jugó? No soy tan bonita como dijo, ni tampoco tengo buen cuerpo. Jessica sale de su casa, cubierta solo por una bata de seda fina color rosa, y no se si me mira alegre o sorprendida.—Vaya, no pensé que vendrías tan rápido —dice engreída. ¿Estaba tan se
Camino directo al café, Laura ya se encuentra acomodando las mesas antes de abrir, también trabajo con ella ahí, además de hacerlo en el MUNBAI. Es por eso que nos llevamos muy bien, ella es un poco como yo, solo que sin problemas tan extremos de dinero.—Que bueno que llegas. Sam sé está volviendo loco buscando las comandas de ayer. ¿Podrías ayudarlo? —Me pide suplicante, muy probablemente Sam ya le haya gritado por el extravío de los pequeños cuadernillos. Ruedo los ojos. Siempre es lo mismo con ese hombre.—¿No te preocupes? —Le sonrío y me dirijo hacia la oficina de mi querido jefe.Lo encuentro con un desastre a su alrededor, papeles esparcidos por todo el suelo mientras él parece dar un berrinche ahí mismo, ignoro lo que está a punto de decir y me acerco a la pequeña cajonera de la esquina, donde abro el último cajón sacando las comandas y se las arrojó en la cara, el mismo las guardo ahí y si no lo hubiera visto cuando lo hizo estaríamos como él, ahora mismo.Me pongo en marcha
Se suponía que mi primera vez sería con alguien a quien amara y ahora iba a hacer cruelmente violada. Me llevo mi mano hasta mi trasero, si esta era para el dolor. ¿Entonces esta? Tomo la blanca.—Esa es la más importante, es un anticonceptivo. —Joder. ¿Que más faltaba? ¿Una para levantar el libido? Ojalá hubiera una, por que no creo poder con esto—. Como te lo dije antes, pero esto es casi con todos, nos les gusta usar condón.—¿Y que pasa con las enfermedades? No quiero contagiarme de algo —digo preocupada y ella me toma del hombro negando.—Pedimos estudios clínicos a todos nuestros clientes. Mis chicas son premiun, no son cualquier mujersuela que ves parada en una esquina, así que yo entrego calidad y ellos tiene que brindarla igual. No te preocupes. —Menos mal, pero entonces...—A mi no me has pedido ninguno estudio, como sabes que yo no... —Ríe por lo bajo, negando de nuevo.—Puedo ver tu inocencia a kilómetros de distancia, eres virgen ¿no es así? —yo asiento viendo su reflejo—
Me suelta gracias a Dios y regresa a su lugar, junto a los demás hombres que han estado observando en silencio. Giro mi rostro cuando noto que alguien más ha entrado al salón.Joder...Mi corazón se agita golpeando mi pecho, de repente me siento más nerviosa de lo que ya estoy y mis ojos ignoran las instrucciones de mi cerebro, para que al menos deje de mirarlo tan ensoñada. Estoy estupefacta ante el hombre alto y fornido que se encuentra frente a mí, es perfecto, todo un adonis, con su cabello negro, con sus ondas cayendo por sus mejillas, ojos negros brillantes y mandíbula cuadrada.Dios mío, él es Marcus D'monte, el líder de la organización delictiva más poderosa del país y es todo un Dios griego. Samanta me da un golpe con el codo sacándome de mi trance mental. Marcus nos observa a cada una de nosotras, hasta que sus grandes engranes negros se posan en mí, me observa cauteloso y lo miro igual.¿Será que?No lo creo, no soy tan bonita como Hani o Samanta, tal vez escoja a una de el
Suelta mi pezón y baja más pasando por mi ombligo llegando al borde de mis bragas, me mira sonriente y me destroza con su hermosura. Toma con las dos manos la pequeña tela negra, y suelto un grito cuando las rasga sin esfuerzo. Me las enseña triunfante y las tira en el suelo mientras yo lo veo estupefacto.—Ahora sí gatita, haré que grites en verdad. —Inclina su cabeza hacia mi zona y lo detengo antes de que... ¿Que va hacer? Lo miro con incertidumbre—. Te haré tocar las estrellas, te lo prometo y si no, solo dime que no lo quieres. ¿Deacuerdo? Asiento confiando en su palabra. Apenas siento su cálido aliento sobre mi vulva me paralizo por completo, expectante, hasta que roza con su lengua cuidadosamente mis labios. Una sensación indescriptible empiezo a sentir cuando el movimiento es mucho más rápido y fuerte. Marcus abre más mis piernas para tener mejor acceso, y mira mi reacción al penetrarme con su lengua y yo suelto un gemido tratando de cerrar mis piernas ante el impulso magnéti