A lo lejos se vislumbra el castillo, los alrededores se ven más hermoso comparado con la primera vez que pasé por aquí cuando volvía a mi casa. El camino angosto rodeado de árboles tan altos como el mismo castillo y el sotobosque adornados por florecillas. Cuando llegamos por fin al castillo, la madre de Gael se encuentra esperándonos en frente con una sonrisa digna de admirar en un rostro tan perfecto como el de ella. Sin embargo, esa peculiar sonrisa es sustituida por una mueca de desagrado cuando la primera en bajar es Elena. La confusión en su rostro es digna de apreciarse y la mirada de desaprobación que le da a su hijo es un festín. Derek abre la puerta para que pueda salir y una vez piso suelo firme puedo darme el lujo de aspirar aire fresco que en la ciudad no puedo. Inhalo con pasión y exhalo con el mismo dramatismo manteniendo los ojos cerrados y una sonrisa en mis labios. Pero al abrir los ojos, el grupo de gente se encuentra mirándome con los ceños fruncidos. —¿Qué? —pre
Realmente no tengo idea de que mierdas hago aquí. Cada vez que intento alejarme el corazón se me oprime y Martha, la madre de Gael me ha explicado que se trata del vínculo. O sea, que al morderme me marcó como suyo y al corresponder le di acceso a mí. En resumidas palabras Gael siente todo lo que yo siento. —Si quieres huir para darle una lección al insensato de mi hijo, debes hacerlo ahora que aun puedes —dice, observándome fijamente—, porque después de la unión de mañana será imposible. —¿Por qué? —Cada palabra me hacía sentir más enredada. —Porque la unión será legítima. No podrás separarte. Su muerte será la tuya. Hipotéticamente hablando estarás muerta en vida. —Pero él ya bebió de mí. Literalmente ya tendría que haber estado muerta en vida porque ya lo perdí. —Tú no has bebido de él. Una vez que lo hagas serás dependiente de él. —¡Ay, no me jodas doña Martha! —exclamo exasperada hasta que me doy cuenta como la llamé—. Lo siento… es que… ¿Cómo es posible? No quiero eso. —Lo
Es exactamente a las siete de la tarde, la hora de la cena y debo bajar porque mi prometido así lo ordena cuando en realidad lo único que deseo hacer es llorar bajo las mantas de mi cama entre las cuatro paredes de mi habitación como una humana normal. Mis ganas de llorar se intensifican cuando pongo un pie en el pasillo y de la habitación de al lado sale Elena seguida de Gael. La primera limpiándose los labios con los dedos y acomodando su falda ajustada insinuándome lo obvio. Observo directamente a los ojos a Gael y solo puedo ver dolor y resignación y eso mismo lo siento en el pecho, aunque con menos intensidad. Desea acercarse, pero cambia de parecer y decide avanzar tomando la mano de la que ahora es su pareja y dejándome allí con el corazón adolorido. Apoyo mi cuerpo por la pared y levanto la cabeza hacia arriba parpadeando varias veces y así evitar llorar por un hombre que posiblemente lo único que ha hecho todo este tiempo es mentirme. Aunque muy en el fondo siga creyendo que
GAEL CLAYTON. En la vida existen miles de formas de sufrir, y mi trayecto en este mundo me lo ha demostrado muy a menudo los diferentes tipos de golpes que uno puede sentir y creí fervientemente que estaba acostumbrado a ello, sin embargo, ninguna se compara con ser partícipe del daño que le causo a mi Daila. Lastimarla es reto más difícil al que he participado, causarle una herida física también, aunque no fuese intencional. Pero el hecho de verla por primera vez tan frágil, presenciar su llanto y ser el causante de ello, me hizo pensar si en vale la pena todo este teatro. Está claro que el plan de Fabricio funciona, sus poderes van desarrollándose muy rápido, sus ojos, su fuerza; ni siquiera puedo ingresar a su mente salvo que ella lo permita y sus gruñidos son tan excitantes que me encanta oírlos, pero lastimosamente no son de forma positiva, todo ese poder oculto que tiene va despertando por el enojo que siente, por la frustración y el dolor, e incluso el sentimiento de odio que
Sentado en el despacho, bebiendo quizás la quinta botella de wiski, solo como siempre lo he estado, sin embargo, en esta ocasión no me parece nada gratificante, no me es relajante ni la soledad y mucho menos el silencio. Necesito escuchas las historias de Daila, sus quejas hacia Camilo, los chistes malos de mi amigo y las insistentes advertencias de mi madre. Ella tampoco sabe la verdadera razón del porque todo éste embrollo, pero, aun así, sigue firmemente a mí lado y Derek, pues se marchó. Todavía recuerdo la conversación que tuvimos y los golpes que nos dimos. Por imbécil lo expulsé del palacio cuando solo pidió de manera poco amable que no la lastimara y cegado por los celos de solo creer que sentía atracción hacia ella lo mandé bien lejos. No obstante, me di cuenta de mi error en solo dos días, al verla interactuar con la gente del pueblo e incluso con Federic y otros guardias. Ella es amorosa con todos, la amabilidad es uno de sus grandes virtudes, la compasión y la empatía son
Fundado en un traje completamente negro a la medida, zapatos brillantes del mismo color, perfumado hasta el alma y guapo por donde se me mire. Sin embargo, nito el poder que posea, la autoestima e incluso la arrogancia o lo que sea, es suficiente para eliminar el sentimiento de tristeza y eliminar el nerviosismo de mi organismo. Salgo de la habitación cruzándome con Derek en el camino, quien solo pausa sus pasos para realizar una reverencia y luego continuar su trayecto hasta quedar frente a la puerta de la habitación de mi prometida. Debería sentirme emocionado en un día tan importante como éste, sin embargo, solo puedo sentir una presión en el pecho. Aunque los sentimientos sean correspondidos, ésta no es la forma en que debería efectuarse nuestra unión. Quizás debí decir adiós desde el principio, no debí acercarme desde el momento en que la encontré. Fingí mantenerme alejado cuando desde el principio estuve cerca. Soy un ridículo al creer que estaría a salvo y ahora nos siento cada
Ésta unión es el inicio de nuestras vidas juntos, no solo como parejas destinadas a estar unidos, sino como almas gemelas que se complementan mutuamente, que se aman. Las palabras del clérigo fueron rápidas y concisas, y, sin darnos cuenta ya nos encontrábamos en la parte donde teníamos que iniciar el acto de sangre frente a todos los presentes. —¿Cómo aprendiste? —pregunto. Con Daila estuvimos comunicándonos mutuamente a través de la mente y resultaba tan placentero como también abrumador. —No lo sé. Simplemente ocurre —responde. Me observa desde abajo a través de sus pestañas—. ¿Me va a doler? Esto último lo pregunta en voz alta y simplemente niego. Jamás haría nada que pudiera lastimarla de gravedad, no lo soportaría. Y, aquella vez que presioné sus muñecas con fuerza y dejándola con una marca en la piel, me sigue carcomiendo la mente de arrepentimiento; pero no volverá a pasar, me corto la mano antes de volver a tocarla injustamente. El clérigo pide que iniciemos el ritual, qu
Eventualmente me estoy volviendo loco y eso es un caso extremadamente excepcional en el vampirismo. No sé cómo mierdas solucionar los problemas que acontecen muy continuamente, no sé cómo curar a Daila y como eliminar el maldito hechizo que supuestamente posee y mucho menos sacar de mi camino a cada estúpido enemigo que me molesta. Federic lanza al clérigo ante mis pies y con la sangre hirviendo comienzo a deambular por la estancia, a su alrededor intimidándolo, asustándolo, alertándolo de lo que va a ocurrir en unos minutos. Observándolo por todos los ángulos posibles y disfrutando del aroma a miedo que su cuerpo esparce en el lugar. Me pongo de cuclillas frente a él y con las uñas clavadas en la barbilla comienzo a levantar su mirada de modo a que nuestros ojos se conecten. Maldito bastardo hijo de puta. —Cuéntamelo todo —susurro directamente en su oído, enviando a través de esas dos simples palabras una ola de amenazas sangrientas—. Todo. —Yo… yo… —tartamudea. —Yo, yo, yo… ¿Tú