Es exactamente a las siete de la tarde, la hora de la cena y debo bajar porque mi prometido así lo ordena cuando en realidad lo único que deseo hacer es llorar bajo las mantas de mi cama entre las cuatro paredes de mi habitación como una humana normal. Mis ganas de llorar se intensifican cuando pongo un pie en el pasillo y de la habitación de al lado sale Elena seguida de Gael. La primera limpiándose los labios con los dedos y acomodando su falda ajustada insinuándome lo obvio. Observo directamente a los ojos a Gael y solo puedo ver dolor y resignación y eso mismo lo siento en el pecho, aunque con menos intensidad. Desea acercarse, pero cambia de parecer y decide avanzar tomando la mano de la que ahora es su pareja y dejándome allí con el corazón adolorido. Apoyo mi cuerpo por la pared y levanto la cabeza hacia arriba parpadeando varias veces y así evitar llorar por un hombre que posiblemente lo único que ha hecho todo este tiempo es mentirme. Aunque muy en el fondo siga creyendo que
GAEL CLAYTON. En la vida existen miles de formas de sufrir, y mi trayecto en este mundo me lo ha demostrado muy a menudo los diferentes tipos de golpes que uno puede sentir y creí fervientemente que estaba acostumbrado a ello, sin embargo, ninguna se compara con ser partícipe del daño que le causo a mi Daila. Lastimarla es reto más difícil al que he participado, causarle una herida física también, aunque no fuese intencional. Pero el hecho de verla por primera vez tan frágil, presenciar su llanto y ser el causante de ello, me hizo pensar si en vale la pena todo este teatro. Está claro que el plan de Fabricio funciona, sus poderes van desarrollándose muy rápido, sus ojos, su fuerza; ni siquiera puedo ingresar a su mente salvo que ella lo permita y sus gruñidos son tan excitantes que me encanta oírlos, pero lastimosamente no son de forma positiva, todo ese poder oculto que tiene va despertando por el enojo que siente, por la frustración y el dolor, e incluso el sentimiento de odio que
Sentado en el despacho, bebiendo quizás la quinta botella de wiski, solo como siempre lo he estado, sin embargo, en esta ocasión no me parece nada gratificante, no me es relajante ni la soledad y mucho menos el silencio. Necesito escuchas las historias de Daila, sus quejas hacia Camilo, los chistes malos de mi amigo y las insistentes advertencias de mi madre. Ella tampoco sabe la verdadera razón del porque todo éste embrollo, pero, aun así, sigue firmemente a mí lado y Derek, pues se marchó. Todavía recuerdo la conversación que tuvimos y los golpes que nos dimos. Por imbécil lo expulsé del palacio cuando solo pidió de manera poco amable que no la lastimara y cegado por los celos de solo creer que sentía atracción hacia ella lo mandé bien lejos. No obstante, me di cuenta de mi error en solo dos días, al verla interactuar con la gente del pueblo e incluso con Federic y otros guardias. Ella es amorosa con todos, la amabilidad es uno de sus grandes virtudes, la compasión y la empatía son
Fundado en un traje completamente negro a la medida, zapatos brillantes del mismo color, perfumado hasta el alma y guapo por donde se me mire. Sin embargo, nito el poder que posea, la autoestima e incluso la arrogancia o lo que sea, es suficiente para eliminar el sentimiento de tristeza y eliminar el nerviosismo de mi organismo. Salgo de la habitación cruzándome con Derek en el camino, quien solo pausa sus pasos para realizar una reverencia y luego continuar su trayecto hasta quedar frente a la puerta de la habitación de mi prometida. Debería sentirme emocionado en un día tan importante como éste, sin embargo, solo puedo sentir una presión en el pecho. Aunque los sentimientos sean correspondidos, ésta no es la forma en que debería efectuarse nuestra unión. Quizás debí decir adiós desde el principio, no debí acercarme desde el momento en que la encontré. Fingí mantenerme alejado cuando desde el principio estuve cerca. Soy un ridículo al creer que estaría a salvo y ahora nos siento cada
Ésta unión es el inicio de nuestras vidas juntos, no solo como parejas destinadas a estar unidos, sino como almas gemelas que se complementan mutuamente, que se aman. Las palabras del clérigo fueron rápidas y concisas, y, sin darnos cuenta ya nos encontrábamos en la parte donde teníamos que iniciar el acto de sangre frente a todos los presentes. —¿Cómo aprendiste? —pregunto. Con Daila estuvimos comunicándonos mutuamente a través de la mente y resultaba tan placentero como también abrumador. —No lo sé. Simplemente ocurre —responde. Me observa desde abajo a través de sus pestañas—. ¿Me va a doler? Esto último lo pregunta en voz alta y simplemente niego. Jamás haría nada que pudiera lastimarla de gravedad, no lo soportaría. Y, aquella vez que presioné sus muñecas con fuerza y dejándola con una marca en la piel, me sigue carcomiendo la mente de arrepentimiento; pero no volverá a pasar, me corto la mano antes de volver a tocarla injustamente. El clérigo pide que iniciemos el ritual, qu
Eventualmente me estoy volviendo loco y eso es un caso extremadamente excepcional en el vampirismo. No sé cómo mierdas solucionar los problemas que acontecen muy continuamente, no sé cómo curar a Daila y como eliminar el maldito hechizo que supuestamente posee y mucho menos sacar de mi camino a cada estúpido enemigo que me molesta. Federic lanza al clérigo ante mis pies y con la sangre hirviendo comienzo a deambular por la estancia, a su alrededor intimidándolo, asustándolo, alertándolo de lo que va a ocurrir en unos minutos. Observándolo por todos los ángulos posibles y disfrutando del aroma a miedo que su cuerpo esparce en el lugar. Me pongo de cuclillas frente a él y con las uñas clavadas en la barbilla comienzo a levantar su mirada de modo a que nuestros ojos se conecten. Maldito bastardo hijo de puta. —Cuéntamelo todo —susurro directamente en su oído, enviando a través de esas dos simples palabras una ola de amenazas sangrientas—. Todo. —Yo… yo… —tartamudea. —Yo, yo, yo… ¿Tú
DAILA PETTERSEN. Me siento débil; un manojo de recuerdos se apodera de mi mente, recuerdos de mi infancia de una época distinta que no tenía idea que había vivido. Recuerdos de risas de una familia; mí familia. sin embargo, de un momento a otro paso a una escena viva de cadáveres, y seres peleando. Gael se encuentra luchando y por más que grito su nombre, no me escucha y mientras más me acerco, mi cuerpo más reacciona de una manera defensiva. Es mi padre quien lucha contra él, quien al observarme se desconcentra y es apuñalado directo al corazón, cayendo al suelo justo al lado de mi madre. Gael mató a mi familia. Mató a mis padres. De un solo movimiento salgo de la cama ignorando a quienes estaban en ella y me dirijo hasta donde se encuentra él. En su despacho. Abro la puerta de manera abrupta y Gael se pone de pie inmediatamente y sin siquiera darle tiempo a algo, con una mano hago un movimiento y aviento a Derek a la pared mientras con la otra formo una estaca de una de las silla
Sumergida en mis pensamientos en el aire dentro de un avión privado, me dispongo a buscar todas las opciones posibles a éste gran problema. Estoy completamente segura que no solo se trata de mis poderes, ni de mi vida pasada, sino también del hechizo que el hijo de puta de Fabricio lanzó sobre mí para tener a Gael a su merced. Sin embargo, cuando no tienes experiencia en esto de lo que trata de seres sobrenaturales, magia, simplemente te lanzas al precipicio esperando que la suerte te de una mano y así salvarte. No obstante, algunos dicen que uno crea su suerte y otros dicen que la suerte no existe. Me creo más la última, porque solo nosotros podemos hacer posible lo que creemos imposible. La batalla conmigo misma es letal y cada vez se hace más fuerte, porque mi otra yo, ese instinto de querer matarlo cada vez se hace más intenso, latente golpeando en mi interior y me siento un tanto vulnerable e inútil por no poder dominarlo. Trato de calmarme y cierro mis ojos, y, así poder record