Faltan solamente tres días para Año Nuevo y los López no han dejado de trabajar. Es como si los astros se hubieran alineado y por fin, después de tantas desgracias, les pasaran cosas buenas. Por su parte, Sara no ha vuelto a trabajar, el dolor que siente en el cuerpo, más la contusión en la cabeza, le han provocado hasta cierto punto mareos y un poco de náuseas. Su familia, con el afán de cuidarla, le ha pedido que se quede en casa; ella decidió hacer caso, pues hace mucho que no tiene unas vacaciones y que no puede disfrutar con la libertad del tiempo, a su pequeña hija.Es temprano por la mañana cuando Lita Amor comienza a hacer su mezcla para el café, la aguanieve que había caído días anteriores solo provocaba un piso resbaladizo y mucho frío seco qué le cala a cualquiera. Afortunadamente, tenían esas dos recámaras, qué entre material firme, madera, láminas y vigas les proveen de calor.Lalo temprano se fue a visitar a Gaby, pues ya tenía varios días que no la veía, don Leo aprovec
—Es Vicenzo… —murmura Sarahi por lo bajo, pero todos se giran a verla—. Dejen de mirarme.La familia entera se da cuenta de su imprudencia e inmediatamente se giran. Don Leo se acerca hasta donde Vicenzo y le saluda.—¡Un gusto verte, muchacho! —Extiende su mano y Vicenzo detiene su andar para saludar.Él está con una sola muleta que le ayuda a caminar, pues trae una bota férula en el pie, así que no batalla tanto al caminar como antes.—Igualmente, don Leo, —él le saluda con tota la cortesía y modales que su familia le ha inculcado—. Hemos venido con un propósito, pero antes, permítame saludar a todos.—Claro, pasen, están en su casa —don Leo se acerca a los acompañantes de Vicenzo, que no son nada más y nada menos que sus dos hermanos, Alessio y Stefano—. Mucho gusto, muchachos, soy Leonardo López Amor, para servirles.Ambos hermanos se acercan y saludan amablemente. Este los invita a pasar a su humilde morada mientras escudriña el actuar de los hombres. Se da cuenta de que ninguno
Al oír esas palabras, el corazón de la joven se acelera cuál ave en vuelo, el hormigueo en su piel le recorre entera y a su vez en su mente le es imposible creer que ella pueda gustarle a alguien. Menos sabiendo lo que le pasó.—Eso es imposible, no, yo no puedo gustarte, no debo gustarte —dice alarmada para luego sacar su mano de entre las de Vicenzo—. Por favor, deberían irse.Ella se para, pero sabe que necesitará ayudar a Vicenzo a que regrese por el camino, ya que de venida también tuvo que hacerlo. A pesar de la reacción que la joven tuvo, él sabe el motivo del porqué de su actitud y está decidido a todo por conocerla.—Sara, no te estoy pidiendo que seas mi novia o mi pareja, te estoy diciendo que me gustas y qué deseo conocerte ¿Es eso tan malo? —inquiere con la esperanza de que ella diga que no, pero no responde.La joven está dándole la espalda y una lágrima cae por su mejilla, intenta reprimir esas emociones.—¿Por qué me dijiste eso en la carta? Por qué tuviste que poner q
Vicenzo, que se volvió un espectador, se queda admirando tal escena con mucha devoción, siempre había visto el papel de padres como algo natural y sin mucho esfuerzo, pero al verlas se da cuenta de que no solo es eso. El ser padres es responsabilidad afectiva, velar por el bienestar de tus hijos y ver que no les falte nada. Prudentemente, él revisa toda esa área del cuarto y se da cuenta de que no hay nada que la niña no vaya a necesitar. Y aunque el material de la fachada no es extraordinario por fuera, por dentro todo es limpio, pulcro y bien ordenado. Entonces comprende lo que dicen “La limpieza no está peleada con la pobreza”.Sara baja a su hija y la invita a salir, pero esta no quiere y regresa a seguir dibujando en su mesita. Su madre deja la cortina de tela abierta y sale a la otra área que es dónde pasan la mayor parte del tiempo con su familia y que es el equivalente a la sala—comedor de una casa normal.—Ella se parece tanto a ti —afirma Vicenzo y al notar que Sara detiene
Para algunos de los miembros de la familia López Amor, era la primera vez que salían de los límites de su pueblo. Una de esas era Sara, quien solo había viajado a la capital de su estado cuando tuvo que interponer la demanda junto a sus padres contra sus agresores. A pesar de eso, los paisajes les parecían maravillosos, afortunadamente la niña de la joven durmió gran parte del camino o se entretuvo con algunos de sus juguetes. Aunque el primer destino era la ciudad de Durango, pues iban al Aeropuerto para de ahí viajar a Guadalajara.Está de más decir que ninguno de los López tampoco había viajado en avión, así que estaban nerviosos y también emocionados. Don Leo se preocupaba de que todo esto fuera demasiado exagerado, pero calmaba su ansiedad viendo a su hija feliz, solo esperaba que el joven no la lastimara de ninguna forma.Cuando llegaron, Vicenzo y sus hermanos fueron muy amables con ellos y les explicaron cómo es que se sentirían tanto al despegar como al aterrizaje. También, a
—Ella es Gaby, la enfermera que ayudó a intervenir a Vicenzo, y mi novia.Tal revelación hace que todos los miembros de su familia se giren a verlo, vaya momento para hacérselos saber, lo chistoso fue cuando Gaby también giró a verlo asombrada. Tal parece que la joven tampoco estaba enterada de tal cosa.—¿Y eso tú? —le pregunta por lo bajo.—Ni creas que te presentaré soltera, entretanto soltero aquí, además ya lo habíamos hablado —Le recuerda en el oído a lo que ella solo se ríe.—Fue solo una conversación, tienes que ser más romántico para la próxima vez —dice ella con una sonrisa en su rostro—. Y con eso me refiero a cuando me pidas matrimonio.Ahora es Lalo quien abre los ojos cuál búho en la tiniebla nocturna, haciendo que ahora su novia se burle de él.—Un paso a la vez, mujer ¿Qué no ves que me cago de nervios?Mientras la nueva pareja de enamorados prosigue su presentación, es Vicenzo, Sara y la hija quienes captan la atención de Anna y Giovanni. Ellos no habían tenido la opo
Las luces tenues de la ciudad entran a través de la ventana de la habitación, iluminando los cuerpos sudorosos que están sobre las arrugadas sabanas debajo de ellos. La joven pelirroja gime ante la inminente sensación de placer que Vicenzo le da. Extasiados en sus cuerpos, se dejan llevar a través del ocaso nocturno hasta llegar al frenesí del orgasmo cargado de mera lujuria carnal.—¿En verdad tienes que irte ya? ¿O es que te puedes quedar una hora más? —la voz melosa de la pelirroja acaricia el oído del moreno que yace desnudo de la cintura para arriba.Tomando un poco de aire, él se aleja un poco más de ella disimuladamente, intentando salir de la cama y posteriormente de la habitación.—Sabes que sí, acaso tú no tienes ningún otro lugar a donde ir —sonaba más a afirmación que a una cuestión en sí— ¿Una familia, amigos, una mascota o ya en última instancia alguna fiesta?—Ya conoces la respuesta a eso, Vicenzo. Desde que salí de casa y me hice independiente no he vuelto. —Mariana s
Vicenzo camina despacio cruzando la pequeña calle para llegar a casa de su madre, Anna Mariani de Della Rovere. Había enviudado hace unos años y desde entonces vive con una gran cantidad de avecillas que le hacen compañía cada vez que sale a tomar café al jardín.Se puede decir que mantiene una estrecha relación con al menos tres de sus cuatro hijos, quien continuamente la visitan y la llenan de mimos, sabe que eso se debe en gran parte a la buena fortuna de tener un par de nueras amables y amorosas. Sin embargo, no todo es color Della Rovere para todos los hijos de la matriarca de los Della Rovere Mariani; en el fondo, a Anna le duele la situación del menor de ellos, Vicenzo. Sabe que la vida que lleva es hueca e insípida, llenada por simples banalidades que mitigan su soledad solo por pequeños momentos y que por mucho que intente apartarlo de ese camino vacío de sentido, lo único que logra es seguir apartándolo más y más por causa del orgullo y autosuficiencia que él cree poseer.Dí