-¡Querida mía! Has estado tan ausente estos días o quizá soy yo. Te ruego que me perdones.- suplicaba la tía Marilyn a Emiliana mientras conversaban en la habitación. Emiliana estaba recostada en las piernas de su tía y ella peinaba dulcemente su cabello rojizo. La joven con ternura la miró y le contestó:
-Tía ¿qué sería de mí, sin tus dramas? No tengo nada que perdonarte, de todos en mi hogar, la única que cuida de mí es la que no tiene mi sangre ¡Tú estás para mí y yo para ti!- su tía compungida le contestó:
-Desde la muerte de Ángel me parece que he perdido mi lugar en esta casa, no sé qué hacer, me siento desorientada - expresó con voz quebrada y preocupada. Su sobrina fue condescendiente con su tía, conocía su coraz&oac
El detective, en conjunto con su padre, el comisario Owen, a pesar de sus esfuerzos y la venenosa relación que mantenían, obtenían avances en las listas que a cada uno les correspondía cumplir, pero no progresaban en información, todos los reportes llegaban a la misma conclusión: “no vi nada, inspector”, “todo fue tan rápido, oficial”, “creo que fue un hombre”, o “creo haber visto una mujer”, “yo escuché un disparo”, “tal vez lo mataron por deudas, yo escuché que era jugador”. Toda clase de sucesos, indefinidos o conjeturas sin sentido alguno, tenían que valerse del exhaustivo análisis de las pocas pruebas que pudieron obtener, ¿el arma homicida sería la clave? O quizá la Srta. Winchester, que se sabía que ocultaba algo o a alguien.Jeremy cavilaba la posibilida
¿Por qué Jeremy Owen sabía su nombre?El detective no acostumbraba a dejar cabos sueltos, su perspicacia se hacía evidente en cada paso que daba respecto a su investigación. Este misterioso hombre para él, era un punto clave en el caso enredado que le había propuesto la pequeña Winchester.¿De quién se trataba?Pues, tenía en proceso de cocción su respuesta.En estos tiempos, en Londres era muy difícil investigar personas sin conocer ni siquiera su nombre, pero Jeremy se valió de una indagación previa antes de entrevistarse con el personaje. Tenía aliados en varios lugares de la capital que le proporcionaban esa clase de información, precisa y detallada. ¡Fácil! sólo debía enviar por el correo una carpeta que diera información de una persona cercana
-¡Oh, Clara amor mío! Pensé no volver a ver tu rostro jamás- se acercó cautelosamente a ella con sus manos extendidas hacia su cuello para besarla.Clara se apartó delicadamente, dedicándole una mirada impasible. Sus ojos expresivos demostraban que amaba al hombre que tenía al frente pero su compromiso con su esposo y su hija era aún mayor. Su rostro denotaba toda la bondad que poseía, sin embargo en su expresión podía verse, perfectamente, la tristeza y angustia que le aquejaba en ese instante. Sentía un vuelco en lo más profundo de su ser, huía de tener que dar explicaciones del motivo de su visita pero Edgard pudo percibir todo ese desasosiego que ella intentaba contener. Como todo un caballero aguardó sin preguntar a que la mujer estuviera preparada para hablarle. Él la observaba callado, pero no pasó mucho tiempo cuando ella
Los días de mediados de la primavera eran los más sobresalientes, todos los habitantes del hermosísimo pueblo aprovechaban esta fecha para salir de paseo, las flores eran las protagonistas de aquel espectáculo de colores que traía consigo aromas de ensueño. Hasta el individuo que era más aburrido disfrutaba a plenitud esas mañanas cálidas donde los rayos del sol los arropaban, luego de un frio y lluvioso invierno, no necesitaban cubrirse sino que podían exhibir sus trajes estampados las damas, y los caballeros relajaban un poco el abrigo que los caracterizaba durante la temporada fría.Escogiendo frente al espejo un bello sombrero adornado con una cinta decorada con el estampado del vestido que lucía, se preparaba Angie Owen para visitar, aunque sin previo aviso, a su nueva amiga la señorita Emiliana Winchester. Estaba muy emocionada de poder compartir este alegre dí
Se disponía con apremio, como todas las mañanas hacía, la exigencia que su empleo le demandaba, para él era importante avanzar en el caso que le daría prestigio a su carrera como Investigador Privado, por lo tanto, su atención estaba inclinada únicamente a concluir este asunto que cada día traía un embrollo nuevo. Ensilló su caballo, negro y elegante, con un pelaje brillante y el trote un poco pretencioso. Le dio unas palmadas, Coraje era su nombre y era su compañero de viaje, su fiel amigo; su madre se lo había regalado cuando ambos eran pequeños y desde entonces eran inseparables.En cuanto subió, el caballo relinchó emocionado pues sabía que una aventura se aproximaba, ambos salieron a todo galope en dirección hacia la mansión Winchester. Jeremy se disponía a entrevistar al Sr. Landon Ford en conjunto con la Tía Mar
El reloj de péndulo marcaba las dos y treinta de la tarde. Emiliana estaba sentada en su cama, enajenada, absorta en sus cavilaciones que corrían una tras otra, como rio de corriente rápida. “Jeremy Owen, Edgard Phillips, el asesinato de su tío, su abuela y sus presiones, Marilyn y su affaire con el Sr. Ford, el interrogatorio de esa mañana al que fueron sometidos, ¡ah! Y por supuesto, visitar a Monique para obtener información de su posible propuesta”… entre otras. Su principal preocupación: el encuentro que tendría en unos momentos con el joven detective que la hacía suspirar con solo pensar en él. Faltaba tan poco tiempo y aún no había decidido su indumentaria. Ni siquiera sus piernas daban respuesta a levantarse por los nervios que sufría en ese preciso momento.Su compromiso con la Srta. Owen le permitió tomar la decisión de arre
A medida que sus pensamientos se ocupaban solo en pensarla, aumentaba la desazón que sentía por no ser capaz de sacarla de su cabeza. Emiliana Winchester, la joven con el torbellino de emociones, se había vuelto casi una obsesión para él, pero, decidido a despejar su mal humor causado por el recuerdo del mal comentario hecho por la chica, camino de la casa hasta el despacho sacando provecho del día nublado que se respiraba fresco y sereno, ideal para liberar su mente.Todo cuanto iba observando a lo largo del camino le recordaba la chiquilla caprichosa, el cabello cobrizo de una mujer que cruzó la calle, un perfume frutal de una señora que pasó a su lado, ese aroma lo enloquecía, el azul de sus ojos los comparaba con el cielo al moverse las nubes, una delicada voz que viajaba acompañándolo. Durante su caminata no había hecho otra cosa que repetir el nombre de Emiliana, en
Encontraba vacía su alma al igual que su casa, sin la alegría que causaba su tía Marilyn. Ahora que, estaba de malas con su malvada abuela, el único refugio que le quedaba era pasar las mañanas en compañía de su dulce abuelo frente al piano. Extrañaba todo, las palabrerías sin fin que su tío Ángel el grande en los negocios, emitía al llegar a casa, prácticamente todo el día explicando cada paraje de cada uno de sus viajes. Su ánimo había decaído de manera tal que ni deseaba compartir con su amiga de la infancia Monique para enterarse de los avances de su relación con el gentil y dedicado Sr. Forrest.Escuchaba con deleite la mágica melodía que interpretaban los virtuosos dedos de su abuelo, mientras recostada en un diván se libraba de toda preocupación, la música le permitía poner su mente en blan