Capítulo 63

Tania seguía recostada en la cama, esta vez, boca arriba. Miraba con ansiedad y melancolía el techo.

Se sentía tan deprimida que cada hueso del cuerpo le dolía, hasta le costaba respirar.

Lucas entró en la habitación y se ubicó a su lado, acariciando con dulzura su rostro con el dorso de un dedo.

Tuvo que apretar los labios al ver los ojos de la chica hinchados por el llanto y sus mejillas aún húmedas.

—Eso no volverá a pasar —dijo con voz ronca, afectado por la ira.

—Pasará siempre. Soy un monstruo.

—Nos iremos de aquí, como lo estabas planeando.

Ella giró la cabeza hacia él, para encararlo.

—¿Irnos? ¿A dónde? A donde vayamos todo será igual.

—Desapareceremos, cambiaremos nuestros nombres y nuestras apariencias.

—¿Cómo? —exigió ella, desconcertada.

—Guerra nos ayudará con eso.

Tania estuvo un instante inmóvil, mientras asimilaba esa información, luego se sentó en la cama. Ese tipo de conversación requería de toda su concentración.

Él la imitó.

—¿Hablaste con Guerra de este asunto?

—S
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