Capítulo 48

Las tres mujeres se pusieron a juntar todo lo que le pertenecía a Leila, y la acompañaron hasta el auto porque eran varias las cajas. Se despidieron de su amiga y permanecieron en el lugar hasta que la joven subió al auto y salió del estacionamiento, mientras agitaron las manos despidiéndose de ella.

Leila vio como sus amigas se iban haciéndose pequeñas por el retrovisor, y las lágrimas le nublaron por un instante la vista, luego cayeron por sus mejillas hasta tocar el nacimiento de sus pechos. La angustia que tenía en su corazón demasiada, si bien no la habían despedido, lo sentía como un aviso antes de un inminente despido. Si lo hacían se le complicaría conseguir en otro lado, y ella sin pequeños a su alrededor a quien cuidar y atender, moriría. Fue afortunada de no sufrir una accidente mientr

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