Capítulo 29
Después de que Santiago terminara de hablar, Lina se quedó paralizada. Nunca se habría imaginado que Santiago le diría esas palabras. Incluso dudó si estaba alucinando por el alcohol. ¿Cómo era posible que el señor Cruz le dijera algo así?

—¿Señor Cruz?—Lina se sintió aún más mareada.

Santiago también pareció sorprendido, como si no esperara una reacción tan fuerte. Al ver que Lina se tambaleaba, instintivamente extendió la mano para sostenerla. Como hacía calor en la sala privada, Lina se había quitado la chaqueta y solo llevaba una camiseta de manga corta, dejando al descubierto sus delgados brazos. Cuando Santiago la sujetó, sintió la suavidad de su piel bajo su palma, y su mente volvió por un instante a aquella noche...

—¡Lina!—La oportuna aparición de Milena rompió el ambiente.

Tomó a Lina de los brazos de Santiago, con cara de preocupación.

—Lina, ¿estás bien?

Lina negó con la cabeza, sintiéndose aún más avergonzada frente a Milena. Después de todo, ella era la novia de Santiago
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