Heather Branagan se sentó en la cama al lado de Tess, que, recostada de medio lado, mantenía sus ojos cerrados a pesar de no estar dormida.
Las suaves manos de su amiga le acariciaron el cabello, y se quedó allí largo rato haciéndole compañía, pero Tess no dijo ni hizo nada. Tampoco le había explicado a su amiga por qué le dolía tanto la muerte de Adam, siendo que hacía unos días era incapaz de recordar con precisión su nombre y apellido.
Heather y Georgina habían venido a su casa para cuidar de ella y los niños. Habían estado en el entierro de Adam, y también se habían lamentado por su prematura muerte. Sin embargo, ninguno había sido capaz de ofrecerle una palabra que realmente la consolara. Cuando decían: Dios sabe cómo hace sus cosas, eso sonaba tan egoísta y mezquino que lo odiaba. Cuando decían: Todo tien
En cuanto Adam estuvo en condiciones, tuvo una entrevista con la policía. Estos estaban interesados en saber cómo se había producido su herida, y Adam intentó contarles que alguien lo había apuñalado en un callejón oscuro, pero tampoco fue capaz de formar esas palabras y decirlas. Se parecía mucho a lo que sucedía cuando intentaba decirle a Tess quién era él, y entonces recordó la voz que había dicho algo acerca de labios sellados. De su boca no salía nada que tuviera que ver con Adam Ellington, ni lo que había sucedido en ese extraño episodio en aquel callejón.Le tomaron las huellas, y en pocos minutos supieron todo acerca de él.Su nombre era Michael Moore, treinta años, y tenía orden de captura por varios delitos menores tales como hurto, y porte de documentación y dinero falso. No bien estuvo recuperado, fue esposado y
Trabajó dos semanas con Adriano, su jefe, y cuando le dijo que tenía que partir, éste le pidió que se quedara, prometiéndole incluso una mejor paga. Adam sólo sonrió y le dio una palmada en el hombro.—Gracias por todo —fue lo que le dijo, y salió del restaurante dispuesto a llegar a su pequeña habitación y hacer su maleta.Iba haciendo planes en su cabeza; tendría que comprar varios billetes de autobús hasta llegar a San Francisco, le esperaba más o menos una semana de viaje, si además tenía que parar a hacer algunos trabajillos para ganarse algunos dólares; y cuando llegara, primero buscaría un trabajo y luego una habitación, y luego…¿Cómo hacer para entrar de nuevo en la vida de Tess? ¿Cómo presentarse ante ella?Ahora era alguien diferente, totalmente desconocido par
Adam caminó sin rumbo por la ciudad hasta que se detuvo frente a un muro que daba vista a uno de los tantos puentes del Silver Lake. Era noche cerrada, y brumosa, a pesar de ser verano, pero tampoco quería irse a encerrarse a su estrecha habitación.Se sentía indignado, molesto, ofendido. Le habían quitado su cuerpo, su vida, todo, y lo habían puesto en el de su persona menos favorita en el mundo. Nada menos que August Warden, por Dios.Y ahora, ¿cómo podría presentarse ante Tess? ¿Debía hacerlo?Cerró sus ojos con dolor.No quería ir ante Tess con esta cara y este cuerpo. No podía luchar por ella en esta envoltura. No quería que Tess lo mirara y viera a su esposo, quería que lo viera a él, quería el amor que ella podía tener para Adam Ellington, no los rezagos del amor, o compromiso, o resignación que tuviera hacia s
—El proceso no será tan largo —dijo Raphael mientras cortaba un trozo de carne en el plato de Heather, evitándole a ella el trabajo—. August Warden lleva desaparecido ya casi tres años, nunca se comunicó ni por carta ni por teléfono, abandonó completamente su hogar… Son puntos que un juez tendrá en cuenta para darte un fallo favorable—. Tess asintió en silencio. Estaban en la casa Calahan, con Georgina, Phillip, Heather y Raphael sentados a la mesa. Georgina, aun con su avanzado embarazo, amaba invitar a los que consideraba sus hijos a cenar.Los niños habían venido con Tess, y ahora cenaban en la cocina vigilados por el personal de la casa.—No hay fallos favorables en un divorcio —dijo Georgina con un suspiro lleno de pesar.—Mamá está en contra del divorcio —dijo Heather—. Ella es de las que opina que hay que luchar
Tess abrió los ojos despertando de su sueño, y ahora estaba completamente alerta. Comprobó que Nicolle, que dormía con ella en la amplia cama, estaba profundamente dormida, y sonrió pasando un dedo por su tersa mejilla. No se escuchaba nada excepto su respiración… No sabía qué era lo que la había despertado, todo parecía silencioso y en su lugar, así que se quedó allí, en su cama y bajo las sábanas, escuchando la silenciosa noche.Pero no estaba del todo silenciosa; hubo un ruido, uno muy mínimo, como de madera al ceder… Y recordó que una parte del suelo en el pasillo sonaba un poco cuando se la pisaba.El corazón le empezó a latir acelerado y se sentó de súbito en la cama; si fuera uno de sus hijos que se había despertado, ya los habría escuchado llamarla, pero se quedó allí varios segundo
—Tess… —empezó a decir August mirándola, como si esperara que ella lo interrumpiera, echara a llorar, o le reclamara, pero ella simplemente se quedó allí, cruzada de brazos, mirándolo sin mostrar emoción alguna en su rostro. Parecía más bien estudiarlo, como si se viera diferente y ella no lograra reconciliar este nuevo aspecto con el del antiguo August.Él, al parecer desconcertado por su actitud, se quedó allí en silencio, sin añadir nada más.—¿Qué esperas de mí, August? —preguntó ella elevando un poco el mentón y apretando suavemente sus labios.—¿Qué… espero de ti? —August frunció el ceño y la miró bastante confundido, y Tess no pudo evitar dejar salir una risita incrédula.—¿Quién crees que soy ahora? —volvi&o
Adam se quedó allí viéndola irse, con un cúmulo de sentimientos haciendo carrera en su pecho. El encuentro se había dado al fin, y esto había salido muy diferente de lo que alguna vez imaginó. Si Tess se hubiese tirado sobre él, abrazándolo, sintiendo alivio por su regreso, o se hubiese mostrado dolida, pero con esperanza, su corazón habría muerto dentro de su pecho, porque eso habría significado que, aunque se sentía traicionada, ella aún había estado esperando a su esposo, lo que indicaba que también lo amaba… Pero ella despreciaba a August, o eso era lo que parecía.¿De verdad, Tess había olvidado por completo a August? ¿Había muerto ese amor realmente? Todo lo que ella le había dicho le indicaba que sí, pero, ¿sería así de verdad? Un amor verdadero es difícil de olvidar; un amor
—¿Y cómo… te sentiste al verlo? —le preguntó suavemente Heather a Tess, que estaba sentada frente a ella, con los brazos fuertemente cruzados, sus ojos secos y moviendo agitadamente un pie.—¿Qué cómo me sentí? Pues… sentí ira. Me sentí furiosa, con ganas de… escupirlo.—¿No sentiste un poco de dolor?—¿Dolor? Me dolió en el alma el tiempo perdido todos estos tres años. Tres años, Heather, ¡tres años de mi vida! —Heather la miró y suspiró, pero no interrumpió a su amiga—. Ya no me duele él, ahora sólo pienso que es un maldito hijo de… —Heather la detuvo alzando sus cejas, pues el pequeño Roger estaba en sus brazos, con la barriguita llena de leche y dormido. Tess se mordió los labios—. Sólo me sent&iacut