Se sentía atrapada, resguardada, protegida, expuesta, la complejidad de las emociones de Luciana era tal, que en un momento se encontraba con toda la certeza de querer alejarse de él y al segundo siguiente creía que ese pedazo de piel cálida y reconfortante era el lugar correcto.
Un cosquilleo comenzó a subir por sus piernas la caricia sutil de sus dedos, de manera que todo su ser empezó a temblar… estaba nerviosa, ante él, ante lo desconocido.
Sí, lo hizo, tembló como colegiala en su primera vez, antes de ese beso, antes de ese primer roce, pero la diferencia era que ella no conocía a quien haría todo lo que estaba por venir.
Luciana se concentró en el rostro que tenía frente a ella, con rasgos marcados, como si de un general se tratara, autoritario, acostumbrado a jamás recibir un no por respuesta aun así algo la tranquilizaba.
“Su mirada era segura y fuerte, aun no logro entender por qué me hace sentir que podría ver mi alma si lo deseara” Luciana se encontraba divagado en su falta se razón ¿por qué sentía algo tan fuerte por alguien a quien acababa de conocer?
¿Podría hacerlo? Ella comenzó a empujarlo, queriendo alejarlo de ella, no podría estar así de expuesta.
A pesar de su esfuerzo, su cuerpo cedía ante la presión de el por retenerla. ¿Por qué no se movía como lo deseaba?
“La copa” pensó “el vino tenía algo más provocando que esté completamente a merced de sus deseos, incapaz de reconocer la realidad, todo lo que veía cambiaba de forma y de lugar”
La curiosidad de estar frente a ese misterioso y enigmático hombre la atormentaba, quería correr y alejarse pero algo la atraía.
El contraste de luz hacia poco posible ver a profundidad cada matiz de él, pero su rostro estaba cincelado a la perfección, la frente con las marcas necesarias para mostrar su experiencia en la vida.
La nariz recta y sus labios entreabiertos, incitantes, de los cuales brotaba un olor peculiar a alcohol, enmaderado y fuerte… como él.
Pero nada la preparó para afrontar esa mirada profunda, carente de límites, sabía lo que quería y en este momento era a ella.
En un momento inesperado, Mauricio la tomó entre sus brazos con una facilidad sorprendente, para moverla y dejarla sobre una cama que estaba a un costado a su altura.
Las luces estaban tan tenues que en ese lugar solo se veía un solo cuerpo recortado entre las sombras.
— No deberías resistirte de ésta manera— Mauricio se comunicó por primera vez con su ahora esposa, y esa voz era profunda y gruesa.
— Yo no…— Luciana tenía una sensibilidad al tacto poco común, sus manos habían comenzado a temblar y su espalda se había arqueado ante el contacto con una nueva textura.
"El se colocó sobre mí con demasiada facilidad, bloqueándome el movimiento de cadera, me tiene a su disposición ” Luciana se encontraba atenta a cada uno de los movimientos de su ahora esposo “Así de cerca es sencillo notar que me observa… cada pequeño detalle pasa un estudio exhaustivo, me mira de manera descarada pero al mismo tiempo contemplatoria” Contradicciones que para Luciana eran incompatibles.
Cabello rojizo y rizado a pesar de estar en un moño, su verdadera naturaleza se colaba entre los broches, sus ojos inocentes y expectantes, nariz delicada y sus labios en forma de corazón, entreabiertos listos para ser consumidos por los de él.
La piel nívea y pálida se encontraba bañada por pequeñas y delirantes pecas, todo su rostro estaba en la misma situación y él pensaba explorar si su cuerpo era igual.
Él tomó ambas muñecas al sentir que ella quería tomar algo del control que le pertenecía, siempre era así, tomó ambas muñecas con su mano y las envolvió con una corbata para atarla a una base.
— ¡Ah!
— Es seda— susurro a él ante la exclamación de sorpresa por la temperatura helada contra la piel cálida de ella.
Ella intenta recuperar el control, la movilidad de sus manos.
— No te resistas— se escuchó Mauricio con una voz ronca y posesiva — de ahora en más, debes hacer cuánto te ordene.
— No…— Se suponía que él era tranquilo, que era amable, tal vez eso era en su día a día y en la intimidad era otra cosa, pensó preocupada Luciana.
Él cubrió sus labios con un dedo impidiéndole seguir su frase.
— Suficiente, ahora no te muevas.
Luciana se encontraba con una sensibilidad tan grande que hasta el aliento de Mauricio al rosar su piel era suficiente para erizarla, y su mirada continuaba conociéndola, reconociéndola, dejando un rastro invisible en cada lugar por el que pasaba.
Ella finalmente lo sabía.
Ésta presencia, y poder envolvente era lo que hacía a este hombre tan respetable, como lo era.
Aunque su mente y cuerpo en este momento no estaban de acuerdo y cada cual actuaba a su propia conveniencia.
Y su cuerpo iba ganando la batalla.
— Miranda eres y serás mía.
El continúo su recorrido pero esta vez con el dedo anular de la mano, el más delicado, más sutil, activando cada una de las terminaciones nerviosas de Luciana aunque ella se esforzara para evitarlo.
Su cuerpo y su deseo se estaban volviendo parte de ella… lo quisiera o no, al sentir la erección en contra de su cuerpo Luciana comprendió que en definitiva no todos los rumores eran verdaderos.
Tenía entendido que Mauricio no podría cumplir con totalidad el acto sexual, pero con todo lo que estaba sintiendo, dejaba claro que ése no era un problema, no para él.
La intensidad con la que estaba llevándose a cabo todo, la tenía abrumada así que decidió pedir un poco de misericordia a su esposo.
— Mauricio por favor…
— ¡Silencio!— Gritó el sorprendiéndola y en ese momento se decidió a hacerla perder la cordura, como mejor sabía hacerlo.
La noche, se volvió día y Luciana despertó sintiendo como si todo lo sucedido la noche anterior hubiera sido parte de un sueño completamente ilógico e imposible, las sensaciones tan abrumadoras y los sentidos demasiado sensibles.Sus pensamientos y sus acciones de esa noche no eran propias de ella.Pero la habitación donde se encontraba no era la misma en la que llevaba años durmiendo, y ese conjunto de recuerdos sólo tomaban fuerza conforme iba tomando conciencia de dónde estaba.Su marido, el hombre con el que había aceptado casarse, no era una persona discapacitada en absolutoUn calor abrazador, no tan fuerte como lo recordaba pero sí algo parecido a si fueran vestigios de lo que había sucedido entre ellos y eso la asustaba.Lo desconocido y no tener el control siempre la mantenían alerta.Quería moverse, quería salir de ahí pero un peso ajeno a ella la estaba rodeando.“Es su brazo” pensó apenada de saber que todo lo que su mente arrojaba eran recuerdos y no sueños vagos, su éxt
Luciana se encontraba ansiosa ¿cómo podría haberse equivocado de una manera tan monumental?Se suponía que ésta era la puerta que Rosa, su guardiana le había indicado, a pesar de no encontrarse en sus cinco sentidos, había tenido cuidado para no cometer un error, pero por lo visto de nada había servido.En ese momento, rumores que había llegado a escuchar del otro de los herederos Contreras comenzaron a aparecer en su mente, y de manera sorpresiva los datos eran ordenados para lo alterada que estaba en ese momento.Según se decía Erick era un hombre que estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguir lo que quería y deseaba.Muchas personas creían que ese accidente que ocurrió años atrás, el mismo que ahora tenía amarrado a una silla de ruedas a Mauricio y que había terminado con la vida del señor Contreras, padre de ambos, había sido provocado por Erick, pero no se había hecho nada por “falta de pruebas”, aunque nadie se detenía de insinuar en cada oportunidad que tenían,
Luciana estaba perdida, todas las señales estaban ahí frente a Mauricio y el rostro de Erick al mirarla con total descaro y lascivia eran suficiente para aumentar todas las inseguridades que Mauricio podría tener.—Miranda— pidió Mauricio con tranquilidad pero ella no respondió— Miranda— repitió el un poco más fuerte que la primera vez, provocando que ella se girara entendiendo que le estaban hablando a ella.No estaba acostumbrada a que se dirigieran a ella por el nombre de su hermana menor, pero en este momento supo debía acostumbrarse. —Dime— respondió.—Al final del pasillo, de donde yo llegué, la tercer puerta a la izquierda, es mi habitación, ahí puedes ponerte la ropa que te han preparado.Luciana se sonrojó de nuevo, tenía tantas cosas en la cabeza que había olvidado por completo que ella estaba descalza y con solo una camisa cubriendo su desnudez.De manera inmediata asintió recordando cada una de las indicaciones como si su vida dependiera de ello, no quería volver a equivo
Luciana salió de la Villa con el cuerpo aun tembloroso, ante su nueva y desconocida vida haciendo un vano intento por ocultar con su cabello la marca en su cuello.Según le había dicho Rosa, tenía que avanzar por un camino que llevaba a una pequeña construcción rodeada de árboles.— Qué bello es todo esto— susurro Luciana impactada ante tanta naturaleza — si otras fueran las circunstancias podría disfrutar de este maravilloso sol y hermosas vistas.Incluso respiró profundo para aprovechar su sensación de libertad que la imagen le provocaba, pero en ese momento pudo ver a un hombre de piel color canela, cabello oscuro, peinado de manera impecable, su rostro era duro y sus ojos oscuros.Luciana no se había tomado el tiempo para ver con luz de día la imponente figura de ese poderoso hombre.— ¿Sería correcto aceptar que es el hombre más atractivo que he conocido? — Se cuestionó insegura. — aunque también es el más peligroso, no puedo olvidar que él es el responsable que Mauricio se enc
Finalmente había perdido de su vista a ese hombre que la alteraba tanto, a pesar de no querer hacer hacerlo.Luciana se acercó a una gran mesa que estaba decorada con unas pequeñas flores haciendo alusión a la vida misma.En el lugar de honor de la mesa se , una mujer imponente elegante y sobre todo, poderosa.— Buenos días —saludó Luciana a los presentes.Aunque su mirada se dirigió específicamente a Victoria, no obtuvo respuesta alguna, al contrario solo una fría actitud de su parte.— Buenos días Miranda —respondió Mauricio tratando de dar seguimiento al inicio de una conversación. — Luces hermosa.Luciana sonrió atenta a su cumplido pero en ese momento, Victoria levantó la vista de su plato y barrió a Luciana de pies a cabeza. El silencio en el lugar era tan incómodo, que Luciana no sabía qué debía hacer después pero comenzó a acomodar cada parte que podía de su vestido haciendo tiempo.— Siéntate a mi lado— la invito Mauricio de manera amable.Luciana se acercó con una sonrisa
En el recibidor Luciana trataba de disimular lo perdida que se sentía en esa villa, tan grande y solitaria para ella.—Miranda —Mauricio la llamó — quiero disculparme en nombre de mi madre, normalmente ella no es así, no sé qué ha sucedido para que te agrediera de tal manera.Luciana se sintió conmovida ante la disculpa tan siquiera de su esposo.—No te preocupes ella —se acercó y se sentó a un lado de él.—Es normal que una madre proteja a su hijo.—Pero debió tratarte mejor, hablaré con ella, necesitamos estar cómodos ambos con esta situación, quiero que estés feliz conmigo.Luciana tomó la mano de Mauricio para tranquilizarlo.— No te preocupes, estaré bien, me alegra saber que te preocupas por mí.Luciana se sentía arropada con la actitud protectora de su esposo. El teléfono volvió a sonar y Mauricio hizo gesto de disculpa, de nuevo tenía que alejarse de ella.— Lo siento, pero el trabajo…—No te preocupes iré a la habitación a refrescarme y después cuando tengas tiempo podemos s
— Sinceramente aún tengo pesadillas con ese día.Luciana no entendía de lo que hablaba Mauricio, pero estaba tan concentrado en sus recuerdos que no quiso interrumpirlo.Mauricio se giró y comprendió el rostro confundido de su esposa.— El día del accidente —aclara él — la primer parte del día, no la recuerdo bien solo son pasajes confusos pero lo que sí recuerdo fue una insistencia continua de nuestro padre para que lo acompañáramos a una reunión y la negativa de ErickMauricio en ese momento comenzó a tallar de manera constante y nerviosa y posa manos de la silla.—Todo el camino fue una discusión constante y extrañamente esa vez mi padre insistió en manejar.Las imágenes llegaban frescas como si todo acabara de suceder solo unos días antes y no varios años atrás.—Erick no quería ir, estaba alterado y nuestro padre decía de manera continua que nos necesitaba con él, en ese momento Erick se negaba, yo apelaba a su comprensión y ninguno estábamos realmente conformes.—Entonces ¿los t
Finalmente habían llegado, Luciana estaba usando un hermoso vestido de novia, blanco como la nieve mostrando toda la ilusión de una nueva vida, un nido lleno de amor, aunque su mente estaba oscura y perturbada.“Esto realmente no debería ser así, no debería suceder, no debería estar aquí” Pensaba llena de dolor al darse cuenta que había perdido la autoridad sobre su vida.El auto se detuvo en la entrada de la Villa de la familia Contreras, una de las más poderosas del país, aunque para ella era más un castigo que un premio.“¿Seré acaso la princesa que está a la espera de su honorable héroe? ¿Mauricio será más un amigo que un compañero de vida?” se preguntaba con nostalgia.— No quiero que hagas nada extraño— Susurró Rosa con autoridad y disgusto por estar ahí. — Ya sabemos a lo que vienes y lo que tienes que hacer, cualquier cosa fuera de eso me obligara a tomar cartas en el asunto…La mujer que acompañaba a Luciana era una especie de guardia o niñera que estaba encargada de asegur