Capítulo 5.

Luciana se encontraba ansiosa ¿cómo podría haberse equivocado de una manera tan monumental?

Se suponía que ésta era la puerta que Rosa, su guardiana le había indicado, a pesar de no encontrarse en sus cinco sentidos, había tenido cuidado para no cometer un error, pero por lo visto de nada había servido.

En ese momento, rumores que había llegado a escuchar del otro de los herederos Contreras comenzaron a aparecer en su mente, y de manera sorpresiva los datos eran ordenados para lo alterada que estaba en ese momento.

Según se decía Erick era un hombre que estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguir lo que quería y deseaba.

Muchas personas creían que ese accidente que ocurrió años atrás, el mismo que ahora tenía amarrado a una silla de ruedas a Mauricio y que había terminado con la vida del señor Contreras, padre de ambos, había sido provocado por Erick, pero no se había hecho nada por “falta de pruebas”, aunque nadie se detenía  de insinuar en cada oportunidad que tenían, que muchos ceros en diferentes tipos de cambio y para distintos altos mandos de la justicia habían eliminado dichas pruebas, y por eso él se movía con tanto orgullo y superioridad.

En un mundo donde el dinero es poder y el poder lo es todo, no hay opción alguna de que la verdad que no sea la que el más poderoso desee o necesite, y ella era el claro ejemplo de cómo funcionaba todo.

Luciana tembló ante esa idea, Erick era de los que tomaba lo que quería, sin pedir perdón o permiso.

—Yo…— comenzó Luciana bajado sus manos para poder verlo a los ojos— Yo realmente…

“¿Qué podría decir? ¿Cómo podría justificar esta horrible verdad?” Se preguntó mentalmente al mismo tiempo que  se mordió el labio inferior en ese instante, nerviosa.

Mauricio comenzó a negar de manera tranquila, cerrando los ojos para después de abrirlos fijar su mirada a la de ella y de alguna manera indescriptible, tranquilizarla.

Luciana jamás había recibido ese trato, además de su padre.

Mauricio le recordaba a esa tranquilidad y disposición a comprenderla que su amado padre siempre había tenido con ella.

—Realmente creo que fue mi culpa— su voz profunda y gentil le dio cierto consuelo, ese que Luciana no sabía que necesitaba— como podrás ver, no soy la primera opción de marido para absolutamente nadie y menos para una mujer tan bella como tú Miranda.

Luciano trajo saliva nerviosa, tenía la misma sensación de anticipación que cuando había hecho una travesura de pequeña y estaba a la espera de su reprimenda para estar tranquila.

Luciana poco a poco comenzó a sentirse más tranquila, el tono de voz de Mauricio era conciliador y tranquilo, características que a ella le agradaban, tal vez sí podrían ser un equipo en todo este caos que se había vuelto su vida.

Y de manera egoísta una parte de ella le dijo que ya podría tranquilizarse, que no perdería este matrimonio, no hoy, no por ese error y su padre podría tener las medicinas y todo lo que necesitara.

“Te mantendré con vida padre” Pensó Luciana decidida.

—Mauricio sinceramente, lo lamento. — susurró ella no había palabras que pudieran hacer regresar el tiempo y hacerla llegar al lugar correcto. 

—No lo menciones, por favor, todo esto es tan confuso y difícil para ti, como lo es para mí. ¿Te encuentras bien?

— Si — Respondió ella impactada ante la actitud que Mauricio estaba tomando con ella— Te aseguro que voy a hacer mi mejor esfuerzo para que lo nuestro funcione.

—Es cuestión de que me veas Miranda, ésta es mi condición permanente— el apuntó de manera despectiva a sus piernas— un hombre amarrado a una silla, incapaz de hacer muchas cosas por su esposa, soy insuficiente como hombre y esa era una de las razones por las que no quería casarme, pero realmente quiero cuidar de ti.

Luciana se mantuvo en silencio, escuchando esa súplica y desahogo disfrazado de explicación.

— Pero deseo hacerte feliz Miranda, tendrás todo lo que esté en mis manos darte, quiero que seas una mujer que se siente plena, feliz y comprendida a mi lado.

— Podemos complementarnos mutuamente. — Luciana comenzaba a sentirse cómoda con su presencia.

— Te cuidaré — Sonrió tranquilo— serás la mujer más feliz que puedas.

Él concentró su mirada en ella.

— Después llegó Lucía—Continuó Mauricio — tu madre, a hablar con la mía y acordaron este matrimonio, que fuéramos una familia —dijo con deje de sarcasmo— y sencillamente ya estaba cansado de nadar contracorriente.

Una sonrisa triste apareció en los labios de Mauricio.

— Eres hermosa  Miranda,  solo dame la oportunidad de probar cada una de mis palabras, creo que puedo ganarme el lugar a tu lado en la vida.

En ese momento de manera repentina, una voz fuerte, varonil y con cierto tono de sonrisa contenida se escuchó detrás de Luciana, haciéndola saltar inevitablemente ante la impresión.

— Por lo visto hermanito, hay reunión familiar.

Luciana a pesar de no desear hacerlo, de manera automática se giró para encontrarse con ese hombre.

Ese rostro y ese cuerpo que no se sentía capaz de enfrentar.

Erick Contreras finalmente había despertado y aparecido frente a ella.

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