Luciana se encontraba ansiosa ¿cómo podría haberse equivocado de una manera tan monumental?
Se suponía que ésta era la puerta que Rosa, su guardiana le había indicado, a pesar de no encontrarse en sus cinco sentidos, había tenido cuidado para no cometer un error, pero por lo visto de nada había servido.
En ese momento, rumores que había llegado a escuchar del otro de los herederos Contreras comenzaron a aparecer en su mente, y de manera sorpresiva los datos eran ordenados para lo alterada que estaba en ese momento.
Según se decía Erick era un hombre que estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguir lo que quería y deseaba.
Muchas personas creían que ese accidente que ocurrió años atrás, el mismo que ahora tenía amarrado a una silla de ruedas a Mauricio y que había terminado con la vida del señor Contreras, padre de ambos, había sido provocado por Erick, pero no se había hecho nada por “falta de pruebas”, aunque nadie se detenía de insinuar en cada oportunidad que tenían, que muchos ceros en diferentes tipos de cambio y para distintos altos mandos de la justicia habían eliminado dichas pruebas, y por eso él se movía con tanto orgullo y superioridad.
En un mundo donde el dinero es poder y el poder lo es todo, no hay opción alguna de que la verdad que no sea la que el más poderoso desee o necesite, y ella era el claro ejemplo de cómo funcionaba todo.
Luciana tembló ante esa idea, Erick era de los que tomaba lo que quería, sin pedir perdón o permiso.
—Yo…— comenzó Luciana bajado sus manos para poder verlo a los ojos— Yo realmente…
“¿Qué podría decir? ¿Cómo podría justificar esta horrible verdad?” Se preguntó mentalmente al mismo tiempo que se mordió el labio inferior en ese instante, nerviosa.
Mauricio comenzó a negar de manera tranquila, cerrando los ojos para después de abrirlos fijar su mirada a la de ella y de alguna manera indescriptible, tranquilizarla.
Luciana jamás había recibido ese trato, además de su padre.
Mauricio le recordaba a esa tranquilidad y disposición a comprenderla que su amado padre siempre había tenido con ella.
—Realmente creo que fue mi culpa— su voz profunda y gentil le dio cierto consuelo, ese que Luciana no sabía que necesitaba— como podrás ver, no soy la primera opción de marido para absolutamente nadie y menos para una mujer tan bella como tú Miranda.
Luciano trajo saliva nerviosa, tenía la misma sensación de anticipación que cuando había hecho una travesura de pequeña y estaba a la espera de su reprimenda para estar tranquila.
Luciana poco a poco comenzó a sentirse más tranquila, el tono de voz de Mauricio era conciliador y tranquilo, características que a ella le agradaban, tal vez sí podrían ser un equipo en todo este caos que se había vuelto su vida.
Y de manera egoísta una parte de ella le dijo que ya podría tranquilizarse, que no perdería este matrimonio, no hoy, no por ese error y su padre podría tener las medicinas y todo lo que necesitara.
“Te mantendré con vida padre” Pensó Luciana decidida.
—Mauricio sinceramente, lo lamento. — susurró ella no había palabras que pudieran hacer regresar el tiempo y hacerla llegar al lugar correcto.
—No lo menciones, por favor, todo esto es tan confuso y difícil para ti, como lo es para mí. ¿Te encuentras bien?
— Si — Respondió ella impactada ante la actitud que Mauricio estaba tomando con ella— Te aseguro que voy a hacer mi mejor esfuerzo para que lo nuestro funcione.
—Es cuestión de que me veas Miranda, ésta es mi condición permanente— el apuntó de manera despectiva a sus piernas— un hombre amarrado a una silla, incapaz de hacer muchas cosas por su esposa, soy insuficiente como hombre y esa era una de las razones por las que no quería casarme, pero realmente quiero cuidar de ti.
Luciana se mantuvo en silencio, escuchando esa súplica y desahogo disfrazado de explicación.
— Pero deseo hacerte feliz Miranda, tendrás todo lo que esté en mis manos darte, quiero que seas una mujer que se siente plena, feliz y comprendida a mi lado.
— Podemos complementarnos mutuamente. — Luciana comenzaba a sentirse cómoda con su presencia.
— Te cuidaré — Sonrió tranquilo— serás la mujer más feliz que puedas.
Él concentró su mirada en ella.
— Después llegó Lucía—Continuó Mauricio — tu madre, a hablar con la mía y acordaron este matrimonio, que fuéramos una familia —dijo con deje de sarcasmo— y sencillamente ya estaba cansado de nadar contracorriente.
Una sonrisa triste apareció en los labios de Mauricio.
— Eres hermosa Miranda, solo dame la oportunidad de probar cada una de mis palabras, creo que puedo ganarme el lugar a tu lado en la vida.
En ese momento de manera repentina, una voz fuerte, varonil y con cierto tono de sonrisa contenida se escuchó detrás de Luciana, haciéndola saltar inevitablemente ante la impresión.
— Por lo visto hermanito, hay reunión familiar.
Luciana a pesar de no desear hacerlo, de manera automática se giró para encontrarse con ese hombre.
Ese rostro y ese cuerpo que no se sentía capaz de enfrentar.
Erick Contreras finalmente había despertado y aparecido frente a ella.
Luciana estaba perdida, todas las señales estaban ahí frente a Mauricio y el rostro de Erick al mirarla con total descaro y lascivia eran suficiente para aumentar todas las inseguridades que Mauricio podría tener.—Miranda— pidió Mauricio con tranquilidad pero ella no respondió— Miranda— repitió el un poco más fuerte que la primera vez, provocando que ella se girara entendiendo que le estaban hablando a ella.No estaba acostumbrada a que se dirigieran a ella por el nombre de su hermana menor, pero en este momento supo debía acostumbrarse. —Dime— respondió.—Al final del pasillo, de donde yo llegué, la tercer puerta a la izquierda, es mi habitación, ahí puedes ponerte la ropa que te han preparado.Luciana se sonrojó de nuevo, tenía tantas cosas en la cabeza que había olvidado por completo que ella estaba descalza y con solo una camisa cubriendo su desnudez.De manera inmediata asintió recordando cada una de las indicaciones como si su vida dependiera de ello, no quería volver a equivoc
Luciana salió de la Villa con el cuerpo aun tembloroso, ante su nueva y desconocida vida haciendo un vano intento por ocultar con su cabello la marca en su cuello.Según le había dicho Rosa, tenía que avanzar por un camino que llevaba a una pequeña construcción rodeada de árboles.— Qué bello es todo esto— susurro Luciana impactada ante tanta naturaleza — si otras fueran las circunstancias podría disfrutar de este maravilloso sol y hermosas vistas.Incluso respiró profundo para aprovechar su sensación de libertad que la imagen le provocaba, pero en ese momento pudo ver a un hombre de piel color canela, cabello oscuro, peinado de manera impecable, su rostro era duro y sus ojos oscuros.Luciana no se había tomado el tiempo para ver con luz de día la imponente figura de ese poderoso hombre.— ¿Sería correcto aceptar que es el hombre más atractivo que he conocido? — Se cuestionó insegura. — aunque también es el más peligroso, no puedo olvidar que él es el responsable que Mauricio se encu
Finalmente había perdido de su vista a ese hombre que la alteraba tanto, a pesar de no querer hacer hacerlo.Luciana se acercó a una gran mesa que estaba decorada con unas pequeñas flores haciendo alusión a la vida misma.En el lugar de honor de la mesa se , una mujer imponente elegante y sobre todo, poderosa.— Buenos días —saludó Luciana a los presentes.Aunque su mirada se dirigió específicamente a Victoria, no obtuvo respuesta alguna, al contrario solo una fría actitud de su parte.— Buenos días Miranda —respondió Mauricio tratando de dar seguimiento al inicio de una conversación. — Luces hermosa.Luciana sonrió atenta a su cumplido pero en ese momento, Victoria levantó la vista de su plato y barrió a Luciana de pies a cabeza. El silencio en el lugar era tan incómodo, que Luciana no sabía qué debía hacer después pero comenzó a acomodar cada parte que podía de su vestido haciendo tiempo.— Siéntate a mi lado— la invito Mauricio de manera amable.Luciana se acercó con una sonrisa
En el recibidor Luciana trataba de disimular lo perdida que se sentía en esa villa, tan grande y solitaria para ella.—Miranda —Mauricio la llamó — quiero disculparme en nombre de mi madre, normalmente ella no es así, no sé qué ha sucedido para que te agrediera de tal manera.Luciana se sintió conmovida ante la disculpa tan siquiera de su esposo.—No te preocupes ella —se acercó y se sentó a un lado de él.—Es normal que una madre proteja a su hijo.—Pero debió tratarte mejor, hablaré con ella, necesitamos estar cómodos ambos con esta situación, quiero que estés feliz conmigo.Luciana tomó la mano de Mauricio para tranquilizarlo.— No te preocupes, estaré bien, me alegra saber que te preocupas por mí.Luciana se sentía arropada con la actitud protectora de su esposo. El teléfono volvió a sonar y Mauricio hizo gesto de disculpa, de nuevo tenía que alejarse de ella.— Lo siento, pero el trabajo…—No te preocupes iré a la habitación a refrescarme y después cuando tengas tiempo podemos se
— Sinceramente aún tengo pesadillas con ese día.Luciana no entendía de lo que hablaba Mauricio, pero estaba tan concentrado en sus recuerdos que no quiso interrumpirlo.Mauricio se giró y comprendió el rostro confundido de su esposa.— El día del accidente —aclara él — la primer parte del día, no la recuerdo bien solo son pasajes confusos pero lo que sí recuerdo fue una insistencia continua de nuestro padre para que lo acompañáramos a una reunión y la negativa de ErickMauricio en ese momento comenzó a tallar de manera constante y nerviosa y posa manos de la silla.—Todo el camino fue una discusión constante y extrañamente esa vez mi padre insistió en manejar.Las imágenes llegaban frescas como si todo acabara de suceder solo unos días antes y no varios años atrás.—Erick no quería ir, estaba alterado y nuestro padre decía de manera continua que nos necesitaba con él, en ese momento Erick se negaba, yo apelaba a su comprensión y ninguno estábamos realmente conformes.—Entonces ¿los tr
El día había sido agitado y lleno de imprevistos, Erick odiaba esta clase de días, le recordaba que podría perder el control en cualquier momento.— Señor Contreras— El chofer rara vez iniciaba algún tipo de conversación— creo que hay alguien en la entrada de la villa.Eso llamó la atención de Erick, quien se llenó de rabia al identificar ese cabello rojo fuego iluminado por las luces del auto, ella se encontraba en el suelo.— Detente, por favor— la rabia que sentía era notable.El chofer siguiendo las indicaciones, se detuvo justo frente a la chica que estaba siendo detenida por el guardia de la puerta principal.Erick abrió la puerta de manera firme y salió con su presencia impetuosa e imponente para poner orden.Aunque su ira aumentó cuando escuchó al guardia correr de manera prepotente a Miranda.— ¡¿Qué sucede aquí?!— gritó Erick furioso conteniendo su rabia.En ese momento el guardia de ser impetuoso y seguro, cambió su actitud a una llena de docilidad .— Señor Contreras —dijo
Luciana y Mauricio se encuentran en una boutique de las más exclusivas del país.Mauricio había insistido repetidamente en acompañarla para elegir un vestido juntos y poder presentarse en una cena de negocios.—Realmente —dijo Luciana con voz tímida— no me siento tan cómoda con estar vestida de esta manera.El vestido era como un guante y ella no estaba acostumbrada a la ropa tan entallada.— Miranda, eres hermosa— respondió Mauricio estando detrás de la cortina— déjame verte, por favor.Luciana suspiró ante la voz tan sedosa y conciliadora de Mauricio, daba por hecho que ella iba a lucir bien, aun antes de verla.—Señora —dijo la asistente de ella— su esposo es muy comprensivo y atento, debe amarla mucho.Luciana sonrío apenada de saber que esto era solo un matrimonio arreglado, ¿Qué pensaría la joven mujer si lo supiera?La cortina se abre mostrando a una imponente Luciana con el cabello rojizo recogido en un moño y un vestido tono verde oscuro enmarcando cada curva de su cuerpo.La
— Finalmente llegas. — Victoria estaba esperando a Mauricio y sentía que su paciencia era algo con lo que no contaba, ella estaba golpeaba constantemente sus uñas contra el escritorio de madera haciendo un ruido constante.— Dime madre ¿qué es lo que te molesta ahora? — Mauricio se adentró en la oficina de manera tranquila, a pesar de tener velocidades más altas en la silla eléctrica, su madre no merecía ponerle presión al motor.— No quiero que juegues conmigo, ¿Crees que no lo sé? Yo me entero de todo.— ¿De qué hablas? — Mauricio se puso serio, no creía que nadie más supiera del incidente de la noche de bodas de Miranda y Erick, pero estaba dispuesto a defenderla.— La renovación del contrato de la empresa naviera no se ha renovado y no quiero perder esos fletes, ni la asociación.— Recuerda que a pesar de nuestros intentos no ha funcionado, ellos no explican por qué, pero se niegan a renovarlo.— ¡No me interesa! — Victoria lo interrumpió furiosa— No entiendo qué diferencia hay de