Capítulo 25

Victoria comenzó a temblar y a rogar porque aquél hombre no le hiciera daño, pero estaba amordazada y con los ojos vendados, apenas podía emitir dolorosos gemidos.

—¡A ver mamacita! —Sintió cómo aquél hombre tiró de sus pies para que quedara totalmente acostada sobre el duro y frío piso —tu flojita y cooperando y ya verás que hasta te va a gustar, — en cuanto sintió cómo las ásperas manos desataban la cuerda que le impedía mover los pies, comenzó a dar de patadas hacia donde sentía que estaba el hombre que recorría sus piernas con sus asquerosas manos — ¡Ah con que quieres que sea rudo contigo? ¡Si eso es lo que quieres, eso tendrás!

Un fuerte golpe en el muslo hizo que su pierna se acalambrara del dolor, el hombre le levantó el vestido y de un tirón le arrancó las bragas, deja

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