Llegaron a la hacienda y Victoria dibujó una sonrisa en su rostro, Santiago por su parte, no podía disimular que moría por besarla y tenerla en sus brazos, y ella lo trataba con toda la indiferencia que podía.
—¡Niña Victoria!, perdón, señora Victoria, ¡Qué felicidad que hayan regresado! Ahora si, esta es su casa, como siempre debió ser, esa bruja de la señora Dinora, se va tener que acostumbrar.
—¡Gracias nana! no te preocupes, dime como tu quieras, tú siempre serás mi nana. ¿Todo bien? ¿Alguna novedad?
—No señora, ninguna novedad.
—Mario, ¡Cómo está eso de “Señora”? Yo para ti sigo siendo la misma Victoria de siempre, por favor mañana lleva a Santiago a recorrer la hacienda y a presentarlo con los trabajadores, a partir de hoy, tienen que verlo como el patró
Victoria, entró en su habitación y observaba a la chica del servicio, acomodando la ropa de Santiago en el closet que laguna vez, usara su padre, estaba vacío, no había nada que hubiera pertenecido a él, seguramente, todo, estaba en la habitación de Dinora, se le hacía muy raro que ellos no hubieran utilizado la habitación principal de la casa, seguramente fue la única muestra de respeto que Santiago San Román, había tenido hacia la que fuera su esposa.Qué difícil iba a ser compartir esa habitación con Santiago, al menos, Mario se había encargado de meter el sofá que había pedido, así él no tendría que dormir en el piso, aunque ella, lo iba a extrañar en su cama, no podía dejar de pensar en sus mentiras y en su traición.Escuchó el ruido de un auto y se asomó por la ventana, la camioneta de Santi
Victoria se derrumbó por primera vez delante de Santiago, comenzó a llorar, no podía creer que se había dejado engañar de esa manera y había matado a su propio padre, a pesar de todo el resentimiento que sentía hacia él, ella nunca hubiera hecho algo como eso.Santiago la abrazó y ella sintió consuelo al apoyarse en su torso, ese pecho que la hacía sentir en calma y protegida, Santiago tenía ese don, la hacía sentirse protegida, a pesar de todo, aun cuando ella siguiera pensando que él si era un delincuente.—Tranquila mi amor, no te preocupes, ya verás que el abogado va a impedir que vayas a prisión, no vamos a permitir que esa arpía se salga con la suya.—Gracias por confiar en mí, y perdóname porque yo he pensado siempre lo peor de ti.—Mi amor, perdóname por favor, déjame demostrarte cuant
Santiago guardó las cartas y volvió a la habitación, el ruido de una puerta que se cerraba llamó su atención y recordó que Victoria le había dicho que a Dinora la visitaba su amante por las noches, así que salió rápidamente para ver si lograba ver algo.La silueta de un hombre saliendo de la habitación de la arpía, corría hacia lo cacaotales, decidió seguir a aquél hombre, para ver hacia dónde se dirigía, él todavía no conocía esa parte de la hacienda, así que no sabía que había más allá de los árboles de cacao y los frutales.Lo siguió a cierta distancia, solo había una franja de árboles que separaba la casa grande de las barracas de los empleados, pero no se trataba de los empleaos de la casa, ellos vivían en habitaciones detrás de la cocina, esas barrac
A Alfredo, se le hizo un nudo en la garganta, si por el simple recuerdo de Sonia, él estaba dispuesto a atrapar a Dinora para ayudar a Victoria, ahora que sabía que era su hija, sería capaz hasta de matarla con sus manos para evitar que le hiciera daño.—¡Eso no lo vamos a permitir! —Exclamó Santiago alterado — hemos descubierto algunas cosas, que pueden ser importantes y que seguramente nos pueden ayudar a que la verdad salga a la luz, ¿Ya vieron esta carta de la señora Sonia? En ella dice que don Santiago usaba los transportes de la hacienda para traficar drogas y que creía que Dinora era su cómplice, además de su amante, anoche yo vi salir un hombre de su habitación y lo seguí, se trata nada menos que de Daniel contreras, un jefe de cuadrilla de la hacienda, Mario dice que es primo de Dinora y que era el consentido de don Santiago, incluso lo apodan “El intocab
Victoria tenía un nudo en la garganta, cada que decidía confiar en Santiago, algo pasaba y las dudas volvían, pero esta vez no había duda, Santiago era un delincuente, y por lo visto, estaba involucrado con alguien muy peligroso y poderoso.—Victoria, mi amor yo… - intentó explicar, pero ella no se lo permitió.—No digas nada Santiago, no hay nada que puedas decir que cambie la opinión que tengo de ti en este momento, lo escuché todo, ya hablaremos después, por ahora ¿Ya pensaste que ese hombre ya debe haber puesto a Dinora sobre aviso?—No lo creo, ese hombre salió huyendo por miedo, estoy seguro de que no dirá nada, si sabe lo que le conviene y te aseguro que, si dice algo, en ese momento Dinora sale huyendo igual que él.Mario se alejó para dejarlos hablar, no le gustaba nada de lo que estaba pasando, pero si Victoria lo habí
Cuando llegaron a la delegación, Alfredo y el abogado ya estaban allí esperándolos.—Tranquila hija, el abogado ya entró a informarse de la situación, parece ser que te citaron arbitrariamente, porque no hay ninguna denuncia formal en tu contra.Victoria se abrazó a su padre, que bien se sentía, sentirse protegida y cuidada, a pesar de las circunstancias, y miraba el rostro de Santiago, y le dolía el pecho, él no podía estar fingiendo, esa preocupación en su rostro era real, pero eso no cambiaba la situación entre ellos.Se sentaron en una sala de espera, mientras el abogado hablaba con el ministerio público, pasaron alrededor de treinta minutos y salió a llamarla para que entrara a rendir su declaración.—¡Vamos Victoria!, no va a ser un interrogatorio, logré que tomaran tu declaración como voluntaria, así que, s
Era casi media noche cuando Santiago regresó a la hacienda, no quería encontrar a Victoria despierta, definitivamente, no soportaba la idea de dormir en la misma habitación y que ella no le dirigiera la palabra, o que lo hiciera de esa manera que ella tenía de ser, altanera y arrogante.Le extrañó ver que había luces encendidas, revisó su móvil y se dio cuenta de que sin querer lo había puesto en silencio y tenía más de veinte llamadas perdidas de ella, tal vez había pasado algo importante.Cuando entró en la sala, se sorprendió al ver al Victoria con una botella de tequila en la mano y una copa en la otra.—¡Ah, señor Santiago! Se ha dignado usted en aparecer, tengo horas llamándote, ¿Ya te enteraste? Dinora huyó, se fue de la casa y se llevó todas sus cosas, seguramente se enteró que la descubrimos.
Alfredo abrazó a Victoria tratando de contener su llanto, qué doloroso era verla así, se sentía culpable por haber puesto a Santiago en su vida, y por no poder hacer nada, para aliviar el sufrimiento de su hija.Salieron de la casa y regresaron a la hacienda, pero cuando estaban llegando, recibieron una llamada del abogado, para informarles, que la policía había arrestado al doctor Palacios, justamente cuando intentaba huir del pueblo.Era increíble la historia de ese hombre con Dinora, eran cómplices y amantes desde hacía muchos años, definitivamente Dinora, no era capaz de conformarse con un solo hombre.«En su declaración, el doctor, confesó que había conocido a Nora Blancas alias “Dinora Blanco” cuando ella recién había cumplido diecisiete años, la conoció por casualidad en un antro de mala muerte en Puerto Vallarta, Jalisc