Capítulo 38

Era casi media noche cuando Santiago regresó a la hacienda, no quería encontrar a Victoria despierta, definitivamente, no soportaba la idea de dormir en la misma habitación y que ella no le dirigiera la palabra, o que lo hiciera de esa manera que ella tenía de ser, altanera y arrogante.

Le extrañó ver que había luces encendidas, revisó su móvil y se dio cuenta de que sin querer lo había puesto en silencio y tenía más de veinte llamadas perdidas de ella, tal vez había pasado algo importante.

Cuando entró en la sala, se sorprendió al ver al Victoria con una botella de tequila en la mano y una copa en la otra.

—¡Ah, señor Santiago! Se ha dignado usted en aparecer, tengo horas llamándote, ¿Ya te enteraste? Dinora huyó, se fue de la casa y se llevó todas sus cosas, seguramente se enteró que la descubrimos.

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