Bajaron al comedor, y la tía Amelia y Eva ya los estaban esperando, por supuesto, habían pedido que se prepara la comida favorita de Santiago, eran tan pocas las veces que las visitaba, que adoraban consentirlo.
Les preguntaron cómo se habían conocido y ellos les repitieron la misma historia, que le contaron a Dinora, la cual a ellas les pareció de lo más romántico.
—¿Pero por qué la prisa de casarse? Prácticamente se acaban de conocer.
—Tía, ¿Crees que le voy a dar tiempo de que se arrepienta? Sólo mírala, es hermosa, dulce, tierna, tiene esos hermosos ojos color aceituna, que hacen que me vuelva loco cuando me miran y esa boquita que cuando dice mi nombre, hace que pierda la voluntad y me convierta en su esclavo.
Victoria se quedó callada, y miró a Santiago, qué bonito había hablado de ella, si no supiera que solo est
Victoria despertó y sintió un gran peso sobre su cuerpo, abrió los ojos y Santiago estaba cómodamente con la cabeza sobre su pecho y con una de sus manos rodeándola por la cintura, aspiró el aroma de su cabello, en intentó moverse, pero no podía hacerlo sin despertarlo —Santiago despierta—murmuró despacito, pero él seguía profundamente dormido.En un ligero movimiento, Santiago rozó uno de sus senos con la nariz, haciendo que su pezón respondiera al roce, comenzó a sentir su propia respiración un poco agitada cuando él, movió el brazo que le rodeaba la cintura y su codo pasó sobre su monte de venus.—¡Santiago despierta! — Gritó logrando que se despertara.—Déjame dormir otro ratito, no seas malita — dijo acurrucándose más sobre su pecho y abrazándola con fuerza.
Ninguno de los dos pudo dormir esa noche, Victoria, pensando en porqué había preferido dormir en el piso, que a su lado, quizá recordando lo bien que había estado con su amiga.Él, por su parte, tratando de no pensar más en ella, negándose con todas sus fuerzas, la posibilidad de estar enamorándose, de su prometida por contrato.Cuando Victoria abrió los ojos, Santiago ya se estaba duchando, así que rápidamente se puso de pie y recogió la sábana y la almohada del piso, para evitar que alguien se diera cuenta, de que no habían dormido juntos.Esta vez, cuando Santiago salió del baño, estaba completamente vestido, tenía puesto un traje gris, con camisa y corbata, ella cada día lo veía más guapo, cada nuevo look, le sentaba mejor que el anterior.—Tengo un desayuno de negocios, y luego debo visitar un cliente, nos
Victoria, abordo el taxi y se dispuso a disfrutar de la vista de la ciudad, fue hasta que revisó el móvil, para ver cuánto faltaba para llegar al restaurante, que se dio cuenta de que el conductor, dio vuelta en una calle, desviándose de la ruta que indicaba el GPS.—¿Porque cambia la ruta?—No se preocupe señorita, iremos por un atajo llegaremos más rápido.Volvió a ver el móvil y la distancia se alargaba cada vez más — ¡Deténgase por favor déjeme bajar!Después de unos minutos, el conductor dio vuelta en un callejón y se detuvo, para que dos hombres subieran al taxi, uno de cada lado, Victoria comenzó a gritar, pero uno de los hombres, le puso un pañuelo sobre la nariz y boca y no supo más de ella […]Pasaban las horas y Santiago estaba desesperado sin tener noticias de Victoria, a cada insta
Victoria comenzó a temblar y a rogar porque aquél hombre no le hiciera daño, pero estaba amordazada y con los ojos vendados, apenas podía emitir dolorosos gemidos.—¡A ver mamacita! —Sintió cómo aquél hombre tiró de sus pies para que quedara totalmente acostada sobre el duro y frío piso —tu flojita y cooperando y ya verás que hasta te va a gustar, — en cuanto sintió cómo las ásperas manos desataban la cuerda que le impedía mover los pies, comenzó a dar de patadas hacia donde sentía que estaba el hombre que recorría sus piernas con sus asquerosas manos — ¡Ah con que quieres que sea rudo contigo? ¡Si eso es lo que quieres, eso tendrás!Un fuerte golpe en el muslo hizo que su pierna se acalambrara del dolor, el hombre le levantó el vestido y de un tirón le arrancó las bragas, deja
Durante todo el vuelo hacia Villa Hermosa, Victoria solo pensó en las palabras de Santiago, parecía estar viviendo en un sueño, no podía creer que la amaba tanto como ella a él, pensó que lo primero que haría al llegar a Comalcalco, sería visitar a Alfredo, quería romper ese contrato, ésta sería una boda por amor, solo por amor.En cuanto el avión aterrizó, lo llamó para avisarle que iba hacia su oficina, Pedro, había enviado un chofer de la fábrica para recogerla en el aeropuerto así que, en menos de tres horas, ya estaba en el pueblo, le pidió al chofer que la llevara a la notaría y que la esperara para llevarla a la hacienda.Entró en la notaria, y como siempre, la recepcionista frunció los labios al verla, no lograba entender por qué esa mujer no la toleraba, pero al menos ya había entendido que ella, era i
Victoria estaba muy preocupada, el tiempo pasaba y Santiago no le contestaba el móvil y ya comenzaba a pensar que efectivamente su madrastra tenía razón, no iba a llegar, pero ella no creía que lo hubiera hecho a propósito, estaba segura que algo le había pasado, incluso, llegó a pensar que Dinora lo había enviado a matar nuevamente y por eso, ella estaba tan segura, de que no llegaría.La boda estaba programada para las cuatro de la tarde, eran casi cuatro treinta y los invitados, comenzaban a murmurar, el juez del registro civil, estaba desesperado, tenía un compromiso para otra boda en pueblo y no quería seguir esperando, Victoria se quitó el velo y salió hablar con los invitados.—¡Señoras y señores! les agradezco mucho su presencia, pero al parecer no habrá boda, lamentablemente el novio no puedo llegar a tiempo, estoy segura, de que algo muy
Se amaron durante toda la noche, hasta que el cansancio los venció y se quedaron dormidos, desnudos abrazados, como dormirían de ese día en adelante, disfrutando de su amor plenamente.Victoria, abrió los ojos cuando el sol comenzó a entrar por la ventana, miró a Santiago, que dormía plácidamente, era muy feliz, nunca imagino que, al poner su anuncio para comprar un marido, iba a encontrar el verdadero amor.—Despierta dormilón, nos va a dejar el avión.—¡Buenos días mi preciosa! ¿Sabes amor? Soy el hombre más feliz del mundo, nunca imaginé siquiera, que podía ser tan feliz y tan afortunado por haber encontrado una mujer como tú.—¿Lo dices porque era virgen?—No, mi amor, no te niego, que me hizo muy feliz ser el primer hombre en tu vida, y por supuesto pretendo ser el único, pero tú sab
Regresaron a México, muy a su pesar, querían seguir viviendo la magia de la luna de miel, pero no la podían prolongar para siempre, no en este momento; antes de regresar a la hacienda, fueron a visitar a la tía Amelia, que debía sentirse muy sola en esa casa tan grande, ahora que Eva se había ido a estudiar a Canadá y estaría fuera por dos años, Victoria por supuesto, le compro algunos obsequios y también a Eva, para dárselos cuando volviera, en vacaciones.—¡Señor Santiago! ¡Señora Victoria! ¡Bienvenidos! Es un placer recibirlos en esta casa, felicitaciones por su boda.—Muchas gracias Polo, tu siempre tan amable. ¿Y mi tía?—Se encuentra en el invernadero señor, ahora que no está la señorita Eva, pasa más tiempo allí, hablando con sus flores.—Me imagino que debe sentirse mu