Capítulo 82
Sin embargo, Manuel cedió por simpatía: ―Solo tienes cinco minutos.

―Gracias ―respondió Ana antes de que la puerta de la sala de interrogatorios se abriera y cerrara.

Al ver a Ana, los ojos sin vida de Marisol finalmente mostraron un destello de emoción. Ana se sentó frente a ella y fue directa: ―Lorena aún no ha despertado.

Marisol movió los labios sin emitir sonido alguno.

―El tiempo es limitado, así que seré breve ―continuó Ana―. Primero, ¿tu esposo es Nicanor Sarmiento?

―...Sí ―respondió Marisol con voz ronca y quebrada.

―Segundo, ¿es cierto que no están legalmente casados?

―Dijo que nos casaríamos cuando se retirara del espectáculo, su carrera está en ascenso... ―Ana no pudo soportar escuchar más de ese discurso manipulado.

―Tercero, ¿amas a Lorena?

―Sí.

―No, no la amas ―contradijo Ana con firmeza, su mirada afilada y fría, sin ablandarse ante el estado deplorable de Marisol―. Lorena es solo tu herramienta para mantener atado a Nicanor, tu excusa para mantener contacto con él.

Mar
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