Capítulo 89
—Sé que ustedes los jóvenes están enfocados en sus carreras, pero ya estoy viejo y no puedo controlar todo —le dijo a Fabiola con pesadumbre.

Mateo, en general, era más obediente que Paula y al menos no se había descarriado. Si se hubiera convertido en un hijo mimado que solo pensara en diversiones, Carlos probablemente lo habría echado de la casa sin dudarlo. En cuanto a Paula, siendo mujer, él como abuelo había hecho todo lo posible, pero era imposible controlar su etapa rebelde. Carlos esperaba, por interés personal, que Fabiola pudiera poner temporalmente su carrera en segundo plano y acompañar a su hija mientras aún había tiempo de enderezar su camino.

Después de la cena, Fabiola llamó a Ana en privado a su estudio. Sacó del cajón una pequeña caja del tamaño de su palma y se la entregó. —Discúlpame Ana, apenas ahora puedo darte tu regalo de cumpleaños veinticinco.

El primer instinto de Ana fue rechazarlo, pero Fabiola insistió con firmeza. —Sé las canalladas que hizo Mateo. Hicist
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